12 Diciembre de 2016 19:47
La muerte de Pablo Marzuolo, que supuestamente primero intentó matarse tirándose de un undécimo piso y tiempo después se ahorcó, no hace más que confirmar un viejo axioma de la criminología: nadie sabe más que los muertos. ¿Pero que sabe Marzuolo?
Los cadáveres hablan, es otro principio de la investigación forense. El de Cuarterolo, al parecer, fue enmudecido por las mafias.
Pérez Corradi conocía a Marzuolo. ¿Tuvo algo que ver en esa muerte?
El secreto
En las útimas horas, BigBang tuvo acceso a una información que hace crecer otra hipótesis: Marzuolo visitó durante un tiempo a Ibar Esteban Pérez Corradi, que estaba prófugo y vivía de manera clandestina en Ciudad del Este. Corradi, señalado como el autor intelectual del triple Crimen de Sebastián Forza, Diego Ferrón y Leopoldo Bina, habría tenido un vínculo importante con Marzuolo, ¿pero tendría motivos para mandarlo a matar? Esto dice uno de los investigadores: “Un informe reservado de la SIDE indica que Marzuolo visitaba a Corradi. Una hipótesis es que Corradi buscó eliminarlo porque era Marzuolo era el único que podía delatar su escondite. ¿Por qué lo hubiese traicionado? Sencillo: estaba acorralado y no quería ir preso, a cambio de su libertad pudo haber aportado esa información valiosa para llegar a Corradi. Una hipótesis es que drogaron a Marzuelo para generar su muerte”.
"A cambio de su libertad pudo haber aportado esa información valiosa para llegar a Corradi
"Todo esto es un disparate", dijo Carlos Broitman, uno de los abogados de Corradi.
La fiesta en la que se vendía droga sintética.
Marzuolo tenía 40 años y era licenciado en nutrición. El 26 de diciembre de 2015 se tiró de un piso once de un hotel de la avendia Bernardo de Irigoyen 432, en Montserrat, y sobrevivió pese a las graves lesiones. Sobre sus espaldas caía un pedido de captura del juez federal de Morón Juan Pablo Salas por el operativo Quinta Fest, el caso que investigaba a una banda que vendría éxtasis en fiestas electrónicas organizadas por Javier Florio Lenatowicz en quintas de zona norte y oeste. Lo habían buscado en su casa de La Plata y en un laboratorio de Berisso.
“No sé qué pasó, desperté con los brazos enyesados y con mucho dolor”, dijo Marzuolo cuando su vida ya no corría peligro. Eso llevó a pensar a algunos pesquisas en la posibilidad de que no haya sido un intento de suicidio, sino en un crimen mafioso. “Pudieron haberlo drogado con una sustancia alucinatoria que lo llevó a tirarse por el balcón”, dijo una fuente policial.
Marzuolo había sido acusado de ser el “químico” de la banda que vendría éxtasis en las fiestas electrónicas.
“No descartamos que haya pensado en delatar a
Corradi
, que por entonces era el prófugo más buscado y cuyo nombre había vuelto a salir a la luz por las fugas de los
Lanatta
y
Schillaci
. Y para quien que está acusado de mandar a matar a tres personas, hacerlo con una más no significa nada”, dijo el sabueso.
La historia de Marzuolo no termina aquí. El miércoles 30 de noviembre, apareció ahorcado en su casa de La Plata, donde cumplía arresto domiciliario.
Corradi, al momento de ser detenido tras sus años clandestinos en Paraguay.
Las hipótesis
En uno de los allanamientos en su casa habían hallado suplementos nutricionales y precursores químicos. La pista Corradi no es la única: otra línea investigativa apunta a que Marzuolo tenía información sensible de la banda narco para la que supuestamente trabajaba. En ese sentido, llama la atención que él mismo le comentara a un amigo que lo visitó mientras se recuperaba de la caída del balcón, que le habían robado unos 5 kilos de materia prima. “O fue la policía o la banda. Alguien quiere seguir en el negocio y dejarme afuera”, habría dicho.
¿La droga sintética se adulteró y se vendió en la fatídica Time Warp?
¿Y si esa producción fue adulterada? ¿Y si esa remesa de droga sintética mal cocinadas fue la que se vendió en la Time Warp, donde murieron cinco jóvenes?
Con su muerte, Pablo Marzuolo se lleva muchos enigmas hasta ahora indescifrables. Como dice otra regla básica de la ciencia forense: los cadáveres hablan. Está claro que alguien quiso que el de Marzuolo quedara mudo para siempre.