Tensión en Ecuador. Alberto Segundo Mina Ponce (34), el vigilador comunal de Montañita acusado de haber asesinado a María José Coni (22) y Marina Menegazzo (21), declaró ayer frente a los familiares de las jóvenes mendocinas e insistió en su inocencia. En su testimonio, escueto y casi idéntico al que brindó durante la etapa de instrucción, el “Negro” reconoció haber escondido los cuerpos, pero volvió a señalar al “Chamo” como autor del doble femicidio, pese a que la investigación previa al juicio lo descartó como sospechoso.
María José (22) y Marina (21) fueron asesinadas en febrero durante su estadía en Montañita, Ecuador.
Rojo y Negro
En un principio, Mina Ponce y el otro imputado por el crimen, Eduardo “el Rojo” Rodríguez (39), iban a prestar declaración desde el penal de Guayaquil en el que permanecen detenidos desde los primeros días de marzo.
Los imputados llegaron esposados a la sala. Declararon frente a la familia.
Sin embargo, un problema en el sistema de teleconferencia obligó a los acusados a viajar a la ciudad de Salinas, en donde tiene lugar desde hace nueve días el juicio, ubicada a 222 kilómetros.
Mina Ponce y Rodríguez, los dos imputados, fueron detenidos por el doble homicidio el 28 de febrero.
Allí, frente a la atenta mirada de los familiares de las jóvenes mendocinas, Mina Ponce volvió a relatar qué fue lo que sucedió aquella tarde del 22 de febrero en el que conoció a las chicas en la avenida principal del “paraíso surfero”.
La puerta del bar "Sin Frontera", el lugar en el que los imputados conocieron a las mendocinas.
Lejos de seguir los consejos de su defensa, el “Negro” se apegó a la última versión que brindó el cuatro de abril frente a la tercera fiscal de la causa, María Dolores Coloma Pazmiño (para leerla completa, hacé click acá).
Según la autopsia, María José fue asesinada el 23 y Marina el 25, mismo día en el que encontraron el cuerpo de su amiga.
Las 11 claves de la declaración de Mina Ponce
Dijo que conoció a las chicas la tarde del 22 de febrero, el mismo día en el que desaparecieron, y que les dio asilo en su casa, ubicada a 2.5 kilómetros de la ciudad balnearia, en la puerta del bar “Sin Fronteras”.
Fue el “Rojo” quien los presentó cerca de las 19.30, luego de cruzarse de casualidad con las chicas antes de ingresar al bar. Tras ofrecerles hospedaje, le dio las llaves de su casa a su amigo y los despidió en un taxi porque tenía que volver a trabajar.
Una hora más tarde, Mina Ponce aseguró que regresó a su casa y estaba vacía. Al rato, “Rojo” y las chicas regresaron de un kiosco (ubicada a pocos pasos de su casa) y él volvió al centro de Montañita para trabajar.
El vigilador regresó a las 3.30 de la madrugada a su casa. Sostiene que encontró a cinco hombres que lo amenazaron con un arma y los cuerpos de María José y Marina “tirados boca abajo en el piso”.
La casa de Mina Ponce, la escena del crimen: ubicada a sólo 2.5 kilómetros del centro de Montañita.
Señaló que el “líder de la banda” el “Chamo”, un venezolano que vivía en Montañita al momento del crimen (tiempo después la Justicia ecuatoriana lo identificó como José Miguel Ovispo Contreras). Estaba, además, acompañado por dos individuos a los que mencionó como “Mauro” y “Escorpión” y aseguró haberlos detenido en 2015 por tenencia de drogas.
Mina Ponce dijo que el “Chamo” empezó a limpiar la escena del crimen con agua, mientras que sus compañeros se disponían a embolsar los cuerpos de las jóvenes. Dijo que ninguno de los elementos de “embalaje” le pertenecían: “Los trajeron ellos”.
Según su relato, le pidió a un vecino un “triciclo” para trasladar los cuerpos y el primer cuerpo (de María José) fue “bajado por el monte” cerca de las tres de la tarde. No precisó cómo trasladaron el de Marina que, tras conocerse los resultados de la autopsia, se confirmó que todavía estaba con vida y no muerta, como él sostiene.
Luego de esconder los cuerpos y antes de abandonar el lugar, una camioneta modelo Chevrolet Aveo sin patente se llevó a tres de los integrantes. Él regresó a su casa con el “Chamo” y aseguró que volvió a ser amenazado. “Tenemos que culparte a ti y a tu compañero (Rojo) porque una sola persona no pudo haber hecho todo esto, te vamos a estar vigilando”.
