El juicio llegó a su fin. Después de 90 días de investigación, Alberto Segundo Mina Ponce (34) y Aurelio “Rojo” Rodríguez (39) fueron condenados hoy a 40 años de preisón por el homicidio de Marina Menegazzo (21) y María José Coni (22), las turistas mendocinas asesinadas en febrero en la ciudad balnearia de Montañita, Ecuador.
Mina Ponce y Rodríguez fueron condenados por el homicidio de las mendocinas.
Los primeros en llegar fueron los familiares de las víctimas, mientras que los imputados lo hicieron acompañados por sus respectivos abogados minutos antes del comienzo de la audiencia, esposados y resguardados con chalecos antibalas.
Marina y María José fueron asesinadas en febrero, mientras estaban de vacaciones.
El alegato de la tercera fiscal de la causa, María Dolores Coloma Pazmiño, fue contundente y tuvo como principal objetivo a Mina Ponce, a quien señaló en primer lugar como el autor del crimen. “Se ha demostrado la materialidad y responsabilidad de los hechos”, precisó según consignó desde el lugar el periodista argentino Sebastián Salas.
Luego de recapitular las horas posteriores al hallazgo de los cuerpos y las pruebas incriminatorias en contra del vigilador comunal, la fiscal recordó la primera declaración del “Negro”, en la que asumió el homicidio de Coni, luego de que la mayor de las mochileras se negara a mantener relaciones sexuales.
Los imputados siguieron el juicio por teleconferencia. Recién asistieron ayer.
Aunque el ahora condenado luego se desdijo y reconoció sólo haber ayudado a esconder los cuerpos, Coloma Pazmiño desestimó el cambio de versión. ¿El motivo? Mina Ponce señaló a un venezolano identificado como “el Chamo” como el autor, aunque la Justicia luego pudo comprobar que se encontraba detenido al momento del crimen.
“No hay verificación de las personas que él luego señala como autores”, sostuvo, y sumó: “Las verificaciones de ADN y la Policía no ubican al Chamo en la escena del crimen".
Desestimada así su defensa, la fiscal también apeló a los resultados toxicológicos de los cuerpos que confirmaron que Marina y María José fueron drogadas antes del asesinato, agravante que incrementó su pena: “Fueron drogadas con benzodiazepina, que les hizo perder su voluntad”.
La fiscalía confirmó que el "Chamo" fue descartado como autor.
Según la línea de investigación de la fiscal, existió un “concurso ideal de hechos: a las chicas las secuestran, las violan, las drogan y las matan”. La participación de “Rojo” fue la de haberlas “secuestrado, encerrado y maniatado”, lo que lo convierte, para Coloma Pazmiño, en un cómplice y también coautor.
La fiscalía basó su acusación en la falsa coartada que dio Rodríguez, quien aseguró que había llevado a las chicas en taxi a la casa de Mina Ponce, pero luego regresado al bar “Sin Fronteras” de la ciudad. “Nunca regresó al bar, nunca salió de la casa”, sumó. Minutos después, el abogado del acusado daría la nota al gritar en medio de la sala y señalando al “Negro”: “Acá está el asesino confeso de dos mujeres indefensas”.
La casa de Mina Ponce, ubicada a 2.5 kilómetros de Montañita, fue la escena del crimen.
“Es imperante que se aplique el máximo de la pena", sentenció desde el centro de la sala la fiscal, frente a la atenta mirada de los familiares de las mendocinas. Los por entonces imputados, en tanto, se mantuvieron callados y no levantaron la mirada durante todo su alegato. Los atenuantes solicitados fueron: “Alevosía, despoblado y saña”.
Milena Zembrano, abogada de Mina Ponce, tomó minutos después la palabra. No sólo ratificó la acusación del “Negro” contra el joven venezolano, sino que además sumó un dato, que también llamó la atención de los familiares de las chicas: “Mi cliente no ha estado mintiendo. La Fiscalía encontró de cuatro a seis fluidos que no están identificados”.
Tras recordar que el vigilador comunal denunció haber sufrido presión policial para autoincriminarse, la letrada sumó: “Esta defensa no niega que haya tenido participación, pero no es el autor, como dijo la fiscal. Colaboró, pero no estuvo en el hecho que se investiga. Obvio que se hallaron fluidos (restos de ADN) porque era su domicilio”.