Condena y justicia
20 Marzo de 2025 09:50
En una sala colmada de tensión y emociones contenidas, el Tribunal de Córdoba dictó la pena máxima para Néstor Soto, el joven acusado de asesinar brutalmente a su mejor amiga, Catalina Gutiérrez. La sentencia a prisión perpetua fue recibida con una ovación cargada de alivio y dolor por parte de familiares y amigos de la víctima. El estruendo de los aplausos contrastó con el silencio helado del acusado, quien luego de su escalofriante relato de los hechos fue retirado del recinto sin emitir una sola palabra, con las esposas apretadas en sus muñecas y la mirada clavada en el suelo. Afuera, los gritos desgarradores de "justicia" y "vamos" resonaron como un eco de la lucha que la familia de Catalina sostuvo desde aquel fatídico 17 de julio de 2024.
La noche de la tragedia, Catalina y Soto habían planeado encontrarse antes de una reunión con amigos. Sin embargo, lo que debía ser una salida más entre dos jóvenes terminó en una escena de horror. En su departamento, Soto desencadenó un acto de violencia extrema: estranguló a Catalina con la maniobra del "mataleón" -según sus exactas palabras.- hasta arrebatarle la vida.
Luego, en un intento desesperado por borrar su crimen, cargó el cuerpo de su amiga en su auto, condujo hasta un descampado y trató de incendiarlo. Las cámaras de seguridad y las inconsistencias en su relato fueron claves para desenmascarar su culpabilidad. Pero lo más perturbador llegó después: tras cometer el asesinato, Soto se mostró como un amigo angustiado, abrazando a la familia de Catalina y fingiendo preocupación.
Su frialdad y cinismo quedaron expuestos ante el tribunal. Durante el proceso, Soto intentó desligarse de la figura de femicidio. "Yo soy un homicida, pero no un femicida", declaró, buscando desesperadamente reducir su condena. Pero las pruebas eran irrefutables. El fiscal Marcelo Sicardi fue tajante durante su alegato: "Esto fue un crimen de violencia de género. Soto es un lobo con piel de cordero".
Las palabras más desgarradoras llegaron de la madre de Catalina, Eleonora Vollenweider, quien miró a los ojos a su asesino y le dijo con el alma rota: "Mi hija está en un cajón por culpa tuya". Pero Soto jamás levantó la cabeza. La vergüenza, el miedo o simplemente su propia cobardía lo mantuvieron en silencio. Tras la sentencia, las redes sociales se inundaron de homenajes para Catalina. Su hermana, Lucía Gutiérrez, compartió una foto con ella y un mensaje cargado de amor y rabia: "Se hizo justicia, angelito mío. Podés estar en paz".
Pero también tuvo palabras para el asesino: "A vos, basura, te deseo lo peor de la vida. Que te pudras ahí adentro, que sufras cada día el triple de lo que nosotros sufrimos". El dolor sigue latente, pero la justicia habló. Néstor Soto pasará el resto de su vida tras las rejas, mientras la memoria de Cata vivirá en el corazón de quienes la amaron. En cada aplauso de esa sala de audiencias, en cada lágrima derramada, quedó claro: su nombre jamás será olvidado.
