05 Noviembre de 2016 19:30
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El pasado martes 11 de octubre no fue un día más para Nuria Couto (18) y Natalia Grenbenshicova (15). Las jóvenes fueron atacadas a cuchillazos por Mariano Bonetto, un veterinario cordobés de 27 años, en el Parque Irala de La Boca. Desde entonces, las víctimas comenzaron a pelear una dura batalla por su vida,que llegó a su fin esta tarde para una de ellas.
Nuria murió tras haber recibido 20 puñaladas en todo su cuerpo.
Según confirmaron fuentes del caso, esta tarde falleció Nuria Couto en el hospital Argerich, quien estuvo internada casi un mes en grave estado y habría recibido unas 20 puñaladas en distintas partes del cuerpo. La joven de 18 años fue sometida a varias cirugías, pero su estado de salud no mejoro y se fue complicando con el correr de los días.
El veterinario fue interceptado pro lso vecinos, quienes no duraron en clavarle su cuchillo en la cabeza.
El hecho volvió a impactar a una sociedad acostumbrada a esta clase de delitos. El ataque ocurrió en la Plaza Irala, oficialmente llamado Parque de la Flora Nativa Casa Amarilla, a pocas cuadras del estadio de Boca Juniors. Ese día, Couto paseaba a su perro cuando Bonetto la sorprendió con un cuchillo y, sin mediar palabra, se lo clavó en su cuerpo al menos 20 veces.
Pero Nuria no fue su única víctima. El agresor decidió huir de la escena del crimen y a los 50 metros se topó con Natalia Grenbenshicova, de 15 años y de nacionalidad rusa, a quien le dio dos puñaladas en la espalda y otras dos en el abdomen. Para frenarlo, un vecino le pegó un botellazo al agresor y otro le sacó el arma y se la clavó en la cabeza.
El atacante, del cual se informó que era veterinario y que tenía problemas psiquiátricos, también había sido internado en el hospital Argerich con un profundo corte en el cráneo, pero ya fue trasladado de ese centro de salud porteño y se desconoce su paradero. Mientras que Natalia sigue en un delicado estado de salud pero “estable”, según los médicos.
La impactante imagen que circuló de la agresión que recibió Boneto.
Desde aquel entonces, los vecinos reclaman por mayores medidas de seguridad en los alrededores de Casa Amarilla, a la que consideran una “zona liberada” y repleta de violencia. Las jóvenes se encontraban tocando la guitarra cuando el veterinario se acercó y comenzó a apuñalarlas sin ninguna razón aparente y completamente fuera de sí.
