20 Octubre de 2016 13:07
La epidemia endogámica de la violencia de género ya es imposible de ocultar en nuestra sociedad: mientras miles y miles de personas marchaban para combatir y concientizar sobre la violencia de género, una mujer recibía una golpiza salvaje en Mendoza, y producto de la misma falleció horas más tarde. El femicida, en este caso, fue su hermano.
Fue atacada en la tarde del miércoles, alrededor de las seis tarde, en una vivienda ubicada en el barrio La Favorita, Mendoza capital. Mientras tanto, en todo el país se llevaba a cabo la marcha #MiércolesNegro, convocada por el colectivo #NiUnaMenos luego de la seguidillas de femicidios acontecidos durante los últimos días.
De acuerdo a la investigación, la mujer, identificada como Deolinda Tropán (41), discutió con su hermano, Víctor Fabián Tropán (42), hasta que de pronto la mujer fue atacada a golpes en la cabeza y luego sufrió una herida punzocortante, presuntamente provocada con un destornillador.
El Hospital Central de Mendoza, donde murió Deolinda Tropán luego de haber recibido una paliza mortal por parte de su hermano
Según detalló Jorge Pérez, subgerente del Hospital Central de Mendoza, a donde fue trasladada la víctima, Deolinda fue atendida por múltiples lesiones faciales, una herida punzocortante, la pérdida de un ojo por los golpes y gran pérdida de sangre.
Aunque la mujer llegó con vida, falleció durante la madrugada de un paro cardiorrespiratorio a pesar de los cuidados médicos que le brindaron en terapia intensiva.
Barrio "La Favorita" del Gran Mendoza, donde sucedió el último femicidio
El hermano de la víctima quedó detenido y alojado en el Hospital Carlos Pereyra para ser tratado por un cuadro psiquiátrico, por orden de la Oficina Fiscal 2, de Mendoza, que investiga el hecho.
Mendoza, territorio peligroso para la mujer
El crimen de Deolinda Tropán lamentablemente agranda una nefasta lista negra que alarma a la provincia de Mendoza: es el cuarto femicidio cometido en menos de un mes.
Los primeros sucedieron durante la llegada de la primavera: el 21 de septiembre desaparecieron Janet Zapata, de 29 años, y Julieta González, de 21 años. No se conocían entre sí, pero ambas encontraron el mismo final trágico.
Casi una semana más tarde, y con un día de diferencia, fueron encontrados los cuerpos de ambas: el de Janet apareció en la ciudad mendocina de Cacheuta y el de Julieta se halló en una ripiera ubicada en las cercanías del penal de Almafuerte.
Un día más tarde, otra mendocina murió de la peor manera: Ayelén Arroyo, de 19 años, fue asesinada de una puñalada en el cuello. Su asesino fue su mismísimo padre, quien la mató luego de que la víctima lo denunciara por haberla violado en reiteradas ocasiones, tanto a ella como a su hermana.
Durmiendo con el enemigo
Así como los asesinatos de Ayelén Arroyo y Deolinda Tropán fueron sus familiares de sangre, los femicidas de Janet Zapata y Julieta González fueron sus respectivas parejas.
A Zapata la mató Damián Minati, su marido. Según lo describieron los que conocieron a la pareja, el hombre es una persona con “celos enfermizos”. Debido a esos celos, Minati, ayudado por un amigo suyo, contrató a un sicario y terminó con la vida de su mujer.
Andrés Di Césare, acusado de haber matado a Julieta González
Con Julieta pasó algo similar: cuando la encontraron muerta, la policía investigó su celular y descubrió que mantenía una relación con un joven de 23 años, hijo de un empresario de transporte de la ciudad de Maipú. Se trata de Andrés Di Césare, quien fue apresado hace diez días luego de haber sido acusado del femicidio de González.