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La terrible declaración del jefe de seguridad de Le Brique: “Se turnaban para patearlo”

Alejandro Muñoz lloró en el tribunal. Luego se abrazó con los padres de Fernando Báez Sosa.

04 Enero de 2023 18:32
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La tercera jornada del juicio por el crimen de Fernando Báez Sosa, que tiene como acusados a Máximo Thomsen (23), Enzo Comelli (22), Matías Benicelli (23), Blas Cinalli (21), Ayrton Viollaz (23), y Luciano (21), Ciro (22) y Lucas Pertossi (23), fue fundamental para dejar otra vez en evidencia el plan criminal perpetrado por la banda de rugbiers de Zárate llevado a cabo en el verano de 2020 en Villa Gesell.

 

Hoy declararon no solo Pablo Ventura, el joven incriminado sin pruebas por los rugbiers, y su padres José María Ventura, sino también parte del personal de seguridad de Le Brique, quienes sacaron a los rugbiers y a Fernando tras un encontronazo en el interior del boliche. Después, todos ellos vieron cómo fue el ataque contra el joven. También declaró un policía que le hizo primeros auxilios a la víctima minutos después del cobarde ataque en patota.

 

En la testimonial del policía Máximo Rosso Suárez, que le hizo Reanimación Cardio Pulmonar (RCP) a Fernando, contó cómo vio al joven apenas llegó a la escena del crimen: “Encontré al chico tendido. Le faltaba la remera y las zapatillas, le habían puesto una campera, algo para taparlo”. Y agregó: “Veo que no se movía. Procedo a tomarle el pulso: no tenía. Me arrodillo, comienzo a hacerle maniobras de RCP, pido apoyo y una ambulancia”.

 

Minutos después, un móvil de Bomberos y la ambulancia llegaron al lugar y asistieron a Fernando. Y contó sobre las heridas que le vio: "Tenía sangre sobre la nariz y el torso desnudo. Le faltaban las zapatillas. Tenía un jean y nada más". Y siguió: "Enseguida pregunto qué había pasado y me dijeron que hubo una pelea; y les pido si podían informarme quiénes lo habían golpeado. Comuniqué a mi comisión los detalles que me brindaron: 'Tres personas, uno camisa negra, otro rastas, camisa blanca rasgada'”.

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El otro testimonio fue de un patovica de Le Brique llamado Cristian Ignacio Gómez. Su declaración fue por Zoom y con sus palabras complicó de lleno a Matías Benicelli y a Máximo Thomsen. “El altercado adentro del boliche empezó se armó pogo durante el show de Nea Pistea. En un momento veo que uno de mis compañeros deja su lugar para separar a un grupo y se baja de la tarima para separar. Entiendo que estaba separando a Thomsen de Fernando Báez Sosa”.

 

Entonces recordó: “Cuando llegué al lugar de conflicto, reduje a Matías Benicelli que agredía a todo aquel que identificara como rival o de otro grupo. Yo lo saqué de Le Brique. Entonces escucho a alguien que me dice: 'A él no lo sacás'. Era Thomsen, que me miraba con cara de loco. Puede ser el alcohol que tomaron dentro. Lo que si entiendo es que estaba totalmente sacado”.

 

Por su parte, el otro patovica, llamado Fabián Máximo Ávila dijo que vio desde el piso superior la pelea entre los rugbiers y Fernando. “Paso en medio de la gente y lo veo a Fernando y a uno de los chicos que se estaban peleando. Agarro a uno de los rugbiers de pantalón corto, y Fernando le pega una piña en el estómago”. Y siguió: “Intento separarlos. Nos caemos los dos (él y Máximo Thomsen) y ahí me levantó yo y decido agarrar a Fernando. Ahí lo saqué del boliche”.

 

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En tanto, el jefe de seguridad de Le Brique, Alejandro Muñoz, alias Chiqui, dijo que necesitó ayuda para sacar a Máximo Thomsen del boliche. Hay que tener en claro que Muñoz mide 2.03 metros y pesa 120 kilos, e igualmente necesitó de la colaboración de un compañero porque el rugbier se zafaba y lo quería golpear. Eso deja en evidencia la fuerza y agresividad del último rugbier que le pateó la cabeza a Fernando.

 

Sobre el ataque, Muñoz no aguantó y se puso a llorar durante su declaración. En medio del llanto, dijo: “Nunca vi nada igual. Era saña”. Y explicó: “Hace 20 años que trabajo de esto y nunca vi nada igual, todo patadas. Por lo que vi esa noche estuve cuatro días sin dormir”.

 

Y siguió: “Afuera eran ocho o nueve los agresores. Todos corrían y le pegaron patadas a Fernando. Hasta que uno dijo que se iban porque estaba por llegar la Policía”. Por último dijo: “Cuando mis compañeros me llamaron a la puerta vi cómo se turnaban para pegarle. Sobre todo patadas. Cuando le dieron la primera, Fernando no se levantó más”. Tras su declaración, el jefe de seguridad se abrazó con la madre de Fernando durante varios minutos.