Tras la intimidación, Mina Ponce dijo que lo llevaron a una lavandería (identificada luego como “Juanita”) para que lavara las sábanas ensangrentadas. “Si llega a pasar algo, échate la culpa o matamos a toda tu familia”, fue la frase con la que se despidieron.
[EXCLUSIVO] El listado de los 17 clientes que acudieron ese día a la lavandería.
El vigilador comunal aseguró que recibió intimidaciones durante los dos días que los cuerpos permanecieron desaparecidos. “Cuando salía de trabajar me acercaban un teléfono y me decían: 'Mal parido, estamos cerca de tu familia. Tienes que estar tranquilo y sereno, porque donde tu hables algo ya sabes que se muere tu mamá y tu familia'”.
Después de descubrir el segundo cuerpo, la Policía lo fue a buscar a su casa. “Me llevaron a la Comuna y los agentes (policiales) me metieron presión. Me llevaron a la fiscalía y me dijeron que tenían pruebas en mi contra”.
[EXCLUSIVO] Dos de las armas encontradas en la casa de Mina Ponce.
Las 9 contradicciones de su declaración
Su declaración, casi idéntica a la que había brindado en la etapa de instrucción, encuentra ahora pruebas irrefutables que dejan en evidencia inconsistencias y contradicciones. Los testimonios de los testigos que interactuaron con él en los días posteriores al crimen lo complican. Incluso se descartó hasta la participación del "Chamo" con una coartada inobjetable.
Mina Ponce dijo que las chicas habían comprado una Coca-Cola en el kiosco la tarde del 22 de febrero, pero la dueña del mismo aseguró que
María José sólo había comprado un jugo de naranja.
La mayor de las turistas pagó con diez dólares, por lo que también se derrumba la teoría de que estaban sin dinero por un robo: el viaje en micro a Guayaquil cuesta sólo seis (el directo y más costoso) y la noche en el hostel JN en el que se hospedaban, diez dólares.
Las chicas se alojaron en la habitación número nueve de la planta baja del hostel JN.
El “
Chamo”, al momento del crimen, se encontraba preso en Santa Elena porque lo habían encontrado un mes atrás con posesión de cocaína. La Justicia lo citó a declarar, pero lo descartó como sospechoso: su coartada era inobjetable.
Según su relato, la última vez que vio a las chicas con vida fue cerca de las nueve de la noche del 22 en su casa mientras él lavaba los platos antes de regresar. Describió el ambiente como tranquilo. Sin embargo, un amigo suyo declaró ante la fiscal que cerca de las diez pasó por la puerta y, aunque no entró, le llamó la atención no sólo que estuviera ahí, sino el nivel de ruido que provenía de su casa.
El "Chamo", al momento del crimen, se encontraba preso en Santa Elena.
Dijo que las cintas con los que embalaron los cuerpos no eran suyas, aunque reconoció que las bolsas sí lo eran. “Había un paquete sellado, las tenía adentro de la cómoda porque las utilizo para guardar la basura”. Sin embargo, una trabajadora de la municipalidad declaró que
Mina Ponce llegó el 23 al mediodía solo y tranquilo, y que solicitó bolsas para “limpiar la playa”.
En su relato, el vigilador comunal asegura que estaba trabajando al momento del homicidio y que el último contacto que mantuvo con las chicas fue cordial. Sin embargo, el peritaje médico que le realizaron cuando lo detuvieron advirtió que tenía dos lastimaduras.
Aunque dijo que llegó a la lavandería acompañado por los secuaces del “
Chamo”, el testimonio de una vecina del lugar lo contradice. “Se bajó de una moto y vino a saludarme porque siempre charlamos y ahí me empezó a decir que estaba enojado porque un amigo que trabaja en el Hotel Montañita ("
Rojo") había hospedado en su casa a dos chicas argentinas, que le habían robado una botella de ron o de vodka”, recordó la mujer.
La lavandería "Juanita": el lugar al que Mina Ponce llevó las sábanas ensangrentadas tras el crimen.
Omitió declarar que aquel jueves 25 de febrero en el que un bañista (que luego resultaría amigo suyo,
para leer su declaración hacé click acá) encontró el cuerpo de
María José se acercó al lugar y le preguntó a la Policía qué habían encontrado.
[EXCLUSIVO] El acta del levantamiento del cuerpo de María José.
Tampoco reconoció que al día siguiente se acercó de nuevo a los efectivos que resguardaban la zona y les advirtió que la tarde del 23 de febrero había visto una sospechosa camioneta Chevrolet Aveo bordó abandonando la zona en la que encontraron el cuerpo.
