“¿Esto cómo sigue?”. Esa fue la pregunta que Nahir Galarza le hizo a uno de sus abogados, Horacio Dargainz, cuando se acercó el martes al mediodía a contarle que el Tribunal de Gualeguaychú había resuelto la peor de las sentencias: condena perpetua por el homicidio de Fernando Pastorizzo.
Nahir Galarza junto a su madre, Yamina, en una de las audiencias.
Mientras que muchos vecinos de la ciudad celebraban el veredicto en las calles, Nahir permaneció encerrada en su celda de la Comisaría de la Mujer, la misma en la que permanece detenida desde que confesó en la noche del 29 de diciembre la autoría material del crimen.
Cómo sigue la vida de Nahir tras la condena y cuál será la estrategia de sus abogados
El momento en el que los papás de Fernando escucharon la condena a perpetua de Nahir
Entre lágrimas y festejos, cómo vivió la familia de Pastorizzo la condena a perpetua para Galarza
¿Cómo reaccionó frente a la noticia? “Ni se inmutó, permaneció en un silencio absoluto”, advirtió su abogado. Y es que, según explicó uno de sus abogados, ya venían preparándola para lo peor. El día del veredicto, Nahir no pudo recibir a nadie más: no era día de visitas. Sólo puede ver a sus familiares (son los únicos que la van a ver) los miércoles y sábados, sólo por un período de dos horas.
Fernando Pastorizzo tenía 20 años cuando Nahir Galarza lo asesinó.
Nahir fue la última en enterarse del veredicto, que fue seguido y transmitido casi en cadena nacional por todos los medios de comunicación. En efecto, tal como constantó BigBang, sus padres lo siguieron por televisión desde la intimidad de su hogar. No querían exponerse a los medios y, mucho menos, cruzarse con los familiares de Fernando.
La palabra del fiscal tras la histórica condena a Nahir
“Entendemos su dolor”, le advirtieron a su entorno. Sin embargo, sabían que podía llegar a existir algún altercado en la minúscula sala en la que transcurrió el juicio y, por ese motivo, prefirieron no ir. Lo mismo sucedió con Nahir: asesorada por sus padres y abogados, ese día se quedó en su celda.
Yamina y Marcelo, los padres de Nahir Galarza, apelarán la condena.
La primera en hacer pública su sensación por la condena fue Yamina, mamá de la asesina. Eligió cambiar su foto de perfil de WhatsApp con una foto de sus hijos y la frase: “Te amo, jamás podrán separarnos. Esto recién empieza”. Mientras los medios se apostaban en la puerta de su casa, en la esquina permanecía la custodia policial que les asignaron a los Galarza luego de que recibieran una amenaza por Facebook: “Les vamos a prender fuego la casa”.
Esta es la comisaría en la que está detenida Nahir: ¿a dónde podrían trasladarla?
El silencio lo rompieron el miércoles, cuando visitaron a su hija en la comisaría. El primer en llegar fue Marcelo Galarza, quien le dejó unas bolsas con pertenencias, pero salió rápido. “No podemos hablar con ella si no es en horario de visitas”, advirtió. En efecto: sólo pueden verla de dos a cuatro de la tarde. El policía se mostró molesto por la presencia de las cámaras en la puerta del lugar. “¿Por qué no terminan con esto? Honestamente, ya está. Querían una perpetua, ya está; listo. Déjenla tranquila.
"¡Perdoname, hija!": así se quebró la mamá de Nahir en el juicio
A las dos de la tarde, como lo hicieron religiosamente desde que quedó detenida, los Galarza volvieron a presentarse en el lugar. En esta oportunidad, también fue el hermano de Nahir, una de sus tías y otro menor. Además, recibió la asistencia de su psicóloga, quien la analiza cada quince días. Era un día clave para la psiquis de la joven que, un día antes, se había convertido en la persona más joven en recibir una condena perpetua en el país.
Los jueces dieron por comprobado el vínculo entre Nahir Galarza y Fernando Pastorizzo.
Al salir, Galarza padre volvió a mostrarse desafiante ante los medios: “No creo en una perpetua, me parece una barbarie. Espero que estén contentos con este circo”. En efecto, la familia de Nahir cree que los jueces se sintieron presionados por la condena social que recibió su hija y ya decidieron que apelarán, incluso si eso significa tener que apelar a los estrados internacionales.