El aberrante caso Lucio Dupuy, el nene de cinco años que fue abusado, torturado y asesinado por su mamá y su pareja en Santa Rosa, La Pampa en el año 2020 tuvo una nueva sesión en su juicio el día martes.
En el mismo estuvieron presentes las dos agresoras. Tanto la mamá, Magdalena Espósito Valenti como su pareja Abigaíl Páez declararon y testificaron sobre lo ocurrido. Si bien el juicio se lleva a puertas cerradas debido a que la víctima era menor de edad y a que se trata un delito contra la integridad sexual, varios testigos que estuvieron presentes hablaron con la prensa y revelaron datos inéditos.
Teniendo en cuenta que en las últimas sesiones ninguna de las dos mujeres había querido dar su testimonio, en esta ocasión todo cambió. La madrastra de la víctima pidió hablar y afirmó que ella nunca tuvo intenciones de hacer daño al menor y que lo extraña mucho. “Mi intención jamás fue lastimarlo y mucho menos matarlo. Me duele en el alma, lo extraño mucho”.
La declaración clave el en caso de Lucio Dupuy: qué dijo el hombre que lo llevó al hospital
Por su parte, Valenti no emitió casi ni sonidos y se negó a dar su testimonio en la causa en la que esta imputada por el homicidio triplemente calificado por el vínculo y con ensañamiento y alevosía; en concurso real con abuso sexual gravemente ultrajante por su duración y formas concretas de realización, triplemente agravado por ser la guardadora al momento de los hechos, por ser cometido por dos personas y por existir convivencia con la víctima menor de 18 años, como delito continuado. En cuanto a Páez, la la condena es la misma pero sin el agravante del vínculo.
Además, la madre fue retirada de la sala en el momento en el que habló su pareja, ya que no le permitieron escuchar su declaración ni por el altoparlante. Luego la implicada continuó relatando como había sido la cronología del día del asesinato del menor, y su declaración no condice con lo que dijeron el resto de los 61 testigos.
Según el relato de las médicas que atendieron a Lucio en el hospital, cuando llego ya casi sin signos vitales y desfigurado de pies a cabeza, la mujer nunca supo explicar con claridad lo que había pasado en ese momento, y cada relato que hacia era distinto. Tanto en ese momento como también en las reiteradas visitas a los centros de salud que realizaron entre 2019 y 2020 luego de cada golpiza.