13 Febrero de 2024 13:12
"Ahora no puedo atenderte, se me acabó el tiempo", gritó Alejandro Albornoz (34) cuando acababa de matar de 24 puñaladas a quien había sido su pareja, María Belén Muñoz (33). Ella también gritaba "¡Ale, no!", en un intento fallido por calmar a su agresor en su casa de Berazategui.
María Belén vivió las últimas horas de su vida feliz y en compañía de su familia con quienes jugó al bingo hasta que cayó la noche del domingo 11 de febrero... "Me baño y me acuesto", fueron las últimas palabras que le dijo a su familia. Según fuentes oficiales, fue el mismo femicida quien llamó al 911 advirtiendo "la maté"; cuando los oficiales llegaron, ya era demasiado tarde.
Muñoz yacía en la bañera de su casa con 24 heridas infringidas con arma blanca en la zona del tórax e incluso se asume que podría haber estado luchando por su vida por las heridas que recibió en los miembros superiores.
La historia de violencia por parte de Albornoz a su víctima venía de 2020 cuando se pusieron en pareja. La familia Belén, cuenta que la violencia empezó siendo verbal hasta que escaló a niveles físicos: "Él la aisló de toda su familia. Sin embargo, a través de la Iglesia, ella pudo comenzar a vincularse nuevamente con sus afectos y, en julio pasado, arrancó a trabajar", contaron fuentes cercanas a la familia.
Como temían que algo más grave pudiera pasar, la madre de Belén decidió ir hasta la comisaría y tramitar una orden de restricción contra el ahora femicida de su hija. Sin embargo, la víctima nunca lo denunció por violencia de género.
"Hubo que revolver bastante para encontrar todo", dijeron fuentes policiales refiriendo a la búsqueda del arma homicida que terminó siendo encontrada en un cuarto de guardado. En cuanto al paradero de Albornoz se sabe que quedó alojado en una UFI de Berazategui a cargo del fiscal Daniel Ichazo con la carátula de "femicidio".
Las últimas palabras de María Belén
En un alentador posteo de Facebook, María Belén expresaba sus ganas de vivir a pesar de todo el infierno que estaba pasando: "Déjenme decirles que: Yo elijo vivir con una sonrisa. Yo elijo salir de la zona de confort para poder cubrir las necesidades básicas para mis hijos y mi casa. Yo elijo preocuparme o no por las personas que quieren estar a mi lado o se quieren hacer a un costado. Yo elijo si quiero sentirme bien o quiero sentirme mal. Yo elijo dónde quiero estar. Yo decido con quién hablar de mis aflicciones y con quién no".
Como una infidencia pública, María Belén expresaba: "Pero todo esto que me pasa nadie sabe, nadie lo ve y a muy pocos se los cuento" y añadió: "Yo elijo ser mejor persona que ayer, yo elijo no hacer daño y dar amor, yo decido ser amable y voluntariosa yo elijo ser agradable pero también elijo hacerme respetar".
En el posteo, se notaba la angustia reflejada en sus palabras: "Hoy estoy forjando mi carácter y me duele, duele decir que no, duele decir que está todo bien, duele que falten cosas pero no me quedo. Yo no me quedo, sigo y lucho constantemente, yo no duermo, yo no me relajo porque estoy en procesos de cambios".
Contundente, la joven expresaba: "Voy por todo y no me importa quién me siga y quién no. No me importa que me pongan trabas porque yo avanzo como topadora llevándome todo los obstáculos por delante para triunfar".
Se ve que su acercamiento a la Iglesia la tenía esperanzada para convertir su contexto en uno mejor para ella y sus cuatro hijos que ahora, quedaron sin madre: "Gracias a Dios que me llenó de promesas voy hacia delante sin temor alguno porque el Dios de los ejércitos pelea mis batallas". Convencida terminó el posteo con una frase muy espiritual: "Sólo Él, mi Dios todopoderoso renueva mis fuerzas, es mi proveedor, él es mi pastor y nada me faltará".