08 Octubre de 2017 10:00
Un año atrás, la adolescente marplatense Lucía Pérez fue víctima de un femicidio que shockeó a todo el país. Y hoy, su familia y amigos decidieron recordarla con una marcha.
Lucía tenía sólo 16 años cuando fue asesinada.
La concentración será a las 16 en la esquina de Yrigoyen y Luro, en Mar del Plata buscando según los organizadores "un castigo ejemplar" para Matías Farías y Juan Pablo Offidani, acusados de abuso sexual seguido de muerte, y Alejandro Maciel, imputado por encubrimiento.
En ese sentido, el 15 de septiembre la fiscal María Isabel Sánchez pidió la elevación a juicio de los tres acusados, mientras que la defensora oficial Laura Solari solicitó la libertad por falta de pruebas.
Según su escrito, nunca se pudo acreditar "la exteriorización material de los delitos de abuso sexual seguido de muerte, agravado por el suministro de estupefacientes, en concurso ideal con femicidio, encubrimiento agravado y abandono de persona". Es decir, a su juicio lisa y llanamente no hay pruebas de que Lucía haya sido violada y asesinada.
Giro en el caso
El pedido de Solari se fundamenta en información reciente que contradice gran parte de los datos difundidos por los investigadores durante los meses posteriores al caso.
La joven conoció a dos sujetos por medio de una compañera del colegio.
Así, según el reporte de la junta médica de la Suprema Corte de Justicia bonaerense, la muerte de Pérez respondió a una asfixia, que se atribuye a una congestión y edema pulmonar derivada de causas tóxicas, como la ingesta de estupefacientes. Por lo que se descartaría que murió por la brutalidad del abuso sexual al que fue sometida, que en la primera versión de los hechos hasta incluía un empalamiento.
Tampoco aparece en el informe que el cuerpo haya sido manipulado al ser lavado para borrar evidencias. Y, como consecuencia de ello, la hipótesis principal de los investigadores, la de un femicidio, en el marco de una violación en medio de una ingesta de drogas, con una trama de encubrimiento, podría quedar desechada.
La familia de Lucía Perez.
El texto presentado por los peritos de la Suprema Corte se basa en 32 preguntas que tienden a concluir que Lucía no sufrió reflejo vasovagal, que la dilatación anal era propia de una actividad sexual que pudo realizarse de forma natural durante relaciones sexuales no forzadas, y que la muerte se produjo por asfixia de altamente probables causas tóxicas.
Qué le pasó a Lucía
La familia de la adolescente y su abogado defensor sostienen otra descripción de los hechos. Para ellos, el 8 de octubre del 2016 Lucía caminó hasta la esquina de su casa, donde la esperaba Matías Farias, de 23 años, que la sedujo mediante mensajes de WhatsApp.
La adolescente conoció a Farías y al otro sospechoso, Juan Pablo Offidani, de 41 años, por medio de una compañera de la escuela, otra joven menor de edad. No consumía ninguna droga, pero sí estaba interesada en experimentar con la marihuana.
Así, con la promesa de darle cannabis, Farías la convenció para ir a su casa. Lucía pensó en ir y volver: sabía que era cerca, el día anterior había estaba con él y Offidani.
Pero al llegar a la casa -donde el principal sospechoso vivía desde hacía un mes cuando se separó de su pareja y madre de su hijo- nada era lo que parecía. La adolescente fue drogada, perdió el control de la situación y cuatro horas después de llegar terminó en la sala de auxilios de El Alfar, donde no había médico para atenderla. Ya no tenía signos vitales.
El lugar del crimen: Farías vivía hace un mes en la vivienda donde atacaron a Lucía.
Farías se presentó como su novio y mintió al asegurar que la joven tenía 19 años. También dijo que Pérez había llegado a su casa con cocaína, que él la dejó sola y, al volver, la vió desmayada.
Al día siguiente, ambos sospechosos quedaron detenidos y se realizó un allanamiento en las casas de ambos. En la de Farías se encontraron preservativos usados y por la cantidad, se supuso que más que dos hombres habían abusado de Lucía. También se halló un palo de escoba.
Lucía no era consumidora de marihuana ni cocaína.
Además, había seis celulares, municiones de 22 y 9 milímetros, drogas (principalmente cocaína y Rivotril), restos de comida y botellas de alcohol. A su vez, se secuestraron agendas con datos de supuestos clientes yde otros narcotraficantes que le suministraban las sustancias para su reventa.
La joven salió de su casa engañada por Matías Farías.
En la casa de Offidani, hijo del reconocido escribano Eduardo Offidani, también encontraron estupefacientes y municiones 9 milímetros. A pesar de que vivía junto a su pareja, su hijastro y la pareja e hijo de este, nadie dijo conocer demasiado sobre sus movimientos y su negocio de reventa de sustancias.