04 Mayo de 2017 17:38
El Instituto Próvolo de Mendoza, creado para la enseñanza y cuidado de niños hipoacúsicos, terminó convirtiéndose en su infierno de la mano de una serie de abusos sexuales cometidos entre sus muros.
La monja Kosaka Kumiko fue indagada por su supuesta participación en abusos sexuales.
Por los hechos, están acusados los sacerdotes Horacio Corbacho y Nicolás Corradi -quien cometió hechos similares en Italia-, el ex monaguillo Jorge Bordón, el ex empleado del instituto José Luis Ojeda y el jardinero Armando Gómez. Y una única mujer: la monja japonesa Kosaka Kumiko.
Luego de que una orden de detención pesara sobre ella desde fines de marzo, la religiosa se entregó a las autoridades porteñas el martes y hoy llegó a Mendoza, donde fue indagada esta mañana. "Soy inocente. No sabía de los abusos", dijo frente a la Justicia. "Soy una persona buena que he entregado mi vida a Dios".
Sin embargo, sus palabras no convencieron: el pedido de prisión domiciliaria de su defensa fue rechazado y Kumiko será alojada en una cárcel de mujeres.
Kumiko es acusada de encubrir y facilitar la violación de una nena de cinco años.
La acusación que pesa sobre ella es aberrante. Una joven, hoy de 17 años, declaró que fue violada en el Instituto Próvolo cuando tenía 5 y que Kumiko encubrió el hecho, la obligó a usar pañales para detener la hemorragia causada por el abuso, y la hizo tomar clases parada ya que no podía sentarse a causa de los dolores.
La monja también está acusada de golpear a los alumnos y de "marcar" a los niños más sumisos para que luego fueran abusados por sus superiores.
En Salta
El de Kumiko no es el único caso de abuso sexual en Argentina en el cual está implicada una monja. En diciembre del año pasado, la Justicia salteña detuvo a Alicia Pacheco por una serie de hechos ocurridos en el Instituto Religioso Discípulos de Jesús de San Juan Bautista.
Alicia Pacheco fue imputada por "abuso sexual gravemente ultrajante".
Conocida como "hermana Micaela", la religiosa fue imputada por "abuso sexual gravemente ultrajante" luego de una denuncia de Gracia Ramia. Por hechos similares cometidos en el mismo instituto, también está preso el sacerdote Agustín Rosa.
"Un día me pidió que la acompañara a buscar los instrumentos, cerró la puerta e intentó besarme", contó Ramia, quien en aquel entonces tenía 13 años. "Me dijo que desde el día que me había conocido se había enamorado de mí", agregó detallando que desde ese momento fue víctima de constante acoso sexual de parte de la monja.
Infierno en el convento
En su libro Raza de Víboras, Sandra Migliore se animó a revelar los abusos de los cuales fue víctima mientras era novicia en el convento de las Hermanas Educacionistas Franciscanas de Cristo Rey en San Lorenzo (Santa Fe).
El libro en el cual Migliore cuenta su calvario.
Migliore ingresó a la orden de las monjas franciscanas en 1983 cuando tenía 16 años y fue sometida a ataques sexuales reiterados por parte de Viviana Fleitas, la religiosa a cargo del noviciado. Nunca pudo denunciarla judicialmente, ya que los hechos prescribieron.
De acuerdo a la descripción de la víctima, la maestra de novicias era una mujer "perversa, que acosaba y abusaba", de la cual sólo pudo librarse cuando amenazó con denunciarla luego de que la acorralara en un sótano.
Migliore también relato que su caso no fue el único ocurrido en el convento y que los abusos no se limitaban a lo sexual, sino que las novicias también eran torturadas físicamente y obligadas a autoflagelarse con cilicios.