22 Diciembre de 2022 10:31
Una acusación macabra: un padre acusó a su hijo de cuatro años de haber disparado contra su esposa y asesinarla. En un supuesto descuido de este policía mendocino, mientras limpiaba su pistola reglamentaria de nueve milímetros, su hijo habría agarrado el arma y herido a su mamá con una bala.
La víctima fue Valeria Noemí Ramírez de 26 años y falleció el sábado 26 de noviembre, horas después de recibir un disparo en la cara en su habitación en su casa en el barrio La Gloria, de Godoy Cruz. El crimen salió a la luz tras un llamado al 911 cerca de las 22:40 del viernes que advertía sobre una mujer baleada en esa localidad en Mendoza. La mujer fue llevada al Hospital Central, aunque la bala, que ingresó por el rostro y afectó el tórax, ya le había ocasionado un paro cardíaco.
Franco Nicolás Cuello quedó en la mira de la Justicia cuando acusó de responsable al hijo en común con Ramírez. Habría dicho que fue un "accidente" de su hijo. Sin embargo, en las últimas horas, el menor declaró en Cámara Gesell: "Mi papá le disparó a mi mamá". El niño fue el único testigo del hecho, por lo que su testimonio era determinante.
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La coartada del sospechoso se desdibujó a las pocas horas, cuando se conoció el resultado del barrido electrónico en las manos de la criatura y de su padre. De acuerdo a las pericias, el pequeño no disparó el arma. En cambio, a Cuello le detectaron restos de la mezcla inflamable en manos, brazos y cuello. Además de las pruebas que determinaron que el policía tenía rastros de pólvora, plantearon como posibilidad que si un niño tan pequeño disparara una pistola 9 milímetros, “la patada” que le daría el arma lo habría empujado sentado más de un metro hacia atrás.
Por lo que los investigadores tomaron las dimensiones de la habitación de la pareja y encontraron que “a los pies de la cama había sangre", por lo cual se supone que Valeria estaba sentada en la cama cuando recibió el disparo. "Entre ese parte de la cama y la puerta hay muy poco espacio y es difícil suponer que Cuello estaba parado limpiando su arma sin apoyarla en ningún lado”, dijo la pesquisa.
Es que la distancia de disparo fue de 20 a 60 centímetros, de arriba hacia abajo con orificio de entrada por la fosa nasal derecha, destrozándole el paladar, parte del cuello y le salió por la espalda. Acorralado, el esposo de la víctima confesó que fue el autor material del disparo. Pero, lo trató de "accidente".
Con los elementos reunidos hasta el momento, la fiscal a cargo de la investigación Claudia Ríos, ordenó la prisión preventiva del auxiliar policial del Grupo Especial de Seguridad (GES). La principal hipótesis sostiene que hubo una discusión entre la pareja y que Cuello disparó con intención de matar a su mujer. De esta manera, pidió a la Justicia que se imputara al policía por el femicidio, delito cuya única pena posible es la prisión perpetua.