Se sumaron dos nuevos testimonios que describen a Fernando Farré como un hombre violento y que acostumbraba a maltratar a su esposa, Claudia Schaefer, a quién asesinó el pasado 21 de agosto en el vestidor del cuarto principal de su casa en el country Martindale de la localidad bonaerense de Pilar.
Mónica y María trabajaban como empleadas domésticas en la casa del barrio cerrado donde Farré asesinó a su mujer cuando ella estaba yendo a buscar ropa.
Según las declaraciones de Mónica, Farré era violento con su mujer y sus hijos.
Claudio Katis, abogado de ambas, fue cauteloso con sus declaraciones para no violar el secreto de sumario y evitar el pedido de nulidad por parte de la defensa. Sin embargo, reveló que “Mónica declaró sobre todas las situaciones de violencia que le tocó vivir en esta familia. Violencia verbal, física, psicológica, hostigamiento constante, era un contexto de violencia generalizado, de él para con sus hijos, su mujer y para con ellas también”.
Las mujeres se presentaron ante la fiscal Carolina Carballido, a cargo de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) Especializada en Violencia de Género de Pilar y según el letrado que las representa "declararon todo lo que han visto, oído y vivido durante todos estos años".
"Desde el comienzo la relación fue violenta. Mónica trabajó más de ocho años. Protagonizaron hechos de maltrato, de violencia constantemente, era moneda corriente", agregó y luego reveló que “quedaron conmocionadas con la noticia, María estuvo tres días sin dormir ni comer”.
Estas declaraciones se suman a las que ya habían aportado el portero y el sereno del edificio de Recoleta donde vivía la pareja, el jefe y un compañero de trabajo de Schaefer. Todos coincidían en que tenían una relación conflictiva y que Farré era un hombre violento.