19 Septiembre de 2023 12:24
La violencia de género y machista en la Argentina parece no descansar. En esta oportunidad, en la localidad tucumana de Las Talitas, Bélen Saravia de 26 años fue asesinada mientras estaba en el gimnasio por su ex pareja Cristian Allende de 36, quien tras darle dos disparos que terminaron con su vida, intentó suicidarse en el mismo lugar, pero como la bala no salió huyó, para concretar su intención en otro lugar. El hecho ocurrió el lunes por la noche y tras siete denuncias que le había hecho la víctima, de las cuales la Justicia local no tomó cartas en el asunto.
"Puro Fierro" es el nombre del gimnasio ubicado entre las calles 9 y la Diagonal Eva Perón del barrio Villa Mariano Moreno, donde, pasadas las 20, se vivió la horrorífica escena en la que el femicida acabó con la vida de su víctima. Allende no dijo ninguna palabra en los segundos entre que entró al lugar y la mató. Los dos tiros fueron certeros e impactaron ambos en su cráneo. "Luego de asesinarla, se quiso disparar en la cabeza, pero la bala no salió y huyó corriendo del gimnasio", declaró un testigo visual al diario local La Gaceta.
Paradójicamente, el suicidio terminó concretándose en las cercanías del ex centro clandestino de detención que está en el ex Arsenal Miguel de Azcuénaga. El Equipo Científico de Investigaciones Fiscales (ECIF) encontró tres vainas en el gimnasio, aunque también otras pruebas más importantes. "El dueño aportó múltiples videos, por lo que el autor del crimen quedó registrado, aunque luego se suicidó", aseguró el fiscal Ignacio López Bustos.
"En las próximas horas se hará la autopsia para corroborar la causa de muerte de la mujer y avanzar con toda la investigación del caso a partir de imágenes tomadas por cámaras y testimonios que restan por tomar", agregó el representante del Ministerio Público Fiscal (MPF), quien investiga la causa bajo la carátula de "femicidio seguido de suicidio".
Lo más paradójico del caso es que la víctima le había hecho siete denuncias a su asesino, quien inclusive contaba con una orden de restricción para acercarse a Saravia. El femicida ignoró esta medida preventiva al igual que la Justicia no tomó cartas en el asunto de las anteriores demandas contra él.
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"Belén ya había hecho denuncias contra Cristian para poner un freno a la situación de acoso que vivía. Ella ya no podía estar cerca de su familia y se tuvo que mudar de ciudad por culpa de Cristian; se encontraba sometida y no decía nada por temor a lo que podía pasar", protestó Nancy Ocampos, tía de la víctima.La relación entre ambos había comenzado 15 años atrás, cuando Belén tenía 13 años y el asesino 23. Aunque el paso del tiempo fue revelando la verdadera persona detrás del Allende. Así fue que el padre de la víctima, ante las primeras denuncias y perimetrales que el hombre rompía, por ejemplo saltando el techo de su vivienda para ir a verla, decidió mudarse a un departamento del centro de la localidad, en el cual no se pudiera ingresar de esta manera.
De nada sirvieron todas las preocupaciones que se tomó el progenitor de la víctima. Las siete denuncias en las que se le advirtió a la Justicia tucumana sobre el comportamiento peligroso del femicida, quedaron como un ejemplo de cómo no hay que actuar en este tipo de casos.