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Montañita: el presunto asesino llevó las sábanas con sangre a una lavandería

Alberto Segundo Mina Ponce, el vigilador comunal acusado del asesinato de Marina Menegazzo y María José Coni, intentó deshacerse de los objetos el día posterior al primer homicidio. El testimonio del dueño del local y la conversación que lo incriminó aún más.

10 Agosto de 2016 20:29
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La situación procesal de Alberto Segundo Mina Ponce (34), uno de los dos imputados por el crimen de Marina Menegazzo (21) y María José Coni (22) se complica minuto a minuto. Después de que varios testigos lo identificaran en el juicio oral como el autor material del doble homicidio de Montañita, BigBang accedió al relato de José Calderón, el dueño del lavadero que recibió las “sábanas ensangrentadas” en manos del presunto asesino de las turistas mendocinas.

Marina y María José fueron asesinadas en febrero en la ciudad de Montañita, Ecuador.

El escalofriante relato forma parte del expediente de la causa y es, tal vez, uno de los más estremecedores. Según Calderón, dueño de la “Lavandería Juanita”, el vigilador comunal llegó el 24 de febrero a las tres de la tarde a su local con una mochila color negro. En su interior se encontraban las comprometedoras once prendas de ropa que Mina Ponce jamás llegaría a recoger y que sólo ocho días después serían decomisadas por el subteniente Luis Franco y el agente Juan Jiménez como pruebas en el marco de la investigación por el asesinato de las argentinas.

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“Ponte las pilas que hay unas sábanas sucias con sangre. Un amigo se rompió la cabeza”, fue la frase con la que Mina Ponce se justificó ante el dueño de la lavandería, quien tomó nota detallada de las prendas que dejó el vigilador comunal. “Bueno, no pasa nada”, fue la respuesta que le dio el comerciante del “paraíso surfero”, mientras elaboraba el correspondiente recibo y le daba el ticket amarillo por los 4.5 dólares que le iba a costar el lavado.

¿Qué fue lo que el hombre conocido en Montañita como “el Negro” dejó en la lavandería?

Sábana blanca con flores moradas

Funda de almohada, también blanca y con el mismo estampado

Colcha azul y celeste

Remera blanca, de hombre, con la inscripción: “Coffee bar Bankard Visa”

Buzo azul, de hombre, con una franja horizontal de color rojo

Remera negra con rayas blancas marca Tommy Hifliger

Remera amarilla y verde con la inscripción: “Brasil”

Bermuda negra

Bermuda celeste marca Mossimo.

Bermuda negra con rayas naranjas.

Buzo azul marca Adidas.

Mochila negra marca Quiksilver.

Calderón declaró en dos oportunidades y las inconsistencias son llamativas. En su segundo relato, el dueño de la lavandería negó que Mina Ponce le haya advertido que las prendas estaban ensangrentadas. “No me especificó nada y tampoco le consulté”, se atajó el lunes 21 de marzo a las 17.30 frente a la pregunta del fiscal sobre el diálogo que había declarado sólo 19 días antes ante los policías que se hicieron presentes en su local.

[EXCLUSIVO] El listado de los 17 clientes que acudieron ese día a la lavandería. 

“Fue mi cuñada quien al momento de 'clasear' la ropa para lavarla se dio cuenta de que una sábana estaba con varias manchas que parecían sangre”, sumó.

[EXCLUSIVO] Algunos de los objetos ensangrentados que Mina Ponce dejó en el lavadero.

Con o sin diálogo incriminador, esa fue la última vez que Calderón vio al hoy acusado de asesinar a María José, quien según la autopsia había fallecido sólo doce horas antes. Marina, en tanto, seguía con vida, aunque se desconoce dónde y quién la mantuvo cautiva hasta el jueves 25 en el que encontraron el cuerpo sin vida de su amiga de la infancia, en un matorral ubicado a sólo cuatro cuadras de la casa de Mina Ponce.

La lavandería se encuentra a tres cuadras del hostel JN en el que se hospedaron las chicas.

