Tras seis años en suspenso, el Juzgado Federal N°2 de San Nicolás le impuso una multa de $8,4 millones al piloto y ex diputado provincial Marcos Di Palma por chocar con una serie de cables cuando volaba bajo con su avioneta Cessna y dejar sin luz a todo un pueblo de Capitán Sarmiento, a pocos kilómetros de Arrecifes, donde el ex piloto de carreras todavía vive.
Tras negociar por una probation y aceptar que había tenido la culpa, Di Palma fue acusado de “entorpecimiento de servicios públicos”. La causa fue llevada adelante por el fiscal federal Matías Di Lello. Ahora el ex diputado tendrá que realizar trabajos comunitarios durante un año y todos los sábados en una escuela de Sarmiento. A eso habrá que sumarle el pagó de más de 8 millones de pesos.
Según consta en el expediente, el pago deberá realizarse de la siguiente manera: “El abono de la multa será en un solo pago, depositándose dicho monto dentro del plazo de cinco (7) días hábiles desde la notificación a la defensa del causante”. En tanto, durante la investigación, el fiscal había ordenado el decomiso de la avioneta de Di Palma porque un perito de parte encontró fallos y falta de acondicionamiento para que sea aprobado su uso. El juzgado también le impuso que el piloto deberá pedirles disculpas a los habitantes en un medio masivo de comunicación.
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El incidente aéreo sucedió el lunes 4 de diciembre de 2017, cuando Di Palma intentó bajar su avión CESSNA 182J al costado de la ruta nacional 8, que une Arrecifes y Capitán Sarmiento. Cuando intentaba el descenso, le pegó con el ala izquierda a un cable de alta tensión y cortó el suministro eléctrico de toda la zona, incluyendo a algunos hogares de la localidad de Carmen de Areco.
Durante el juicio, también se descubrió que Marcos volaba con la licencia de piloto vencida. La última vez que había querido renovarla había sido en 2010 pero la junta médica le había rechazada el examen psicofísico. Por ello la Junta de Investigación de Accidentes de Aviación Civil (JIAAC) determinó que Di Palma no debería haber estado a cargo de ese vuelo. Por eso, también le fue prohibido volver a volar una aeronave.
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No fue el primer escándalo que causó con un ultraliviano. En 2016, había sido grabado cuando aterrizaba su avioneta sobre el techo del motorhome de su equipo en plena ruta y mientras otros vehículos particulares andaban por al lado. Las críticas fueron despiadadas.
En otra oportunidad, el escándalo lo hizo como pasajero. En una entrevista, contó: “Veníamos de Costa Rica y teníamos que hacer una escala de 6 horas. Así que decidí comprar un mini componente y lo saqué de la caja. Estábamos en 2004 y justo había sucedido lo de Atocha (el atentado en la estación de Madrid)”. Y continuó: “Cada 45 minutos me preguntaban qué tenía en la mano. Me preguntaron no menos de 100 veces, y arriba del avión ya cansado le dije a una azafata: 'Acá tengo bomba y acá tengo droga'”.
No esperaba lo que iba a suceder. Pero lo contó de manera simpática: “En eso la azafata me dice que tengo que bajar del avión y viene un hombre y me pidió que lo acompañe. Me llevaron adentro de un cuartito de 10×10 y me quedé solo con mi bolso. En eso entraron 20 tipos con ametralladoras y yo pensé: 'Si se me cae un pedo me acribillan'. Estuve detenido un día entero. Me cagaron a palos y me sacaron todo, los cordones, el cinto, la plata que tenía, los documentos y el reloj. Yo soy un boludo, no soy terrorista”.