El pasado seis de febrero, los jueces del Tribunal Oral en lo Criminal Número 1 de Dolores, María Claudia Castro, Emiliano Lázzari y Christian Rabaia condenaron por "homicidio doblemente agravado por el concurso premeditado de dos o más personas y por alevosía en concurso real con ideal con lesiones leves" a Máximo Thomsen, Ciro Pertossi, Luciano Pertossi, Enzo Comelli y Matías Benicelli, todos ellos a prisión perpetua.
Además, Ayrton Viollaz, Blas Cinalli y Lucas Pertossi recibieron una pena de quince años de prisión efectiva por ser hallados como partícipes secundarios del asesinato de Fernando Báez Sosa.
Sin embargo, el defensor de los condenados, Hugo Tomei, apeló la decisión del Tribunal y elevó a Casación su pedido para cambiar la imputación de los cinco condenados por "homicidio en riña" e insistió en que aquellos que tienen una pena menor, deberían ser absueltos. Sin embargo, la Justicia no dio lugar aún a su pedido.
El Ministerio Público Fiscal y los abogados de la familia de la víctima también hicieron sus respectivas apelaciones. A diferencia de Tomei, ambos piden mayores penas para los condenados por el asesinato del adolescente de 18 años y todas las partes esperan con ansiedad la resolución del Tribunal, que tiene tiempo hasta marzo del año que viene para expedirse.
Aunque las luces de los medios se apaguen y las decisiones de la Justicia sean puertas adentro, el pedido de justicia sigue firme"
Disconforme con los tiempos judiciales, la madre de Fernando apeló a sus redes sociales. "Daría mi vida por volver a escuchar cuando me decías ´te quiero mami, ya llegué ma. Abrazarte, darte un beso y no dejarte ir nunca más. El paso del tiempo no nos distrae, no disipa el dolor, no nos hace olvidar. Aunque las luces de los medios se apaguen y las decisiones de la Justicia sean puertas adentro, el pedido de justicia sigue firme, y nos mantiene atentos".
"Seguimos esperando justicia por nuestro hijo Fernando. En tu corta edad te dejamos ir a divertirte y nunca regresaste por culpa de 8 asesinos", se lamentó Graciela, adjuntando una imagen de su hijo con su papá Silvino. "Todos tenemos derecho de salir de nuestra casa y volver sanos y salvos al lado de nuestra familia. Justicia es perpetua", agregó en la misma publicación en sus redes sociales.
El pedido de los Baez Sosa es contundente: Justicia para el adolescente que quería ser abogado. Una vida tranquila. Poder llevarle la promesa de el deber cumplido y la lucha cerrada después de tantos años. Sin embargo, la sala II del Tribunal de Cámara de Casación Penal bonaerense tiene hasta marzo de 2024 para expedirse, pero antes, ese mismo tribunal tiene que resolver otros temas que fueron de relevancia pública y social.
Mientras esto sucede, los agresores siguen presos en la alcaldía de Melchor Romero, pese a que ya con la condena en primera instancia podrían haber sido trasladados a un penal. Desde su detención, los rugbiers estuvieron resguardados de los otros presos: primero en la comisaría de Villa Gesell, luego en la de Pinamar; tuvieron un breve paso por el penal de Dolores (al que regresaron en enero de este año por el juicio) y luego hicieron base en Melchor Romero.
Siempre estuvieron juntos, aunque en celdas separadas. Desde hace cuatro años comparten la misma rutina: tienen tres horas para ejercitarse en el patio de Melchor Romero, mientras el resto de los presos permanecen encerrados. En ningún momento tuvieron contacto con los otros reclusos. Y el motivo no es menor. "Los odian", reconocieron desde el Servicio Penitenciario Bonaerense a BigBang.
Una de las pocas veces en las que tuvieron contacto con la población carcelaria fue en abril de este año, cuando aceptaron trabajar cortando el pasto del penal. Sin embargo, el resto de los reclusos comenzó a insultarlos y uno de los presos viralizó las imágenes en tik-tok. Si bien el preso fue castigado y se le quitó el celular, lo cierto es que los condenados por el asesinato de Báez Sosa jamás volvieron a integrar ningún programa en el penal.
Una vez que Casación se expida, hay grandes probabilidades de que los rugbiers sean separados y trasladados a distintos penales. Pero aquí el problema: antes de tomar esa decisión, el Servicio Penitenciario Bonaerense debe realizar una evaluación completa para definir el destino de cada condenado y uno de los ejes más importantes a tener en cuenta es cómo el preso se vincula con el resto de la población carcelaria.
Sí Casación llegase a expedirse a favor de la defensa de Fernando Burlando, es decir, si suben las penas y se mantienen las sentencias, puede que los agresores de Báez Sosa sean trasladados en distintos penales, y que, además, por primera vez en mucho tiempo no estén juntos y deban enfrentar su realidad en soledad.