25 Febrero de 2022 14:51
El pasado miércoles, Santiago del Estero fue el escenario del horror cuando Alberto Ramón “Cacho” Sanabria, un mecánido de 41 años, asesinó a su esposa y a sus dos hijos, de tan solo 7 y 4 años. Todo comenzó cerca de la localidad de Tintina, cuando varios testigos dieron aviso a las autoridades que Sanabria había agarrado una escopeta y se propinó un disparo en la cara en un campo de la zona donde trabajaba.
Allí había llegado con su auto para reparar el tractor de un cliente, pero optó por quitarse la vida. Los presentes dieron aviso a las autoridades sobre el suicidio y un grupo de agentes de la comisaría local se dirigió hacia su casa, ubicada en el barrio Fortín, en la localidad de Weisburd, a más de 200 kilómetros de la capital de esa provincia, para darle la trágica noticia a su familia, sin esperarse la horrorosa escena con la que se iban a topar.
Como nadie los atendió en aquel domicilio, localizaron a un familiar que les permitió el ingreso a la vivienda y una vez en el interior, se encontraron con la tragedia: hallaron asesinados a Romilda Yanet Corbalán, de 35 años y a sus dos hijos, Damián, de 4 y Luna, de 7. “El tipo quiso matar a mi nieto, al que no quería porque no era su hijo, y le dije a mi hija: 'Este no es hombre para vos, separate'”, contó Hilda, la madre de Romilda y abuela de los chicos.
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La mujer fue la primera en llegar a la escena y no pudo contener las lágrimas mientras la fiscal Carla León Fernández -luego intervino su colega de la Unidad de Violencia de Género, Silvina Paz- supervisaba las pericias de la División de Homicidios y la Policía Científica. “¡Que lo quemen, que no lo sepulten a ese hdp! Me dejó sin mi hija y sin mis nietos”, gritó antes los presentes, envuelta en tristeza y mucho dolor.
En diálogo con El Liberal, Hilda contó que su hija "andaba muy mal". "Él no la golpeaba, pero la dejaba sola y todos debíamos colaborar. Eran la luz de mis ojos. Yo adoraba a mis nietitos. Les faltaba todo, pero en nosotros, recibían más que todo. Ella quería una cartuchera para sus lápices de colores. Él, una mochilita. Estaba tan ansioso por empezar su jardín. Le dije que hasta podríamos ir a Buenos Aires, de paseo, como broma”, agregó entre lágrimas sobre sus nietos.
Las primeras pericias -aún se aguardan los resultados de la autopsia- determinaron que Romilda fue golpeada y apuñalada: tenía cortes en la espalda y en el pecho, del lado izquierdo. “Recibió cinco heridas punzocortantes y estimamos que la causa de muerte podría haberse producido por esas heridas, que eran compatibles con un cuchillo tipo carnicero”, reveló la fiscal Paz.
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En la casa del mecánico se secuestró un cuchillo con marcas de sangre, mientras que la causa de muerte de los nenes se establecerá mediante el análisis forense. “Los niños estaban acostados en sus respectivas camas, no presentaban signos de violencia externa como la mamá, ni golpes, ni puñaladas”, dijo la fiscal. Por esta razón, una de las principales hipótesis es que hayan sido sofocados con una almohada o sábana.
De acuerdo con la fiscal, el triple crimen ocurrió entre la 1 y las 4 del miércoles e indicó que -a pesar de que no había denuncias por antecedentes de violencia de género- “la teoría más firme es que él comete el femicidio y los dos homicidios calificado por el vínculo con relación a sus hijitos”. El jueves se le tomó testimonios a familiares y los vecinos de Weisburd iniciaron una campaña para ayudar a la familia Corbalán.
Las pericias sobre los cuerpos de las víctimas concluyeron este viernes y los restos fueron trasladados hacia la localidad del departamento Moreno, a la vera de la ruta 116, distante 40 kilómetros de Quimilí. La decisión de “Cacho” Sanabria de dispararse en la cabeza con la escopeta apenas unas horas después de cometido los horrendos crímenes, provocó que en materia judicial se “extinguiera la acción penal”, ya que el asesino falleció.