El delantero argentino Paulo Dybala sigue sumando malas noticias. Después de que sufrió una lesión muscular en el último partido de su equipo, la Juventus, que lo dejará al menos una semana afuera de las canchas, se enteró que al menos dos ladrones entraron a la casa en donde vive con Oriana Sabtini y lo desvalijaron.
La noticia fue dada a conocer en las últimas horas y confirmada por ambos protagonistas. Sabatini tampoco estaba presenten en el lugar a la hora del robo, y según informaron los medios Mediaset y Tuttosport, los asaltantes ingresaron a la mansión por una ventana y la policía llegó instantes más tarde, gracias al aviso de un guardia de seguridad de la zona que notó irregularidades.
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Sin embargo, la prensa italiana confirmó que alcanzaron a llevarse relojes, joyas y otros bienes de valor y que los ladrones lograron escapar con éxito. Los delincuentes aprovecharon la estadía del cordobés en el país ruso con la Juve, a causa del partido de Champions League ante el Zenit, que finalmente ganaron por 1 a 0 con gol del sueco Kulusevski sobre la hora.
Luego de su ausencia, el técnico de La Vecchia Signora confirmó que la Joya volverá a estar disponible en menos de una semana, tras su desgarro en el muslo izquierdo. El delantero se encuentra desafectado del primer equipo desde el 26 de septiembre, cuando debió salir lesionado en el partido con la Sampdoria a los 20 minutos y podría retornar ante el Inter, este domingo por una nueva fecha de la Serie A.
Dybala y Sabatini se suman así al club de parejas de futbolistas argentinas que sufrieron robos en Europa en el último año. En marzo, Ángel Di María se entero en el medio de un partido que habían ingresado ladrones a su casa. La ciudad de Neuilly sur Seine, en las afueras de París, es un área de lujo y tranquilidad. Es el lugar que Di María y su esposa Jorgelina Cardoso eligieron cuando llegaron a Francia desde Machester en 2015. Nunca pensaron que, en la noche del domingo, su mansión sería el objetivo de varios delincuentes cometerían un asalto y se llevarían una fortuna.
Mientras el futbolista viajaba rápido a su hogar, los rumores de secuestro y de violencia contra su esposa y sus hijas Mía y Pía aparecían en varios medios franceses. Por fortuna, nada de eso fue real. La familia de Ángel jamás se enteró que varios delincuentes habían ingresado a su hogar, y que habían forzaron una caja fuerte que contenía 500 mil euros, joyas y relojes.
Cuando Di María arribó al lugar, la Policía parisina ya investigaba cómo habían hecho los ladrones para acceder a la casa si había un agente de seguridad. Pero Fideo no fue el único en ser asaltado: al mismo tiempo, un grupo de delincuentes ingresaron a la propiedad de los padres de su compañero Marquinhos y golpearon a su papá para poder robarle. Dos jugadores del PSG fueron víctimas mientras jugaban un partido. No parece una casualidad.
No es la primera vez que le roban a Di María. En 2015, cuando vestía la camiseta del Manchester United, su departamento fue objeto de otro robo que traumatizó a su familia. Esa vez, no sufrieron ninguna pérdida de valor porque la alarma sonó a tiempo y los ladrones huyeron. Pero ese hecho fue suficiente para abandonar Inglaterra.
A penas dos meses antes del robo a Fideo, Mauro Icardi y Wanda Nara fueron las víctimas de un robo que, a la luz de los hechos, parece el prologo de lo que sucedería con los futbolistas del PSG.
El 30 de enero, mientras el delantero viajaba para jugar un partido de la Ligue 1 en Lorient y Wanda vacacionaba con sus hijos en Milán, un grupo de ladrones se metió en la mansión de Neuilly-sur-Seine y la desvalijaron. Se llevaron más de 400 mil euros, joyas, relojes, zapatos, carteras y ropa de marca.
Aunque Wanda e Icardi no dieron detalles de lo que había ocurrido y menos de lo que le robaron, Zaira Nara contó todo en una entrevista: “Es una noticia horrible. Parece que la inseguridad no la tenemos solo nosotros porque también ocurre en Francia. Por lo que me cuenta mi hermana de sus amigos y de la familia de otros jugadores, hay mucha inseguridad en París. Este tipo de robos, con o sin gente, es bastante habitual”.
Y completó: “Ellos tenían las medidas de seguridad que una casa de esa índole puede llegar a tener, pero no había nadie en la casa. Los caseros fueron los que se dieron cuenta. Por lo que me dijo mi hermana, entraron por una ventana. Pero más allá de lo material, uno siente que ya no es su casa. Te sentís violado, que te estuvieron estudiando. A mí lo que me preocupa, es que hayan hecho un estudio de a qué hora salís, a qué hora entrás”.