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Ni las hijas lo visitan: cómo vive hoy Fructuoso Álvarez, autor de la Masacre de Flores

Se cumplen 25 años del crimen que conmocionó al país. Dónde cumple condena el asesino, su fallida estrategia judicial.

por Manuela Fernandez Mendy

17 Febrero de 2019 08:20
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El ruido del teléfono lo despertó aquella madrugada de noviembre de 2010. Del otro lado de la línea, una voz jadeante y con hambre de venganza no titubeó: “Estás muerto”. Matías Bagnato lo reconoció de inmediato. Era Fructuoso Álvarez González, el hombre que 16 años atrás había prendido fuego su casa y asesinado a toda su familia. Hablaba en serio: era la misma intimidación que le había hecho a su padre, antes de perpetrar el quíntuple asesinato que pasó a la historia como la Masacre de Flores.

"Le dieron la posibilidad de rehacer su vida, pero volvió para terminar la masacre

Fructuoso prendió fuego y asesinó en 1994 a toda la familia de Matías Bagnato.

“Desde ese día, mi vida es un tormento constante”, advierte ya con resignación Bagnato en diálogo con BigBang. Matías tiene 39 años y lleva ocho luchando para que la Justicia no vuelva a otorgarle ningún beneficio de salida al asesino de su familia.

"Desde ese día, mi vida es un tormento constante

La defensa de Fructuoso apeló el fallo con el que en mayo del 2017 el juez de Ejecución Penal porteño, José Pérez Arias, rechazó su pedido de extrañamiento, un beneficio que todos los presos extranjeros con más de media sentencia cumplida pueden solicitar. “Básicamente quiere volver a su país. Para mí sería un alivio saber que está allá y que no puede volver a la Argentina. El problema es que esto ya sucedió y su odio hacia mi persona pudo más”, recordó Bagnato.

José Bagnato y su mujer, Alicia. Fructuoso le reclamaba una deuda.

"Sería un alivio saber que está en España y que no puede volver, ¿pero quién me garantiza de que no lo va a hacer?

En 2004, en el marco de un intercambio de presos, Fructuoso fue extraditado a España. Debía cumplir ahí los 16 años que le quedaban de condena. Pero a los cuatro fue liberado y a fines de 2009 regresó a la Argentina. “Le dieron la posibilidad de rehacer su vida, pero volvió acá para terminar con la masacre. Volvió para matarme”, sumó Matías.

En efecto, Fructuoso estuvo pocos meses en Buenos Aires antes de retomar su cínico ritual de tortura: llamar por la madrugada a la casa de los Bagnato y amenazarlos por teléfono. Aquel 17 de febrero había logrado asesinar a José Bagnato (42), su mujer, Alicia Plaza (40); sus hijos Fernando (14) y Alejandro (9); y Nicolás Borda (11), un amiguito que aquella noche se había quedado a dormir. Ahora, en su mente perversa, sólo le quedaba Matías, el único que logró sobrevivir a las llamas.

Matías tenía 16 años y sobrevivió a la masacre. Fue el único.

"Pensar que este tipo puede volver a caminar por la calle es tremendo

Bagnato hizo la denuncia de inmediato y luego de unos meses Fructuoso fue detenido una vez más. Desde entonces, permanece detenido en la Unidad Penal N°2 de Ezeiza. No volvió a amenazarlo por teléfono. Ya no es necesario. Sus constantes apelaciones judiciales y la inminente posibilidad de su libertad ofician de tortura psicológica diaria para Matías.

“Es tremendo. No tengo paz. Cada seis meses pasa lo mismo. Pensar que este tipo puede volver a caminar por la calle es tremendo. No hay ningún perito forense que abale su reinserción. Todos coinciden en que tiene una gran posibilidad de reincidencia y que tiene un odio desmedido hacia mí y hacia mi abuela”.

Fernando, hermano de Matías, tenía 14 años. Murió en la bañadera abrazado a su mamá.

