Mauro Pertossi fue el primero de los padres en declarar en la sesión número 12 del juicio por el crimen de Fernando Báez Sosa ocurrido en enero del 2020 en manos de ocho rugbiers de Zárate. El hombre comenzó relatando cual es el vínculo familiar que tiene con los implicados: "Ciro Pertossi es mi hijo. Luciano es mi hijo. Blas Cinalli es mi sobrino y ahijado. Y Lucas Pertossi es mi sobrino". Además, es padre de Emilia Pertossi, abogada defensora junto a Hugo Tomei.
Cuando inició la declaración del padre de los acusados, comenzó preguntando Tomei, quien le pidió que relate cómo era la vida de sus hijos antes de lo sucedido: "Quisiera que le cuentes al Tribunal las actividades de los chicos antes de ser detenidos". Por su parte, Pertossi relató que "Luciano iba a empezar a estudiar, Ciro ya había empezado el CBC de arquitectura". Luego de comentar eso, reveló en qué vehículos habían viajado a Villa Gessel, lugar donde asesinaron a Báez Sosa: "Ellos viajaron en dos autos, en el del papá de Máximo y el del papá de Matías Benicelli".
Al seguir con su relato, y de la misma forma que le sucedió a la madre de Máximo Thomsen, el padre de los acusados se quebró en llanto, interrumpió su relato y pidió agua para intentar recomponerse. "En el 2020 perdí el trabajo por esto. Después de 25 años de trabajo me desligaron de la empresa", expresó sobre a los problemas personales que le conllevó el crimen en el que está involucrado su hijo.
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Por su parte, Pertossi relató cómo había sido su experiencia de vida en la empresa donde trabajaba y cuanto le dolió ser desvinculado: "Había empezado de chico, ahora es una automotriz internacional Toyota Arg. Ahí crecí, trabajé y trabajé por un mejor pasar. Y para educar a los chicos". También expresó: "Y hemos pasado necesidades para estar así como estamos ahora. Ahora tengo otros problemas, además de mis hijos. No consigo trabajo, el sostén de familia es mi mujer". No obstante a esto, comentó que recibió amenazas, pero que "están hechas las denuncias, pero eso no importa. Mientras sea por teléfono, no pasa nada".En ese entonces el padre de Ciro y Luciano fue interrumpido por Tomei, quien le consultó que pensaba acerca de lo comentado y el hombre disparó: "Es una desgracia. Uno piensa que las cosas están encaminadas en la vida y esto. Mis hijos no son asesinos. Son chicos y adolescentes. Vagos como les decimos en el barrio, pero no puedo creer lo que está pasando", cerró. Si bien tenían la posibilidad, ni Fernando Burlando ni el fiscal optaron por hacerle preguntas, motivo por lo que concluyó su declaración. Más allá de eso, mientras Luciano, Ciro y Máximo Thomsen quebraron en llanto, el padre que acababa de declarar pidió quedarse en la sala y presenciar los testimonios restantes.
A continuación fue llamado a declarar Héctor Eduardo Benicelli, padre de Matías Benicelli, quien comenzó por la misma linea que el anterior. "Matías trabajaba en la empresa familiar. Su vida era normal, jugaba al fútbol e iba al colegio de toda la vida". Por su parte, Tomei le realizó la primera pregunta y le pidió que explique cómo había sido la organización del viaje a Villa Gessel."Lo organizaron entre los chicos, les salía más económico ir en coche. Algo normal. Fueron en dos autos. Guarino, mi hijo, Blas y Enzo. Y en el otro Thomsen, y no sé bien cómo se dividieron Ciro, Luciano y Lucas".
Mientras el abogado defensor le consultó sobre cómo afecto esto en su economía lo que sucedió a raíz del crimen. En ese momento, Graciela Sosa y Silvino Báez fruncieron el ceño. "Nunca me imaginé que iba a pasar algo así, sé que mi hijo no salió con esa intención. Trabajó para juntar el dinero para poder ir", disparó Benicelli. Por su parte, también relato el "calvario" que vive día a día y las agresiones que recibe en la calle. "A mi señora en la calle le dicen puta, piden que lo lastimen a mi hijo en el Penal. No encuentro la explicación".
En ese instante, Máximo Thomsen conmovido por su relato, seguía quebrado y no podían hacer que pare de llorar. "Fueron tres años de mucho dolor y sigue no sé cómo, si sé que hay mucho dolor acumulado de la sociedad contra nosotros", comentó a la vez que se largó a llorar y tuvo que tomarse unos minutos para recuperarse.
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"El dolor no se cura con dolor. Están queriendo curar un dolor terrible con otro dolor, no lo entiendo. Lo que pasó fue terrible, pero si lo curamos con más dolor. No hay un día que no me levante con insultos. Tuve que cerrar mis redes. Es terrible lo que pasó. Y terrible lo que sigue pasando. No puedo seguir así, con guardias periodísticas", concluyó Héctor Eduardo Benicelli, a quien decidieron no hacerle más preguntas.
La última en declarar este martes fue María Alejandra Guillén, la mamá de Enzo Comelli quien al igual que los anteriores, comenzó respondiendo cuales eran las actividades de su hijo antes de lo cometido. "Enzo hacía deportes y trabajaba en un boliche, en la parte de la caja. Con eso se pagó las vacaciones porque ese año me había quedado sin trabajo". Por su parte, el abogado defensor la mira y retruca: "¿Cómo impactó este evento en su familia?".
Guillén inició comentando que "Es tremendo, nos cambió la vida a todos" pero tuvo que hacer una pausa tras quebrar en llanto. "Desde ese día pienso... Es una agonía constante. No poder salir a la calle, mi marido trabaja en una ferretería e inclusive perdió el trabajo. Yo iba al año siguiente a poner un negocio, pero imposible". Tomei cambió de tema y le volvió a consultar por esas vacaciones: "¿Vos ayudaste con el alquiler de Gesell?", a lo que la mujer respondió: "Si, lo miramos. Hablé con otra mamá".
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Si bien la declaración parecía haber terminado, y los abogados no realizaron más preguntas, Maria Alejandra Guillén aprovechó su única y última oportunidad para hablar cara a cara con Burlando, a quien parecía tener muchas ganas de comentarle una cuestión personal. Pidió hablar, miró al abogado a los ojos y le expresó: "Yo trabajaba y no soy ninguna puta. Necesitaba decirlo. Fue tremenda esa palabra", concluyó.