El segundo juicio a los dos acusados de violar y asesinar a Lucía Pérez en la ciudad de Mar del Plata en octubre de 2016 sigue su curso. Este nuevo debate oral, que arrancó el martes 7 de febrero, se está desarrollando ante el Tribunal Oral en los Criminal 2 (TOC) 2 marplatense, y los imputados, Matías Farías (29) y Juan Pablo Offidani (47), no estuvieron presentes en ninguna de las audiencias que se realizaron hasta ahora.
Los acusados de asesinar a la adolescente están siguiendo de manera remota cada audiencia desde sus lugares de detención. Los primeros en declarar fueron Marta Montero y Guillermo Pérez, los padres de la víctima. Ambos sostuvieron que esperan que en esta oportunidad se haga “justicia”, que este nuevo tribunal tenga “mirada de género” y que haya condenas a prisión perpetua. “Hace 2.308 días que Lucía no tiene justicia. Hace cinco años que estamos esperando este juicio y saber quién mató a Lucía”, había dicho Marta en los tribunales marplatenses y antes del inicio de la primera audiencia.
Y sumó: “Queremos que ella tenga justicia. Esperamos una justicia con una mirada de género que la otra vez no tuvo, ni humanitaria”. Recordemos que Farías y Offidani enfrentan este nuevo juicio, luego de que la Suprema Corte de Justicia bonaerense confirmara una resolución del Tribunal de Casación Penal provincial, que anuló la absolución por los delitos de abuso sexual y femicidio dictada en 2018 en un primer debate oral ante el TOC 1. De acuerdo con la madre de Lucía, “Un animal tiene más derechos" que los que tuvo su hija durante el primer juicio. "No se aplicó ningún protocolo de género”, afirmó.
En la última audiencia, la ginecóloga que atendió a Lucía durante su adolescencia habló de las presuntas lesiones presentaba en la zona genital, de acuerdo a un análisis que realizó sobre fotografías de la autopsia y que fue cuestionado por las defensas. En su testimonio, Mirta Santana señaló que la menor tenía una serie de hematomas, pese a que los peritos de la Suprema Corte provincial y del Ministerio Público coincidieron en que no existían ese tipo de indicios.
Estas apreciaciones, realizadas por Santana a partir de diferentes imágenes de la autopsia proyectadas en la audiencia de este miércoles, fueron cuestionadas por las defensas de los imputados Matías Farías (29) y Juan Pablo Offidani (47), por entender que sus conclusiones no eran propias de su especialidad como ginecóloga y que los cuatro forenses que declararon en la primera semana del juicio "ya se expidieron" al respecto y no mencionaron lesiones de ese tipo.
Para la testigo, en las fotografías del cuerpo de Lucía analizadas ante los jueces Gustavo Fissore, Roberto Falcone y Alexis Simaz, se apreciaba "equimosis" tanto en la zona vaginal como anal, que de acuerdo a su testimonio no surgían en los últimos estudios realizados por la menor siete meses antes de su muerte. Santana fue convocada por las abogadas de la familia de la adolescente, Verónica Heredia y Florencia Piermarini, quienes solicitaron la proyección de las fotografías.
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Pese a los planteos en oposición presentados por la defensora oficial de Farías, Laura Solari, y el defensor particular de Offidani, César Sivo, los jueces permitieron que la médica brindara su "opinión", aunque sin carácter de una pericia. Santana dijo que el tipo de lesión que presuntamente presentaba el cuerpo de Lucía no es "habitual de ver en las pacientes".La ginecóloga ya había sido testigo en el primer juicio por el hecho, en noviembre de 2018, pero no había aportado estas apreciaciones, ya que entonces no le fueron exhibidas esas fotografías. Tras la audiencia, Sivo cuestionó nuevamente sus conclusiones: "Habla sobre un cadáver, pero nunca hizo una autopsia".
En la sexta jornada del debate oral declararon otros cuatro testigos, que completaron la lista propuesta por el fiscal Leandro Arévalo y por el particular damnificado, y el tribunal dispuso además que se realice una inspección ocular pedida por los acusadores al domicilio en el que vivía Farías, en la zona sur de la ciudad, desde el que Lucía fue trasladada sin vida el 8 de octubre de 2016 hasta una sala de salud del barrio Serena.