"Los peritos coinciden en que tiene una gran posibilidad de reincidencia y que tiene un odio desmedido hacia mi abuela y hacia mí

Norma está por cumplir 91 años. Desde hace dos semanas vive en un geriátrico, aunque recibi la visita a diario de su nieto. No sabe que Fructuoso pudo haber quedado de nuevo en libertad en mayo del año pasado . “Prefiero resguardarla, ya está grande y pasó por muchas cosas”, reconoce Matías. Ella tenía 67 años cuando sucedió la masacre y se salvó de casualidad: viajó a último momento a Mar del Plata para pasar unos días con sus amigas. Al regresar, se encontró con el peor escenario: su única hija había muerto, al igual que su yerno y dos de sus nietos. Tenía que cuidar a Matías y afrontar todo el juicio.

Alejandro, el más chiquito, murió carbonizado junto a su amigo.

Fructuoso fue condenado a cadena perpetua el 10 de noviembre de 1995, sólo 21 meses después de la brutal masacre. Por entonces, la legislación preveía una pena de 25 años. Matías y su abuela celebraron como pudieron el fallo. Recién en 2020 un juez iba a determinar si estaba en condiciones de salir en libertad o permanecería recluido, tal como sucede con Carlos Eduardo Robledo Puch, quien permanece detenido desde hace 45 años. Y para eso faltaba mucho.

Fue condenado a cadena perpetua el 10 de noviembre de 1995, sólo 21 meses después de la masacre.

“Nada de eso sucedió. Lo mandaron a España, quedó libre, volvió a la Argentina, me amenazó. Fueron años tremendos de pánico constante”, recuerda Bagnato, y se pregunta frente a la posibilidad de que Casación le permita regresar en libertad a su país: “Si me dan la certeza de que no vuelve más, que se vaya. Sería un alivio para mí. Pero, ¿quién me garantiza que no vuelva?”.

Matías, en brazos de su papá.

"La otra vez tampoco podía volver a la Argentina y entró al país por Ezeiza, como si nada

Por ley, Fructuoso no podría regresar más a la Argentina. “La otra vez tampoco podía y entró al país por Ezeiza, como si nada. Se podría haber quedado en su país rehaciendo su vida, pero se tomó un avión a Buenos Aires para amenazarme y matarme. Es un psicópata y sé que va a volver. Es por eso que el juez se lo negó en una primera instancia, porque si bien junta los requisitos, no hay garantías”.

Alicia murió abrazada a su hijo en la ducha y con el teléfono celular en la mano.

En su momento, Fructuoso regresó al país, pese a que ya no le quedaba nada. Se había separado de su mujer, prima segunda de Alicia. “Es la hija de un primo hermano de mi abuela. La verdad es que no la volví a ver. Tampoco mantiene contacto con mi abuela. No sabemos nada de ella”, reconoce Matías.

La prensa se hizo eco de la masacre.

"Es un psicópata y sé que va a volver

Con el tiempo, los tres hijos del asesino crecieron, todos primos de Matías. “Sé que su mujer y las dos hijas mujeres no lo vieron nunca más. Una, de hecho, llegó a cambiarse el apellido porque no quiere saber nada con él”. Pero el más chico, Facundo, logró contactarlo en 2011 y lo visita en Ezeiza.

“Es la única persona que va a verlo. Va cada tanto. Él nació unos días antes o después del incendio. Era muy chiquito y lo conoció de grande. Las chicas, en cambio, se acuerdan de todo. Además, jugaban conmigo y con mis hermanos. En algún punto, son las que más recuerdan todo”.

José junto a sus tres hijos: Matías, Alejandro y Alejandro.

"Su mujer y sus dos hijas mujeres no lo vieron nunca más

Su último recurso judicial fue rechazado en Casación: se consideró que la solicitud de extrañamiento "se asemejaba a una forma de acceder de manera anticipada a una libertad definitiva". Ahora, la última carta que le queda es solicitar la libertad condicional. “Al haber cumplido ya los 20 años puede solicitarla. Pero es de vuelta lo mismo. Si el juez se la niega, él va a apelar, va a ir a Casación y así tiene hasta la Corte Suprema. Es lo mismo que vengo viviendo desde hace ocho años”.

Más allá de todos los beneficios anticipados que pueda reclamar, en noviembre de 2022 Fructuoso habrá cumplido los 25 años de condena. “Ahí un juez tendrá que determinar si está en condiciones de reinsertarse en la sociedad. Los peritos dicen que no, espero que nunca suceda”, cierra Bagnato.

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