por Rodolfo Palacios
28 Agosto de 2017 07:36" type="video/youtube">
En General Pico, La Pampa, hay una tumba de un hombre odiado hasta por sus hijos. Una tumba olvidada que hasta hace tres años meses sólo habían visitado un puñado de personas. Esa tumba sin epitafio ni flores tiene una lápida que dice: "Arquímedes Rafael Puccio, 14-9-1929/4-5-2013. QEPD".
La insólita Pucciomanía -impulsada por la película El Clan, de Pablo Trapero, y la serie Historia de un Clan, de los hermanos Sebastián y Luis Ortega-, logró lo impensado: que muchos turistas y curiosos visiten la tumba del siniestro líder del clan que secuestraba empresarios en su casa de San Isidro entre 1982 y 1985.
En un año, los restos de Puccio podrían desaparecer por completo.
Esta especie de tour macabro sorprende a los encargados del cementerio. “En la primera semana de la película, cuando todos hablaban del clan, unas cincuenta personas por día querían ver la tumba del asesino”, dijo un empleado del cementerio. Según el diario Los Andes de Mendoza, alguien llegó a pesnsar en levantar una estatua del asesino. "No en homenaje, sino para fortalecer el siniestro recorrido turístico que generó este horror", dijo uno de los cuidadores.
La tumba de Puccio, sin flores. Foto: Nacho Sánchez.
Siniestra fascinación
“No venía a verlo nadie pero cuando se estrenó la película aparecieron muchos curiosos. Algunos se sacaban fotos en la tumba y hasta le dejaban flores”, dijo a BigBang uno de los empleados del cementerio.
Puccio murió sin saber que su nombre iba a estar en boca de todos: se fue de este mundo pobre, solo y olvidado. Nadie quería enterrarlo. Ocupa un cajón barato.
La película de Trapero ya fue vista por más de dos millones y medio de espectadores.
Final y éxito
Puccio murió en 2013 en General Pico, ciudad de casi 70.000 habitantes. En el cementerio no tiene ningún privilegio, porque ocupa la zona de los parias: el osario donde van a parar los cadáveres que nadie reclama. Puccio comparte espacio con un hombre que murió hace treinta años: los une la misma cruz de piedra carcomida. La lápida del asesino es obsoleta y la letra desprolija tallada con un punzón delata que fue hecha de apuro, como para sacársela de encima. Al menos al otro muerto le dejaron flores de plástico.
El asesino podrá estar enterrado en ese cementerio hasta 2018.
La serie de los Ortega se impuso en el rating.
Moda morbosa
La casa donde secuestraban empresarios, en 25 de Mayo y Martín y Omar, también se volvió un atractivo turístico. La gente se saca fotos y filma videos en el ex hogar de la familia Puccio.
En esta siniestra casa hubo tres secuestrados. El último fue liberado hace 30 años. Foto: Clarín.
El misterio de sus pertenencias
Otro interrogante es saber qué pasó con los objetos que tenía Puccio. Cuando murió, la Justicia se quedó con sus elementos, desde libros hasta ropa y escritos. Una sobrina los reclamó pero como no quiso hacerse carga del entierro, no se los dieron. Puccio tenía libros de Perón, de Montoneros, la biografía de Carlos Eduardo Robledo Puch, que en 1972 mató a once personas, y una carpeta en la que tenía anotados los nombres de sus enemigos.