Inspección ocular a la casa del horror
La casa de la ciudad de Mar del Plata en la que el principal acusado de abusar sexualmente y asesinar a Lucía Pérez vivía, y en la que la adolescente de 16 años pasó sus últimas horas con vida en 2016, fue inspeccionada a partir de un pedido del fiscal que interviene en el segundo juicio que se le sigue a él y al otro imputado por el hecho.El inmueble, ubicado en el barrio Alfar, a diez cuadras del Faro de Punta Mogotes, fue el sitio desde el que la menor fue trasladada a una sala de salud a la que ingresó sin vida, el 8 de octubre de 2016. El fiscal Leandro Arévalo, titular de la Unidad Funcional de Instrucción 7, había solicitado este procedimiento en el lugar, en Racedo al 4800, para que las partes y los jueces del Tribunal que intervienen en el juicio conocieran de forma directa sus características.
"Se observaron las dimensiones y la disponibilidad del lugar. Por fotos es una cosa y vivenciado es otra. Consideramos que era importante que los jueces sobre todo pudieran ver no solo el lugar sino también las referencias que dieron algunos testigos", explicó Arévalo en el lugar, tras el reconocimiento del inmueble.
Aseguró además que el objetivo era "posicionarse en el lugar y darle valor a la alegación" de la fiscalía, con esas referencias como "dato probado y no como mera especulación". En el reconocimiento participaron además del fiscal, los magistrados Fissore, Simaz y Falcone; las abogadas de la familia de Lucía, Heredia y Piermarini; la defensora pública de Farías, Solari, y Sivo, defensor particular de Offidani.
Farías está imputado como autor del delito de "abuso sexual con acceso carnal, agravado por el suministro de estupefacientes seguido de muerte en concurso ideal con femicidio", mientras que Offidani está acusado como "partícipe secundario".El espacio inspeccionado es una construcción precaria en el fondo de un terreno, adosada a la casa ubicada en el frente, con un ambiente y un baño en planta baja y una habitación pequeña arriba.
Farias vivía en ese sitio y, de acuerdo a la investigación, Lucía estuvo allí con él al menos desde la mañana del 8 de octubre de 2016, hasta que fue trasladada en la caja de la camioneta de Offidani al centro de primeros auxilios al que llegó muerta. Según pudo establecerse, el lugar no sufrió modificaciones de consideración desde que ocurrió el hecho.
Los otros testimonios durante el juicio
José María Dicciano, director de la escuela en la que la menor cursaba el penúltimo año del secundario, quien dijo que "siempre se mostró muy solidaria en cuanto a participación", que "se involucraba en proyectos" y "muy normal en su comportamiento y conducta" con un "rendimiento normal".Declaró además la expareja de la dueña de la casa que alquilaba Farías, Daniel Olmos, quien aseguró que el principal acusado por el hecho le dijo al día siguiente que Lucía "se había descompuesto, que se desvaneció y lo llamó a Offidani y la llevan a la salita". Otro de los testimonios de la jornada fue el de Laura Malacalza, de la Subsecretaria de Abordaje Integral de las Violencias por Razones de Género.
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La mujer se refirió a "marcas" que "muchas veces no quedan explicitadas físicamente" en contextos de violencia, y que "desde una perspectiva de género puedan ser interpretadas". Y la última testigo fue la perito psicóloga Claudia Bertarini, quien dijo que la "vulnerabilidad" de una mujer menor de edad como Lucía "se multiplica por cien" en una situación de consumo.Este segundo juicio se desarrolla sin la presencia de público y Farías y Offidani, imputados por el delito de "abuso sexual con acceso carnal, agravado por el suministro de estupefacientes seguido de muerte en concurso ideal con femicidio", solo siguieron la apertura desde el debate oral desde sus lugares de detención. Farías está acusado en calidad de autor, mientras que Offidani está imputado como partícipe secundario.
Ambas defensas adelantaron por su parte que cuestionarán la existencia del delito. De acuerdo con la instrucción del caso, Lucía había conocido a los acusados un día antes de su muerte, cuando se acercaron a la Escuela Media 3 local a venderle un cigarrillo de marihuana. Durante el primer juicio, ambos fueron condenados a ocho años de prisión por los jueces Facundo Gómez Urso, Pablo Viñas y Aldo Carnevale, pero solo por la venta de drogas en la puerta del colegio.