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Macabro: el periodista de La Nación apuñaló a su pareja hasta doblar el cuchillo

Detalles del expediente. Los peritos no se ponen de acuerdo sobre el estado psíquico del imputado. Decide la Cámara de Garantías.

28 Octubre de 2016 15:25
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Antonio de Turris, el periodista del diario La Nación, el profesor de la Maestría que la Universidad Torcuato Di Tella lleva adelante con el periódico, el jugador de tenis del tradicional Club Gascón, en Banfield, el conductor del programa televisivo con un colega de Clarín, rompió el cuchillo contra el cuerpo de su pareja Claudia Servino, a quien apuñaló el 24 de diciembre último.

De Turris está alojado desde hace unas semanas en CCP Baires “una institución que brinda cuidados paliativos a pacientes con enfermedades irreversibles en su etapa terminal”, según consigna la institución, situada sobre la avenida Caseros, en su página web. El periodista padece un tumor cerebral desde hace más de un año; se lo diagnosticaron meses antes de que asesinara a su pareja, una mujer coqueta, elegante, que trabajaba como productora de modas.

El cuchillo con el que mató a su mujer no es un vulgar Tramontina, cómo se pensó en un principio. Es un cubierto de acero, de una sola pieza, con el borde dentado en un extremo. Se parece más a los cuchillos de mesa de las marcas Gamuza o Volf, habituales hace años, cuando las señoras recibían invitados, ponían el mejor mantel, los platos de loza y las copas de cristal.

El arma homicida usada por el periodista.

Pese a no tratarse de un cuchillo ordinario, hecho en China, terminó con la hoja doblada, aunque no llegó a romperse. La autopsia determinó que Servino recibió 79 puñaladas, muchas de ellas en la espalda. Se supone que el cuchillo, cuando ingresó en el cuerpo una y otra vez, golpeó con alguno de los huesos y por eso se terminó doblando.

Las imágenes del arma homicida que figuran en la causa y que hoy se publican por primera vez, muestran los restos de sangre en el mango y la forma en que quedó doblada la hoja, una señal de la violencia del ataque ejercido por De Turris contra la mujer con la que había formado pareja un par de años antes, después de quedarse viudo.

En la causa no hay muchos misterios: nadie duda de que el periodista asesinó a su pareja. Lo que se discute es otra cosa. Si el tumor cerebral que padece alteró su conducta hasta convertir a ese hombre atento, culto, en un feroz homicida. Las amigas de Claudia sostienen que De Turris tenía la conducta de un femicida mucho tiempo antes del crimen y de que se hubiera diagnosticado la enfermedad. Era controlador, posesivo, y los golpes contra su pareja eran una constante. Por eso Claudia, había decidido dejarlo.

De Turris era docente en el Masters de Periodismo.

De Turris era docente en el Masters de Periodismo.

Son los peritos quienes le deben decir la fiscal Fabiola Juanatey y a la jueza de garantías N°6 de Lomas de Zamora, Laura Nini, a cargo del caso, si De Turris estaba en sus cabales, si comprendía la criminalidad de sus actos, cuando comenzó a atacar a Claudia en la mañana del 24 de diciembre. Pero los peritos no tiene una opinión uniforme.

Un peritaje incorporado en el expediente, con las firmas de los doctores Bosero y Alba, dice que De Turris tiene un estado clínico irregular e inestable, mientras que la doctora Guzmán sostiene que es estable, y el subdirector del Instituto Fleming, doctor Drlje afirma que el acusado tiene ideas paranoides y que “todo ese conjunto hace a mi evaluación para derivación a institución psiquiátrica en función de riesgos auto y hetero inflingidos”.

Claudia Servino trabajaba como productora de modas.

La defensora oficial de De Turris pidió el sobreseimiento del periodista con el argumento de que inimputable, pero la jueza Nini se lo negó, por lo que la causa se encuentra ahora en apelación ante la Sala I de la Cámara de Garantías de Lomas de Zamora. Hace unos días hubo una reunión de peritos, dijeron con acceso al expediente.

La jueza de Garantías ordenó un nuevo peritaje para tomar una decisión definitiva: si declara que el periodista es inimputable y no recibe una condena por el crimen de su pareja, o sigue adelante con la investigación contra el ex secretario de Redacción del diario La Nación. Pero el estado físico y psíquico del acusado es clave. Los médicos también pueden decir que no está en condiciones de salud como para afrontar un juicio oral. Y la muerte quedaría sin condena.

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