26 Febrero de 2024 14:31
Tamara Soledad Gómez (33) convivía con su pareja Matías Romero (28) en el partido bonaerense de Merlo desde hacía menos de un año y las situaciones de violencia se agravaban con el paso de los días.
Lamentablemente, se conoció el peor de los finales: Romero le disparó en la cabeza a Gómez, que quedó tendida en el piso y perdió la vida al instante. El femicidio ocurrió en la tarde del domingo, alrededor de las 17 horas, en la casa que compartían en la calle Amado Nervo al 3400.
Tras un llamado al 911, personal policial acudió a la escena del crimen con toda celeridad y confirmó que efectivamente la mujer de 33 años estaba en el piso tendida ya sin vida y, según ellos, fue el mismo Romero quien les dijo que su pareja se había "suicidado" con un tiro en la cabeza.
En ese momento también se hizo presente la fiscal Marina Rueda, de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) 11 especializada en Violencia Familiar y de Género que preguntó dónde estaba el arma. Para su sorpresa y la de los investigadores, la pistola no la tenía Tamara, sino Ignacio Bravo, un amigo cercano de Torres.
La causa cambió rápidamente el curso, cuando al ser indagada una de las hijas de Tamara, precisó: "Mati mató a mamá". Rápidamente, se constató el paradero del presunto femicida que intentaba escapar del lugar del crimen.
En la reconstrucción de lo que pudo haber pasado, las autoridades corroboraron que la mujer habría estado realizando tareas de lavandería cuando empezó la discusión. Romero, tenía en su haber un pistolón de calibre 12.70 y habría amenazado a Tamara con una frase terrible: "¿Y si te mato con tu hermano duchándose acá?".
En definitiva, la discusión no se quedó ahí sino que siguió hasta el punto en que Romero disparó el pistolón a muy pocos centímetros de la cabeza de Tamara, que quedó tendida en el piso con un balazo en la cabeza, tal como la encontraron las autoridades policiales.
El implicado externo de la causa es el amigo de Romero, Bravo a quien se buscó y quedó detenido por "encubrimiento agravado por ser el hecho precedente un delito especialmente grave". Romero, por su parte, corre la misma suerte pero con una causa mayor: "Homicidio calificado por ser la víctima una mujer con quien ha tenido una relación de pareja con violencia de género, cometido mediante arma de fuego y portación ilegal de arma de guerra".
El subsecretario de Seguridad local, Domingo Lippo, declaró que la actuación de fiscalía fue "rápida" y tuvo "una eficaz labor" en la resolución del caso que ahora está en manos de Rueda. Sin embargo, la investigación recién empieza. Lo que se pudo constatar sobre el presunto femicida es que se dedicaba a la venta de estupefacientes por menudeo. Este dato que lo complicaría más se confirmó después de haber encontrado en un allanamiento, parte de la droga que se dedicaba a vender por la zona.
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