El juicio por el homicidio de Marina Menegazzo (21) y María José Coni (22) llegó a su final. Los jueces Franco Jaramillo, Daniel Rodríguez y Kleber Franco condenaron a Alberto Segundo Mina Ponce (34) a 40 años de prisión por el doble asesinato de Montañita, Ecuador. El alegato tuvo su sustento en las pruebas incriminadoras que encontraron en su domicilio y los diversos testimonios de sus vecinos.
Mina ponce, antes de declarar por última vez en el juicio. Crédito: Sebastián Salas.
El vigilador comunal tuvo sólo 120 minutos para "limpiar la escena del crimen". El domingo 28 de febrero a las nueve de la mañana, sólo dos horas después de que la Policía ecuatoriana encontrara el cuerpo de Marina en el mismo matorral en el que había sido hallado tres días antes el de José Coni, las autoridades realizaron el primer allanamiento en la casa de Mina Ponce.
María José y Marina fueron asesinadas en febrero, durante su estadía en Ecuador.
Alertados por la posible conexión entre el vigilador comunal y el doble crimen que por esas horas sorprendía a los lugareños, la Policía se dirigió de inmediato a la precaria construcción prefabricada de color amarillo que el hoy condenado alquilaba desde hacía un año y medio.
Mina Ponce y Rodríguez abandonando la sala en la que se lleva adelante el juicio. Crédito: Sebastián Salas.
La escena del crimen había sido lavada, pero por manos de un novato: sobraba la evidencia visual para asegurar que había sido dentro de esas cuatro paredes el lugar donde las turistas mendocinas perdieron la vida.
La escena del crimen se encuentra a 2.5 kilómetros del centro de Montañita.
El barrio, conocido por los habitantes de la zona como “el de las casitas de colores”, se encuentra en las afueras del “paraíso surfero”, a 2.5 kilómetros del centro de la ciudad.
EXCLUSIVO: Las bolsas con las que se envolvieron los cuerpos fueron encontradas en la casa de Mina Ponce.
Se trata de construcciones que Ministerio de Desarrollo Urbano y Vivienda financió en el marco de un plan de viviendas para gente con bajos recursos, pero que se convirtió en un negocio lucrativo: muchos se las alquilan a los turistas que buscan un poco más de intimidad, pero proximidad al destino turístico. ¿El precio? Entre 30 y 50 dólares diarios.
“Lo primero que nos llamó la atención fue la altura de la maleza”, describió uno de los tres efectivos que llegaron primero al lugar y comenzaron a inspeccionar el jardín de la entrada de la casa. Al ingresar, los efectivos notaron ciertas manchas oscuras en las paredes que, horas después, se convertirían en la primera prueba incriminatoria: las pruebas de luminol confirmaron la presencia de sangre en los pisos de cemento alisado y en las paredes.
EXCLUSIVO: El pasaporte de María José encontrado en la escena del crimen.
El primer ambiente, una sala de 2.85 metros de ancho por 5.81 de largo, se encontraba casi desprovisto de muebles. Sobre una mesa de madera color café, cubierta por un mantel de plástico floreado, diversos utensilios de cocina, algunos ensangrentados, llamaron la atención de los efectivos.
EXCLUSIVO: La ropa de las chicas fueron encontradas en el jardín.
Para ese momento, la casa ya se había convertido para los investigadores en la escena del crimen. Abrieron las cortinas rojas de la ventana derecha para poder tener más luz.
Los objetos encontrados en la cocina
Un machete con empuñadura plástica, de color negro y 45 centímetros de largo, marca “Bellota”. Presentaba marcas de óxido.
Una bolsa que escondía un par de guantes de goma de color amarillo. Había restos de sangre.
Bolsas de basura color negro y de arpillera, las mismas que se utilizaron para embalar los cuerpos de las mendocinas.
EXCLUSIVO. El diario de viaje de las chicas fue encontrado en la escena del crimen.
La evidencia de los dormitorios
Las manchas de sangre se detectaron en todos los ambientes: en especial en los dos dormitorios de la vivienda. El principal, en el que según su primera declaración Mina Ponce asesinó a María José, se registraron marcas de sangre en todas las paredes: la proyección del salpicado era de arriba hacia abajo.
EXCLUSIVO. La cocina en la que encontraron los cuchillos ensangrentados.
Los muebles también lo incriminaron. Los peritos registraron manchas de sangre en el colchón y la cama, ubicada una cómoda de madera, sobre la cual había conectada una televisión Samsung y un reproductor de DVD.
Una camisa color crema de diseño cuadricular con impregnación de sangre a la altura del cuello.
Más de veinte DVD's con películas pornográficas.
Un paquete sellado de bolsas de basura marca “La propia” y otro abierto.
El chip de la compañía Claro de uno de los celulares de las chicas, un Samsung negro que sólo cinco días antes Mina Ponce había vendido por USD25 dólares.
Palos de madera ensangrentados.
Dos fundas de almohadas, ambas ensangrentadas.
Un cuchillo metálico de 19 cm de largo escondido dentro de una bolsa.
Ocho bombachas, un corpiño deportivo.
Un colchón con diseño color azul cubierto por una sábana verde con diseños floreados. Ambos con manchas de sangre.
En el otro dormitorio, las autoridades también encontraron pruebas que definieron horas más tarde la detención de Mina Ponce: una cama de madera ensangrentada y las bolsas de residuos y cinta adhesiva con la que se embalaron los cuerpos. También había manchas de sangre en todas las paredes.
EXCLUSIVO. El celular de una de las chicas, entre la maleza.
Los objetos que encontraron en el jardín
Las dos mochilas de las chicas.
Un celular blanco marca iPhone, pertenencia de las víctimas.
Una botella de Coca Cola, de la cual se extrajo un “líquido turbio” para analizarlo.
El estuche de la cámara filmadora de las chicas, la misma que también había vendido el miércoles por la tarde en el centro de la ciudad.
El pasaporte de María José (el de Marina nunca lo encontraron) y la tarjeta andina de migración con la que ingresó a Ecuador.
Las guías, mapas y libros turísticos con los que viajaban las chicas.
El diario de viaje de una de las chicas marca “Yapeyú”.
Manuscritos y cartitas de María José y Marina.
Un vestido, los lentes Prada de Marina, gomitas de pelo y bolsos con maquillaje.
Un cuchillo marca “Tramontina” ensangrentado de 19 centímetros de largo.
Zapatillas y zapatos de las chicas.
Dos botellas de cerveza marca “Pilsener”.
El triciclo ensangrentado con el que Mina Ponce reconoció, luego, que trasladó los cuerpos desde su casa hasta el matorral en el que fueron encontrados.
En total, la Policía tomó ese día 132 muestras de origen biológico que tras ser analizadas fueron incorporadas al expediente. Horas más tarde, Mina Ponce fue detenido y reconoció en su primera declaración haber sido el autor del doble crimen junto a su amigo, Eduardo “el Rojo” Rodríguez.