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Mangeri llamó "Mumi" a Ángeles Rawson y dijo que no la mató

La Justicia podría condenar hoy a perpetua al portero acusado de matar el 10 de junio de 2013 a la joven de 16 años. En el juicio oral desfilaron más de 120 testigos. Por qué llamó a la víctima por su apodo.

15 Julio de 2015 08:02
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“Soy inocente, no tuve ni tengo nada que ver con la muerte de Mumi”. Lo dijo Jorge Mangeri y con esa frase se desligó de la acusación que lo implica como autor del crimen de la joven Ángeles Rawson, asesinada el 10 de junio de 2013. Eligió referirse a ella con su apodo, tal como la llamaban todos los que la conocían y quiso reforzar su vínculo con ella.  Hoy es la última audiencia y se comunicará el veredicto que puede condenar al portero a más de 25 años de cárcel. 

“Que la haya llamado de esa forma quizá sea una estrategia para demostrar que la quería y estaba cerca de ella”, dijo una fuente del caso.

Hoy el portero se mostró más despierto que en otras audiencias.

La audiencia de hoy está dividida en tres instancias del Centro de Información Judicial (CIJ). Primero, habló el abogado defensor, Adrián Tenca, y luego, el propio Mangeri tuvo la oportunidad de pronunciar sus últimas palabras. 

El portero habló con la cabeza en alto y miró a los jueces Fernando Ramírez, Ana Dieta de Herrero, Jorge Gettas y Rafael Oliden -el cuarto magistrado designado como suplente pero que estuvo presente todo el debate-, quienes harán un cuarto intermedio y pasarán a deliberar.

Según distintas versiones, el fallo se leerá entre las 15:30 y 17 horas. El tribunal sólo leerá la parte resolutiva del fallo y los fundamentos recién serán difundidos luego de la feria judicial de invierno. 

Angeles tenía 16 años y fue atacada cuando volvía de la escuela.

Para la fiscalía, Mangeri cometió un “abuso sexual seguido de muerte en concurso ideal con femicidio”, mientras que para la querella, debe ser condenado por “abuso sexual con acceso carnal en grado de tentativa y del que resultara un grave daño para su salud en concurso real con homicidio agravado criminis causa para ocultar un delito precedente y para procurar su impunidad, todo en concurso ideal con femicidio".

HISTORIAL JUDICIAL

El juicio empezó el 18 de febrero, tuvo 22 audiencias, desfilaron más de 120 testigos, hubo dos inspecciones oculares -una en el edificio de Ravignani 2360 donde vivían víctima e imputado y otra en la planta de la Ceamse de José León Suárez donde se halló el cadáver-, y tuvo cuatro jornadas de alegatos y réplicas.

Tanto los fiscales Fernando Fiszer y Sandro Abraldes, como el abogado querellante, Pablo Lanusse, solicitaron para Mangeri la misma pena: prisión perpetua, pero con diferentes calificaciones.

La familia de Ángeles en el juicio.

La defensa pidió la absolución del portero al considerar que es “inocente” y que “se direccionó la prueba” para hacer “un traje a la medida de Mangeri”, y planteó tres nulidades.

Mangeri siempre dijo que la causa había sido armada.

LA PALABRA DEL ACUSADO

Mangeri declaró en el juicio dos veces. En la primera, el 25 de febrero, dijo que era “inocente” que él no había asesinado a Ángeles, que nunca sintió atracción sexual por ella y denunció que sufrió tres “aprietes” policiales para que se hiciera cargo del crimen.

En la segunda, el 15 de abril, Mangeri pidió ampliar su declaración al ver ingresar en la sala de debate al subcomisario Martín De Cristóbal, de la División Homicidios de la Policía Federal, y denunciarlo como el policía que presuntamente lo presionó en la fiscalía para que se autoincrimine.

Tanto la fiscalía como la querella dieron por probado que a las 9.50 del 10 de junio de 2013, Ángeles regresaba de su clase de gimnasia a su casa en Ravignani 2360 y fue abordada en el hall del edificio.

Diana, la mujer del portero, sostiene que es inocente.

Los acusadores sostuvieron que, con algún engaño, el portero llevó a Ángeles a algún sitio -para la fiscalía podría ser el sótano y para la querella la portería del octavo piso-, y allí inició un ataque sexual que, por la resistencia de la víctima, terminó en homicidio.

Una junta médica determinó que Ángeles fue estrangulada y sofocada en una maniobra que no duró más de cinco minutos y que, durante el ataque, su asesino le fracturó cinco costillas, la clavícula derecha y una vértebra. Para los acusadores, Ángeles se defendió de ese ataque y le provocó a Mangeri más de 20 lesiones compatibles con arañazos.

“Soy inocente, esta causa fue armada

La prueba clave de la causa es el cotejo de ADN que determinó que debajo de la uña del dedo índice de la mano derecha de Ángeles se halló el perfil genético de Mangeri, lo que confirmaría que la joven llegó a rasguñar al portero en un intento de defensa. Siempre según lo reconstruido por los acusadores, Mangeri dejó el cadáver de Ángeles boca arriba durante algunas horas hasta que lo ató y acondicionó dentro de bolsas de residuos para luego desecharlo e introducirlo al circuito de la basura, razón por la que al día siguiente fue hallado en la planta de reciclaje de la Ceamse de José León Suárez.