La semana pasada una militante de la agrupación de derechos humanos H.I.J.O.S. denunció que fue atacada por dos personas que la esperaban en el interior de su vivienda y tras agredirla, incluso sexualmente, dejaron pintado en una pared la sigla VLLC ("Viva la libertad, carajo", el eslogan político del presidente Javier Milei). La joven, cuya identidad permanecía en reserva, "fue atacada por dos individuos que la esperaban adentro de su domicilio, luego de forzar la puerta e ingresar ilegalmente".
Aquel durísimo documento publicado por la agrupación señalaba que la víctima había sido "atada, golpeada, abusada sexualmente". "Sufrió amenazas de muerte de parte de sus captores", denunció H.I.J.O.S., que calificó al hecho como "un atentado político". "Los atacantes la amenazaron con armas de fuego y le transmitieron con claridad el mensaje: 'no vinimos a robarte, vinimos a matarte. A nosotros nos pagan para esto'", sostiene la denuncia.
Lo cierto es que este lunes, Sabrina Bolke decidió romper el silencio y contar con su voz el calvario que sufrió a manos de sus agresores en su casa. "No quisiera entrar en los detalles más morbosos, no es la idea, pero sí decir que salía de mi trabajo, como cualquier trabajo, a la noche, a las 8 y cuarto de la noche, y cuando llegué a mi casa y abrí la puerta, habían dos personas atrás de la puerta esperándome y cuando ingresé a mi domicilio, me tomaron por la espalda", contó.
La joven dialogó con el Destape radio y relató que los agresores la "tomaron por el cuello, me redujeron, me insultaron, me amenazaron, me golpearon, estuvieron torturándome aproximadamente entre 15 y 20 minutos". "Lego me ataron y me apuntaron con armas, me dijeron que me venían a matar. En ese momento, por supuesto que, como hasta ahora, hay una sensación y un estado todavía de shock, porque todavía estoy tratando de entender qué es lo que pasó", señaló.
Antes de contar lo que ocurrió, Sabrina se presentó como "militante e integrante de la agrupación Hijos de la regional de Ciudad de Buenos Aires" e "hija que nació en la democracia". "Soy una de las tantas hijas de compañeros y compañeras que vivieron en esos momentos tan terribles de la última dictadura cívico-militar y que tuvieron la suerte de poder contar esta historia y una de esas tantas hijas soy yo y soy la persona de la que denuncio junto a la agrupación Hijos lo que ocurrió el 5 de marzo", afirmó.
Y sobre el infierno que tuvo que vivir aquella noche de martes, describió: "En ese momento me dijeron que no hablara nunca más, que sabían dónde trabajaba, que sabían que no tenía que hablar más de mi trabajo, de derechos humanos. Y cuando sacaron las armas y me apuntaron, pensé que efectivamente que mi vida iba a terminar ahí. Lamentablemente yo, lo primero que pensé fue que así es como iba a terminar mi vida. Les pedí que no le hicieran daño a mi gato".
Sabrina relató que al verlos, sus captores la siguieron golpeando y luego le pidieron que se dé vuelta. "Cuando me negué, me siguieron golpeando y me ataron con alambres y con vendas. No quiero profundizar más en eso, porque todavía es algo muy difícil de poder narrar inclusive, pero es lo que pasó. Cuando se fueron, me dijeron que si yo decía que ellos estuvieran ahí, iban a volver y que efectivamente, nada, que me iban a meter un tiro", describió la víctima.
Según explicó, al principio creyó que se trataba de un asalto, pero esta versión cambió al notar ciertas actitudes de los delincuentes. "Yo soy una trabajadora. Mi trabajo, mi sueldo, ni siquiera cubre la canasta básica. Yo soy una militante de a pie, no soy una persona expuesta. Jamás tuve una responsabilidad de nada, al contrario, yo soy una trabajadora. Entonces, cuando entré a mi casa, pensé que era un robo. Yo les pregunté, les dije que no tenía nada", contó.
Y continuó: "Cuando yo cobro, pago las deudas que tengo y a veces ni siquiera puedo terminar de pagarlas y no tenía ni siquiera dinero en efectivo en la billetera. Entonces, cuando yo hasta ese momento pensé que era un robo, les digo ´que me van a robar si yo no tengo nada. No se den cuenta que no tengo nada. Soy una laburante´. Me dicen, ´nosotros sabemos todo de vos. Sabemos dónde trabajás, sabemos qué haces, estás con derechos humanos. Nosotros no vinimos a robarte, nosotros vinimos a matarte´".
De esta manera - reveló- descubrió que el ataque había sido orquestado por alguien más. "Y ahí es cuando nos sacan las armas. Y en ese momento, ahí cambió todo. Yo termino de darle una vuelta a todo esto cuando a mí me logran rescatar de esa situación. Y cuando estábamos volviendo a mi casa, luego de estar en el hospital Pirovano, nos encontramos que en una de las paredes habían escrito las siglas de PLLC y la palabra ñoqui abajo de esa pintada en la pared de mi habitación", afirmó.
Sabrina detalló que sus agresores estuvieron dentro de su departamento, donde rompieron muebles y cosas de valor. "No se robaron nada. Yo trato de ser muy cuidadosa con todo esto. Yo no le puedo echar la culpa en términos judiciales a que esto tenga que ver con un aparato estatal, claramente. No, eso no. Pero sí es verdad que un caldo de cultivo, de odio, de violencia hay desde hace un tiempo ya. Y habilitan este tipo de cosas. Yo no tengo pruebas, pero sí está todo en la justicia", aclaró.
Y sentenció: "Por momentos estoy asustada, por momentos en ese miedo que hay porque mi vida quedó suspendida. En esto le quiero pedir disculpas a mis amigos, a mis amigas, a mis seres queridos, porque desde el 5 de marzo yo no he podido poder ser la misma persona y mantener ese diálogo fluido que uno tiene con sus amistades, con la gente que quiere, que te preguntan, no te vimos más en el club, no te vimos... porque todavía hay miedo, porque todavía no sabemos. Entonces, por momentos la vida es suspendida, por momentos estoy bien, trato de olvidarme, trato de salir acompañada, a pasear, a recuperar una vida normal".