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"Me ahorcó, sentí que me moría": grave denuncia contra un oficial de la bonaerense por violencia de género

Teresita Antonella Gonella tiene 24 años y denunció que recibió una brutal golpiza frente a su hija de siete años de su ahora ex pareja, Diego Hernán Lázaro Giménez, Capitán de la policía en La Matanza. 

por Alejo Paredes

03 Febrero de 2020 16:03
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Teresita Antonella Gonella tiene 24 años, es mamá de Lucía, de solo 7, y desde el jueves vive con miedo junto a su hija luego de que su ahora ex novio, identificado como Diego Hernán Lázaro Giménez, Capitán de la policía de la Provincia de Buenos Aires, le propinara una brutal golpiza en la puerta y dentro del departamento que tiene la joven ubicado en Villa Celina, La Matanza.

Todo ocurrió el jueves 30 de enero, cuando los padres de Giménez -que viven junto al departamento de Gonella- regresaron por la mañana de sus merecidas vacaciones. Ese mismo día, junto a la joven -que también ejerce como oficial de la policía, en la unidad de prevención de la policía local de La Matanza- mantuvieron un almuerzo familiar en el patio del complejo en el que viven.

Según le contó Gonella a BigBang, durante toda la tarde cualquier tema de discusión era motivo de disputa con su por entonces pareja. “Cualquier tema de conversación que tenía la familia, él los confrontaba y buscaba conflicto. Buscaba tener la razón y la última palabra”, relató.

Ese mismo día, cerca de las 18.30, según contó la víctima, estaban regresando al departamento de ella cuando Giménez le hizo una escena de celos: “No lo miré al vecino con ninguna intención. Pero él me lanzó ´estás muy entretenida, mejor me voy´. Y se fue”.

Lo cierto es que el capitán de la policía local de La Matanza regresó a los 10 minutos y encontró a Gonella hablando con un compañero de trabajo. “Cuando vuelve, le abro la puerta y me empezó a insultar. Me dijo  que era una ´puta, un gato barato, una zorra que lo quería cagar´”, contó.

Cansada del maltrato, la joven de 24 años buscó refugio en su habitación. Pero esto no evitó que, durante los posteriores 35 minutos, Giménez ingresara reiteradas veces al domicilio para insultarla: “Me insultaba y salía. Jugaba con las nenas afuera y entraba para putearme”.

Tras recibir los reiterados insultos de parte de su pareja, Gonella le pidió que se fuera del lugar provocando la reacción violenta del oficial. “Estaba tomando cerveza y mal dormido. Le sacó la botella con la que estaba jugando su hija, Mía (5), y se la revolea en la espalda a mi nena. “Le pegó en la espalda a mi hija con toda la bronca, pegó un grito tremendo”, relató Gonella.

Y siguió: “Ahí me le fui al humo porque no era quién para pegarle a mi hija. Lo insulté, le dije de todo. Me dijo ´hija de puta´, me agarró del cuello y me revoleó para el sector del jardín.  Cuando me levanto, le pedí a mi hija que se metiera para adentro y yo me fui detrás de ella. Él quería entrar conmigo e intenté evitarlo. Me empujó, me hizo volar por el aire y se me tira encima”.

Según le contó la oficial de policía a este portal, Giménez le colocó ambas piernas encima suyo y con una mano intentó asfixiarla. “Me ahorcó. Juro que me estaba quedando sin aire. Me estaba matando, sentía que me moría. Al escuchar los gritos, la vecina (de nombre Dulce), entró al departamento e intentó ayudarla. Pero él la empujó, le dio una piña y la sacó de la casa”, sumó.

La víctima relató que su ahora ex pareja comenzó a darle piñas cuando intentó socorrer a su vecina y la llevó a los empujones una vez más a la habitación: “Me agarró de la ropa y me empezó a escupir la cara. ´Te voy a escupir la cara porque te lo mereces, sos una zorra´, me dijo”.

Mientras Gonella sufría los golpes de su pareja, las nenas de ambos fueron testigos privilegiados del conflicto. “Intenté llamar a la policía, pero no me dejaba. Yo quería que se vaya. Por suerte le pegó una piña al espejo y se cortó la mano y se fue”, contó la oficial de policía.

La mujer detalló que tuvo un enfrentamiento “de lucha libre” con su novio para que éste no se llevara las llaves de su casa y regrese: “Me dobló el dedo. Ya no tenía fuerzas. Estaba en el piso y él encima de mí. No me quedó de otra que abrirle la puerta del edificio. Antes que salga, la hija de él repetía que su papá no me había pegado a pesar de que vio todos los golpes.

Al retirarse el capitán de la bonaerense en La Matanza, Gonella y su vecina Dulce realizaron una denuncia contra Diego Hernán Lázaro Giménez en la Comisaría de la Mujer de San Justo. “Firmé el oficio y me comentaron que a él no lo iban a echar de su cargo, que le van a dar una carpeta, lo van a mandar en dos meses al psicológico y que le iban a volver a dar el arma. Él tiene el derecho de pegarme y matarme, que no le van a hacer nada”, sostuvo, indignada, en diálogo con BigBang.

Un pasado tóxico y violento

Diego Hernán Lázaro Giménez tiene 46 años y 26 de servicio. A pesar de que tiene su propia casa en Ciudad Evita, llega sin avisar y se instaló en la casa de Gonella en Villa Celina. Hace un año y medio que salía con él. Anteriormente las discusiones que teníamos era por celular y frente a frente me acercaba la cara y me hablaba fuerte”, relató la víctima.

Y continuó: “Una vez me rompió el celular de una piña. El tipo es re tóxico. Esa vez pasó, otra vez me empujó tras una discusión. Estuvimos días sin hablarnos y después se la perdoné. Cualquier cosa es buena para discutir para él. Quería cortar la relación pero no sabía cómo hacerlo. Me amenazaba, me decía que me iba a cambiar de horario”.

Gonella es madre soltera y trabaja de noche porque de día no tiene quien le cuide a su hija. “Me dijo que me iba a sacar el horario y del lugar donde estoy cómoda. Ahora soy acompañante de móvil. Una vez me escupió la cara. Le dije que se dejara de hacer el loco y le empecé a marcar pautas de una relación normal. Pero nada funcionó”, contó.

Según explicó, el padre de Giménez le contó que en relaciones anteriores discutió “feo” con su ex pareja al punto de apuntarse mutuamente “con sus pistolas reglamentarias”. “¿Qué tengo que esperar, que me mate o me cague a palos? Qué injusto que es todo. Por tener 26 años de servicio tiene privilegios, ¿Y mi hija y yo? Eso me molesta”, dijo disgustada.

Y sentenció: “Lo único que quiero es que lo trasladen. Más allá de los golpes, no me quiero dejar vencer. Quiero estar para mi nena y no acostarme en una cama con una depresión enorme. Mi nena está mal. Pero ya hice la perimetral y seguramente pediré el botón anti-pánico. Me da miedo que le devuelvan el arma y me mate”.

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