Johana Gaujan tiene 27 años y fue detenida en mayo de 2019 luego de ser descubierta liderando una banda, de al menos tres personas, que cometía entraderas después de investigar a sus víctimas utilizando un drone para hacer un trabajo de rastreo y seguimiento.
Gaujan tenía dos grandes pasatiempos: cuidar de sus adorables mascotas y la otra mantenerse en forma. Gracias a esta última, no tardó en ser conocida como la “Policía hot de la bonaerense”. Y es que, a sus 27 años, tuvo un fugaz paso por la fuerza de seguridad de la Provincia de Buenos Aires después de haber sido echada y exonerada, acusada de robar autos en sus días de franco.
Desde entonces, la ex agente - acusada de participar en al menos 17 asaltos cometidos por una banda liderada por su novio, Emiliano Caamaño (23) y su suegro, Alberto Caamaño (57)- estuvo alojada en la Alcaldía N°3 de La Plata, hasta que finalmente en las últimas horas logró la prisión domiciliaria en el marco de la cuarentena a raíz del avance del coronavirus.
La Justicia consideró que no hay peligro de fuga y que su participación en los hechos fue secundaria. Gauján tenía un perro llamado Cannabis y se vio obligada a cerrar su perfil de Facebook luego de ser detenida, donde mostraba exuberantes fotos.
Gaujan - que con lo robado se agrandó el busto y ostentaba en las redes sociales una vida de lujo con viajes al exterior, autos de alta gama, cuatriciclos y motos de agua- también fue denunciada por hurto agravado con intervención de la Unidad Funcional de Instrucción N° 3 y el Juzgado de Garantías N° 2 del Departamento Judicial de Quilmes.
En los allanamientos a los domicilios de los tres sospechosos, en las localidades de Florencio Varela y Berazategui, la Policía secuestró dinero, una escopeta recortada, otra calibre 28, tres revólveres calibre 32 con municiones, celulares, alhajas y seis bicicletas alta gama con numeración suprimida, precintos, guantes de tela y de látex y medias de lycra utilizadas como capuchas.
Al menos diez familias se presentaron en la UFI Nº 15 de La Plata a cargo de Cecilia Corfield para reconocer objetos recuperados en los allanamientos a la banda. Esta banda operaba en la ciudad de La Plata y localidades periféricas como Abasto, El Peligro, Colonia Japonesa y Olmos.
A partir del uso de los drones, los delincuentes seguían a las víctimas y observaban con lujo de detalles sus domicilios. Además, estudiaban la zona y median los potenciales riesgos: por ejemplo, tenían en cuenta cada cuánto tiempo pasaba un patrullero, cuánto tiempo la casa permanecía sola antes de la llegada de sus dueños o si sus víctimas eran jubilados o mujeres solteras.