06 Junio de 2022 15:12
El año pasado estuvo plagado de casos de violencia y este 2022 tampoco es la excepción. Lázaro Eloy Sosa Sánchez tenía cuatro meses y falleció en las últimas horas en el Hospital Regional Pasteur de Villa María, lugar al que llegó durante la tarde del último jueves. El menor arribó al nosocomio con algunas lesiones que los médicos no dudaron en asociar a maltrato infantil.
Uno de los primeros indicios que llevaron a los médicos a sospechar de que el bebé no estaba enfermo sino que había sido víctima de malos tratos, fue una mordedura que presentaba en uno de sus brazos. Los profesionales no dudaron en dar rápido aviso a las autoridades judiciales. De turno estaba la fiscal Juliana Companys, quien ordenó la detención de los progenitores del bebé el día viernes. Hasta entonces, sólo por intento de homicidio calificado.
Sin embargo, minutos antes de las 18 del domingo, el pequeño Lázaro falleció a causa de las lesiones en la cabeza que aparentemente le causaron los golpes que le dieron sus padres, Franco Emanuel Antonio Sosa, de 32 años, y Stefanía Ayelén Sánchez, de 25, ambos del barrio San Nicolás de Villa María. De hecho, fueron tan graves las lesiones que presentaba el menor, que al mediodía del viernes pasado los médicos ya le habían diagnosticado muerte cerebral.
A raíz del fallecimiento de Lázaro, sus padres quedaron imputados por “homicidio calificado por el vínculo”, un delito que tiene como única pena la prisión perpetua. Mientras tanto, la fiscal Companys intentará determinar el grado de responsabilidad penal de cada uno, a pesar de que que en principio ambos están acusados como presuntos coautores del brutal crimen. Sin embargo, en el marco de la investigación no se descarta ninguna hipótesis.
Sosa y Sánchez estuvieron alojados en la Alcaidía policial de barrio San Justo desde el viernes, pero tres horas antes del fallecimiento del pequeño de solo cuatro meses fueron trasladados a la Unidad de Contención de Aprehendidos (UCA), una dependencia carcelaria que tiene asiento en el Establecimiento Penitenciario Nº 9 ubicado en la ciudad de Córdoba. "La causa de fallecimiento fue por hemorragia cerebral y traumatismo cráneo encefálico", reveló la fiscal.
Además, la funcionaria pública sostuvo que los golpes que presentaba Lázaro provocaron "lesiones compatibles con síndrome de bebé sacudido”. Se trata de una lesión cerebral severa provocada por sacudir intensamente a un bebé. El síndrome del bebé sacudido generalmente ocurre cuando la persona a cargo sacude con intensidad al nene por frustración o enojo, a menudo porque el nene no para de llorar. El resultado puede ser el daño cerebral permanente o la muerte.
Los síntomas incluyen irritabilidad, dificultad para permanecer despierto, convulsiones, respiración anormal, mala alimentación, hematomas y vómitos. El tratamiento puede variar según las complicaciones relacionadas con el síndrome del bebé sacudido. En casos poco frecuentes, se puede necesitar apoyo respiratorio o cirugía para detener el sangrado en el cerebro. La fiscal agregó que el nene tenía también lesiones retinianas y lesiones en coroides, ambas “compatibles con cronicidad de maltrato infantil”, es decir que el bebé era sometido desde hace tiempo.
Todas las muestras patológicas fueron derivadas al Hospital de Niños de Córdoba para que se completen los estudios correspondientes. Cabe remarcar que el padre del bebé ya estuvo imputado por maltrato infantil contra otra hija que tiene con una ex pareja, a quien, según trascendió, intentó ahogar cuando era una infante.
El informe preliminar del médico forense Gustavo Rodríguez, determinó que presenta “múltiples lesiones por maltrato infantil de larga data”, a pesar de la corta edad del bebé. Companys señaló también que va a indagar a la pareja durante la semana del 13 al 17 de junio, ya que previamente quiere conocer los informes de Anatomía Patológica de la Morgue Judicial de Córdoba para que los especialistas identifiquen los tipos de maltrato que sufrió Lázaro.
Los otros casos
El caso de Lázaro no es un hecho aislado. Durante los últimos meses varios bebés fueron asesinados por las personas que debían cuidarlos y darles la mejor vida. A mediados de enero, una beba de tres meses ingresó muerta a la Unidad sanitaria Finochietto, tras ser asfixiada por su abuela Betina Paolo Fabro. Al día siguiente, un chiquito de dos años fue estrangulado por su progenitora en el barrio porteño de Parque Patricios.Leé también | Maltrato infantil: "Nuestra lista de crímenes contra la infancia creció de manera bestial"
El nene se llamaba Milo Alexander Derto y tenía dos años. Estaba al cuidado de Paula Guerrero, su madre. Aunque fue trasladado de urgencia al hospital, no reaccionaba. De inmediato, Felipe Derto, el ex esposo de la presunta filicida, realizó la denuncia. Según relató Derto, la mujer estaba a punto de perder la tenencia, después de una larga pelea en la Justicia. “No puedo creer que mi hijo esté muerto”, afirmó el hombre en una entrevista. Y relató que se había separado de la mujer el 1° de enero, luego de episodios de violencia por parte de la mujer y de varias denuncias en la Justicia.
En abril, Micaela Noemí Colque fue imputada de homicidio agravado por el vínculo después de que el 22 de junio del año pasado se acercara hasta un centro de salud del barrio San Francisco Solano, en la ciudad de Salta, con su hija de dos años muerta, en brazos. El motivo es que la autopsia revelaría que la menor al momento de su fallecimiento sufría un avanzado estado de desnutrición y deshidratación y una serie de golpes en todo el cuerpo. Un brutal caso de maltrato infantil que se suma ya a una larga lista de hechos similares ocurridos en varios lugares del país. "Nunca creí que se fuera a morir”, dijo la joven madre de 25 años.
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A comienzos de mayo, un bebé de cinco meses murió en los brazos de su abuela. La mujer había llegado a una clínica y gritaba por ayuda. Los médicos lo atendieron en el shock room, le hicieron maniobras de RCP pero no pudieron salvarlo. Horas después, tras un aviso de los profesionales de la salud a la Policía, la Justicia inició una investigación sobre el fallecimiento del chiquito.
En principio, las autoridades creen que fue estrangulado y golpeado hasta su muerte. Se basan en los diversos signos compatibles con violencia que los médicos certificaron en el cuerpo del chiquito. Además de marcas alrededor de su cuello, el bebé tenía moretones en la cabeza y en su rostro. Según los peritos de la Delegación San Isidro que pertenece a la Policía Científica, las heridas del bebé corresponderían a violencia infantil.
Además de coincidir en todos los puntos con los médicos, adelantaron que el pequeño tenía una fractura de cráneo y otras en el rostro. También creen que fue estrangulado debido a las marcas que tenía. La causa quedó a cargo del fiscal de turno, Sebastián Fittipaldi, de la Unidad Funcional, dependiente de los tribunales de San Isidro, y contó con la investigación de los oficiales de la Comisaría 1° de la zona.