por Florencia Tozzi
08 Noviembre de 2023 18:39La historia se repite -lamentablemente- otra vez. Dos hechos conocidos y que culminaron con el mismo horroroso y triste final se hacen presentes en Buenos Aires, como si de nada se hubiese tomado conciencia. Hoy Lautaro Alvaredo se convirtió en lo que hace tres años era noticia Fernando Báez Sosa. Dos jóvenes que salieron a bailar y sus vidas terminaron en manos de agresores arriba de una vereda.
El sábado a la noche la vida de la familia Alvaredo cambió para siempre. En la localidad bonaerense de Laferrere, el joven adolescente fue a un boliche a disfrutar el rato con los amigos pero nunca más regresó a su casa. En ese mismo lugar, se topó con cuatro chicos que creyeron tener más poder de decisión sobre la vida y a sangre fría, en base a muchos golpes y patadas, lo dejaron con muerte cerebral.
"Así me lo mataron", afirmó el papá ante C5N, tras la versión de una patada fatal que le dieron en la sien. "Creo que es la tercera o cuarta vez que salía a bailar. Y yo le pedí que por favor me avise, para que no tenga problemas ni me lo roben en la calle. Pero me lo mataron igual", lamentó entre llantos.
"La ambulancia no venía, un patrullero no lo quería llevar. Lo cargaron, lo dejaron en el materno infantil y ahí le dijeron que estaba borracho y no lo atendieron de los golpes en la cabeza, lo derivaron a una clínica donde yo tengo obra social y la ambulancia no venía. El culpable es el que le pegó y toda la burocracia para mandar una ambulancia de un lado a otro. No se quieren hacer cargo", acusó. "Me dejaron sin mi hijo. Me quitaron todo", agregó completamente quebrado.
Hasta el momento, el autor de la patada que le provocó la muerte cerebral, identificado como Ian Agustín Noguera Galeano, de 19 años, se encuentra prófugo y siendo buscado por la policía. Tras allanarle el domicilio, la madre les confirmó a los encargados de la investigación que el joven está desaparecido junto a su padre, Rodrigo Antonio Alberto Noguera, desde el momento en que se enteraron de lo que había ocurrido.
Pero... ¿En qué coinciden la muerte de Báez Sosa y la de Alvarado? Pasaron casi cuatro años del hecho y el mismo episodio se volvió a repetir como si no se hubiese generado conciencia de lo sucedido y como si la violencia dentro del mundo juvenil no diera brazo a torcer.
Puntos en común entre la muerte de Fernando y Lautaro
En primer lugar, el enfrenamiento comenzó adentro del establecimiento bailable. Así como el caso de Báez Sosa se dio en el boliche Lebrique ubicado en Villa Gesell, la discusión entre Lautaro y sus asesinos se dio en Cyrus, situado en la Avenida Pedro Luro al 5700.
La discusión no había sido contra las víctimas, sino contra sus amigos. En el caso de Fernando, Máximo Thomsen se alteró contra un allegado a la víctima por haber manchado su camisa con un trago de alcohol y luego lo atacó a Fernando. Esta vez, ocurrió lo mismo pero con Lautaro. El problema había sigo con un acompañante de él aunque la golpiza mortal la sufrió la víctima.
Otro de los puntos clave fue la acción de los patovicas de la discoteca. Después de lo sucedido con Fernando, se creía que se había tomado conciencia del accionar de las personas que ejercen el rol de seguridad ante cualquier tipo de inconveniente, pero volvieron a fallar nuevamente. Así como a Báez Sosa lo retiraron del boliche y le cerraron las puertas dejándolo totalmente expuesto con los asesinos que estaban sumamente violentados, con Lautaro hicieron exactamente lo mismo. A la calle y a otra cosa.
Una de las máximas coincidencias fueron los causales de su muerte. En ambos sucesos, a los dos una patada criminal en la cabeza fue lo que terminó con sus vidas. En el caso Báez Sosa, fue el golpe de Thomsen que dejó inconsciente y a la hora terminó con la vida de la víctima y esta vez, fue el identificado como Ian Galeano quien pateó la cabeza de Lautaro, le produjo muerte cerebral y desencadenó el triste y horroroso final.
Por último, ambos tenían la misma o cercana edad y toda una vida por delante. En el momento de la muerte, el hijo de Graciela Sosa y Silvino Báez tenía 18 años y a Lautaro, le arrebataron la vida con tal sólo 19.