Los 171 días en prisión y el "silencio de los culpables"
“Mirame a los ojos, si podés”, le gritó uno de los familiares de las chicas al momento de su declaración. El “Negro”, según el relato de los testigos, bajó la cabeza y evitó el cruce.
Los imputados permanecen desde hace 171 días presos en la cárcel de Guayaquil.
Tras declarar, pidió "perdón" a las familias, aunque luego se mantuvo en silencio, el mismo que su propia defensa le recriminó durante toda la etapa de instrucción: si bien las pruebas lo comprometían, sus abogados buscaban una reducción de pena al solicitar la “figura del arrepentido”. Pero Mina Ponce no se quebró.
Los familiares de las chicas sostienen que más personas participaron del crimen. Las pericias lo confirman.
Amenazado y temeroso de posibles represalias, el imputado permaneció estos 171 días detenido en el penal de Guayaquil, ciudad ubicada a 170 kilómetros de Montañita. En una reducida celda de dos metros cuadrados, sin ventanas y con visitas autorizadas sólo cada 45 días, el vigilador comunal se volvió aún más hermético: ni sus abogados lograron que les dijera quiénes más participaron del crimen. Pasó sus horas leyendo y casi sin salir al patio del penal.
Héctor Vanegas y Cortázar, uno de los abogados más llamativos de Ecuador, tomó la defensa de Mina Ponce.
“No hay forma de hacerlo hablar. Lo único que dice es que tiene que cuidar a su familia e insiste con la versión que apunta al 'Chamo'. Estamos hablando de más de treinta años de prisión y ni siquiera así quiso hablar”, confiaron a BigBang desde el entorno de Mina Ponce, quien puede recibir esta tarde una condena de 22 a 26 años de cárcel, con siete años más por los agravantes: abuso sexual, violencia, saña y el uso de drogas (para leer todos los detalles de la autopsia, hacé click acá).
Los agravantes del caso que podrían elevar la condena a 33 años
Tal como confirmó en su momento BigBang, los resultados toxicológicos arrojaron un escalofriante dato: las chicas fueron drogadas antes de morir con benzodiazepina, un psicotrópico, muy común en los medicamentos ansiolíticos, que actúa sobre el sistema nervioso central (para conocer cómo funciona la droga, hacé click acá).
Además, los cuerpos de las chicas también revelaron que sus muertes fueron violentas e incluso que tuvieron lugar con más de 48 horas de diferencia.
La segunda autopsia, realizada el 22 de marzo en la ciudad de Cuenca, también confirmó que las chicas fueron abusadas antes del homicidio.
La esperanza de las familias era que los imputados se quebraran, revelaran la identidad de las otras personas que participaron del crimen y dieran lugar al comienzo de un segundo juicio, que de todos modos tendrá lugar debido a la investigación paralela llevada adelante por los Coni y Menegazzo.
Las chicas vendían ensaladas de frutas por las mañanas: las cobraban dos dólares.
“Esperamos que el juicio aporte nuevas pistas para acercarnos a la verdad. Tenemos claro, porque las pericias nos lo confirman, que hubo más personas implicadas y queremos llegar al fondo del hecho. El 'Negro' las asesinó, pero otros dieron la orden”, precisaba a BigBang horas antes del comienzo del juicio Gladys Steffani, la madre de María José.
Las dudas de la familia y los misterios que el juicio no resolvió
Los restos de ADN encontrados en los cuerpos de las chicas no se corresponden con el perfil genético de Mina Ponce, ni de Rojo.
La versión del robo en el hostel: la última comunicación de las chicas con sus familias tuvo lugar el 22 de febrero por la tarde, luego de hacer el "check out". No sólo no dijeron que les había pasado algo así, sino que además testigos reconocen que las vieron manejar efectivo horas antes del crimen.
Las autopsias confirmaron que las chicas fueron asesinadas con dos días de diferencia, lo que indica que Marina seguía viva hasta el día en el que la Policía encontró el cuerpo de María José.
Se encontraron al menos cinco restos de ADN en el cuerpo de las chicas, pero no pudieron identificarlos. El dato confirma que más personas participaron del crimen.
Ahora, sólo queda esperar. Con el autor del crimen y su cómplice en el banquillo (a “Rojo” se lo acusa de haber sido quien entregó a las chicas), los familiares esperan que los tres jueces de la causa le den “la pena más alta que puedan darles” para dar comienzo a la segunda etapa de su investigación.