Julieta Mena, la joven asesinada a golpes en la localidad bonaerense de Ramos Mejía, estaba embarazada de dos meses y medio, y los investigadores del caso creen que el novio y único acusado del crimen pudo haberla matado porque ella no quería abortar.
El dato fue confirmado en la autopsia realizada sobre el cadáver de Julieta (23), en tanto el acusado, Marcos Mansilla (33), reconoció ayer ante el fiscal de homicidios de La Matanza Carlos Arribas, que sabía del embarazo y que estaba en contra de la decisión de su novia de tener el hijo.
Fuentes judiciales informaron que el imputado contó que la joven no quería abortar pero que él la convenció para que lo hiciera. "Yo quería abortar y ella no pero hablamos y la convencí de hacerlo", dijo Mansilla ante el fiscal Arribas.
Arribas afirmó a TN que el joven de 27 años "dijo que sabía que ella estaba embarazada de dos meses y medio, que él quería que aborte y ella lo quería tener. Y dijo que con el paso de los días la convenció para que no lo tenga".
El titular de la fiscalía de Homicidios en las próximas horas tomará declaración testimonial a las amigas de la víctima para establecer si ella les había comentado la situación del embarazo.
"La relación no era la mejor, teníamos discusiones a diario pero solamente la empujé una vez y nunca le pegué", aseguró el sospechoso ante el fiscal.
Julio Torrada, abogado de la familia Mena indicó hoy que el fiscal Arribas les informó que "el asesino, en este caso doblemente asesino, sabía que Julieta estaba embarazada".
Torrada salió de la fiscalía de homicidios de La Matanza en compañía de la madre de la víctima, Marcela Morera, y relató que aportaron a la causa el teléfono celular de la joven asesinada, en el que quedaron grabados sus intercambios de mensajes con el presunto asesino.
"Encontramos el teléfono de Julieta, hoy a la mañana muy temprano comenzamos a leer los chats y nos dimos cuenta de que no solamente permitían desbaratar lo que ayer dijo Mansilla, sino que aparecía un elemento nuevo que era la discusión por un retraso y por un posible embarazo", manifestó el letrado.
Marcela Morera, madre de Julieta, en los mensajes Mansilla le hablaba a la joven "de unas pastillas" con las que quería que interrumpiera el embarazo, pero ella se negaba a consumirlas: "Ella no era pro aborto, al contrario. Evidentemente Juli no pretendía abortar esa criatura".
"Creo que esto ha sido uno de los elementos que precipitó el desenlace", sintetizó Torrada, y añadió que por eso el atacante le propinó "gran cantidad de patadas y golpes traumáticos en la zona anal y en la zona vaginal".
Para el abogado, "no hay dudas de que él es el asesino" en referencia a que con los mensajes aportados a la causa se evidencian las "mentiras y despropósitos" de Mansilla en su declaración indagatoria.
"Fue una cadena interminable de contradicciones, no pudo explicar cómo Julieta estaba en la casa de él siendo que ella no tenía llave, cómo estaba vestida debajo del agua de la ducha, por qué salió corriendo y no denunció, si explicó oscureció en vez de aclarar por qué tenía ambos puños de sus manos hinchados y lastimados", manifestó Torrada.
El crimen fue cometido el domingo, alrededor de las 2, en una vivienda situada en la calle Pasco 289, casi esquina Bolívar, en Ramos Mejía, partido de La Matanza, donde vivía Mansilla con su familia. Julieta vivía con su madre a pocas cuadras de ese inmueble pero pasaba la mayor parte del tiempo con el novio.
El resultado de la autopsia precisó que Mena murió como consecuencia de la cantidad de golpes de puño y patadas que recibió en diversas partes del cuerpo, lo que le provocó el estallido del hígado y los riñones.