El lugar elegido por el presunto homicida se encontraba a sólo tres cuadras del hostel JN en el que las chicas se hospedaron desde el 15 de febrero, día en el que regresaron a la ciudad balnearia tras despedirse de sus amigas Sofía Sarmiento y Agustina Cano, quienes emprendieron la vuelta a Mendoza para preparar materias para la facultad (para leer la nota El adiós de Montañita: "Amiguitas, nos vemos a la vuelta", hacé click acá).

La última foto del grupo completo: las chicas se dividieron en la ciudad de Cuenca.

El grupo se había dividido día antes en la ciudad de Guayaquil, después de compartir el último destino en conjunto: Cuenca, ubicada a 366 kilómetros del "paraíso surfero". Nadie pudo siquiera imaginar en ese momento que los cuerpos de Marina y María José regresarían a la ciudad andina sólo 37 días después para ser sometidos a una segunda autopsia en el Centro de Investigación de Ciencias Forenses local.

El lavadero se encuentra en la misma cuadra que "Montañisol", la empresa en la que trabaja el taxista que las habría trasladado a la escena del crimen.

Otro escalofriante giro del destino: la lavandería se ubica a 40 metros a la empresa de taxis "Montañisol". ¿El detalle? Fue un chofer de esa misma empresa quien aseguró haber llevado a las chicas el 22 de febrero a las 20 hs. a la casa de Mina Ponce, el lugar en el que según la investigación oficial fueron asesinadas. Sin embargo, las autopsias a las que tuvo acceso en exclusiva BigBang dejan en jaque su relato: las chicas fueron drogadas con un "cocktail" sexual antes de ser abusadas y asesinadas.

La escena del crimen: la casa de Mina Ponce, ubicada a 10 kilómetros del centro de Montañita.

Antes de dejar los bultos ensangrentados en la lavandería, Mina Ponce dio la primera puntada de su coartada. Aprovechó un diálogo con una vecina que se encontró en la puerta del local para hablar mal de las turistas mendocinas y preparar el terreno para deshacerse de los objetos ensangrentados que todavía se encontraban en su casa de Nueva Montañita (a diez kilómetros de la ciudad) y que serían decomisados sólo cinco días después por la Policía.

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“Se bajó de una moto y vino a saludarme porque siempre charlamos y ahí me empezó a decir que estaba enojado porque un amigo que trabaja en el Hotel Montañita (Aurelio “Rojo” Rodríguez, el otro imputado en la causa) había hospedado en su casa a dos chicas argentinas, que le habían robado una botella de ron o de vodka”, recordó la vecina, quien declaró en la fiscalía dos días después de que las autoridades detuvieran a Mina Ponce.

[EXCLUSIVO] El listado completo de los objetos decomisados por la Policía en la lavandería.

Machiavelli resaltó que el vigilador comunal estaba muy “malhumorado” y “enojado” por la actitud de las turistas: “Me dijo que había llegado a la casa y que las chicas ya no estaban. Y ahí me empezó a hablar de un colchón en el que habían dormido las argentinas. Me dijo que lo tenía que botar (tirar) porque estaba feo y que no sabía qué es lo que habían hecho las chicas ahí”.

[EXCLUSIVO] Las sábanas ensangrentadas que Mina Ponce mandó a lavar al día siguiente del homicidio de María José.

El dato cobró relevancia para los investigadores, quienes el mismo domingo 28 de febrero en el que fue detenido encontraron en su casa dos colchones ensangrentados: uno azul con diseños floreados y otro amarillo, también con un estampado con flores. Pese a que la investigación oficial señala al vigilador y al "Rojo" como los únicos autores del crimen, los restos de ADN encontrados no coinciden con sus perfiles genéticos, lo que alimenta la teoría de las familias, quienes sostienen que si bien fue el "Negro" quien las asesinó, más personas participaron del crimen.

 

Anonadada por el relato de su hasta entonces amigo, la mujer le recomendó que no hospedara a más extranjeros. “Es la última vez que meto a alguien en mi casa”, respondió el vigilador comunal. Pero el diálogo que el imputado pensó que le serviría de coartada, lo terminó incriminando aún más. “En enero de este año, Segundo le alquiló su casa a una chica venezolana que se llama Noelí, pero no sé qué pasó con ella”, advirtió la mujer. La Policía, tampoco.