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Lucía, Irma y las perversas muertes por empalamiento

Comienzan las pericias sobre el cuerpo de la joven de 16 años asesinada el 8 de octubre. Ayer se conoció otro caso de una mujer empalada.

20 Diciembre de 2016 12:17
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El cuerpo de Lucía Pérez comienza a ser periciado desde hoy. La víctima tenía 16 años, fue drogada, violada y empalada en Mar del Plata. Los forenses buscan encontrar un mensaje, un indicio, algo que aclare lo que sucedió. Los tres sospechosos de ser parte de la escena del crimen permanecen detenidos. 

Lucía tenía 16 años. 

Su caso conmocionó al mundo. Tras abusar sexualmente de ella hasta su muerte, los asesinos lavaron su cuerpo y le cambiaron la ropa. La llevaron a un centro de salud y dijeron que había perdido el conocimiento por una sobredosis. Los médicos no lograron reanimarla. 

En un mes se conocerá cómo fue la muerte, bajo qué circunstancias y de qué manera murió. Las pericias determinarán si la joven murió por un efecto vasovagal, tras un efecto neurológico producido por la introducción de un elemento en el ano.

Irma Ferreyra Da Rocha tenía 47 años.

Matías Farías, de 23 años y Juan Pablo Offidani, de 41, están imputados de abuso sexual seguido de muerte. Luego se sumó como un tercer sospechoso a Alejandro Masiel, acusado de haber intentado encubrir el femicidio, que fue perpetrado el 8 de octubre pasado.

MÁS CASOS DE EMPALADAS

Irma Ferreyra Da Rocha tenía 47 años. Tuvo un muerte horrible. Fue engañada, golpeada, violada y empalada. La rama con la que la violaron le causó daños letales en sus partes íntimas y en el intestino. La hipótesis más firme es que la llevaron engañada hasta el túnel bajo la ruta 105, en Villa Bonita, y allí la sometieron a un ataque sexual despiadado. Irma murió por las heridas provocadas por el empalamiento.

Y los casos siguen. "Son más los casos de empalamiento, de lo que se conocen en los medios", dice el perito experto Enrique De Rosa. 

Enrique De Rosa es perito de parte.

Según explica, "no son casos extraordinarios", es frecuente encontrar en las víctimas de abuso signos de ésta práctica. "Puede deberse a varios factores: a que sea un juego sexual que termina siendo un abuso; o se trate de un perverso que, como tal, disfruta ver el sufrimiento ajeno. Es por eso por lo que la castración química no soluciona nada, porque el perverso si quiere puede violar con lo que sea, un palo, una rama o lo que encuentre", explica. 

Para De Rosa "hay una cuestión de pérdida de límite en lo social" y hay una "búsqueda de sensaciones más fuertes". A su vez, hay un efecto de imitación. "Cuando aparece un delito tan fuerte, puede generar que otro quiera cometer lo mismo", afirmó.