A raíz de la tragedia ocurrida en la localidad bonaerense de Lomas del Mirador, cuando Rafael Horacio Moreno -oficial jubilado de la Policía Federal Argentina- irrumpió armado en una ronda de vecinos que celebraba la Navidad con la música as todo lo que daba a altas horas de la madrugada y mató a Sergio David Díaz de un disparo en el abdomen tras una feroz discusión, se dio a conocer un hecho similar ocurrido en el barrio porteño de Palermo, cuando un vecino que solo buscaba un poco de calma terminó siendo brutalmente agredido por tres personas luego de pedirles que bajaran un poco el volumen de la música.
A pesar de que el hecho, registrado por cámaras de seguridad, ocurrió durante la madrugada de Navidad, fue dado a conocer en las últimas horas dejando a la comunidad consternada y a la víctima marcada tanto física como emocionalmente. Todo comenzó el 25 de diciembre alrededor de las 22 horas en un edificio ubicado en la calle Mansilla al 3000. Lucas F., un joven contador de 29 años que reside justo debajo del Salón de Usos Múltiples (SUM) del edificio, llevaba horas soportando la música estridente que provenía de una fiesta en el lugar. Luego de un día fuera de casa y al regresar cerca de las 19, Lucas optó inicialmente por tolerar la situación.
Sin embargo, después de tres horas y con la música aún resonando, decidió pedir amablemente a algunos asistentes a la fiesta que redujeran el volumen. La respuesta que obtuvo fue un cúmulo de burlas e insultos. "Sos un amargado, es Navidad y hay que festejar", le dijo uno de los agresores, mientras que la mujer que lo acompañaba lo provocaba aún más. Intentando mantener la calma, Lucas salió del edificio con su perra. Pero lo que comenzó como una discusión verbal escaló rápidamente a una agresión física. "Cuando saco a pasear a mi perra, justo me cruzo en el ascensor con dos hombres y una mujer que venían del salón", contó.
Y siguió: "Llevaban una lata de cerveza en la mano. Ahí aproveché y les dije si podían bajar un poco el volumen de la música. Uno me respondió que no podían, la mujer me dijo que era un amargado y que era Navidad que había que festejar. Insistí y me dijeron que no podían y me siguieron molestando. Yo intentaba no engancharme porque no valía la pena. Pero, cuando salgo del edificio con mi perra en la mano, me empiezan a insultar y ponerse más violentos. Ahí les digo que no me insulten, que yo se los había pedido de buena manera. Ahí me quiere pegar, me lo saco de encima y sigo, pero uno me ataca y ahí me pegan los tres"
Las cámaras de seguridad captaron el momento en que Lucas, tras intercambiar palabras con los tres asistentes a la fiesta —dos hombres y una mujer—, fue atacado sin piedad. Uno de los hombres lo golpeó desde atrás, derribándolo al suelo, donde recibió una serie de golpes y patadas en la cabeza y el cuerpo. "Pensé que no iban a parar, que me iban a matar", relató la víctima, visiblemente afectada y con el ojo derecho hinchado y morado. "Cuando caí al piso no me paraban de pegarme. Me dieron puntinazos en la nuca", explicó la víctima, que identificó a uno de los agresores como un médico.
Según relató, el profesional de la salud habría utilizado su conocimiento para infligir mayor daño. Los otros dos aún no fueron identificados, pero el abogado de la víctima, Alejandro Broitman, ya trabaja para que el inquilino que los invitó sea citado a declarar y proporcione sus nombres. Tras el ataque, Lucas fue trasladado al Hospital Italiano, donde le diagnosticaron lesiones en el rostro y cabeza, incluyendo un sangrado maxilar. Mientras tanto, presentó una denuncia en la Comisaría Vecinal 2B por lesiones graves y amenazas coactivas. También solicitará que se imponga a los agresores una restricción de acercamiento de 200 metros.
El consorcio del edificio no se quedó de brazos cruzados. Según informó el abogado de Lucas, el inquilino responsable de los invitados fue multado con más de 100 mil pesos y se le prohibió el uso del SUM por tres meses. Sin embargo, para Lucas, el daño va más allá de lo físico. "Cuando estoy en el edificio, miro para todos lados por miedo. Estoy con miedo", confesó. El caso de Lucas trajo a la memoria el episodio de violencia ocurrido también durante las celebraciones de Navidad en Lomas del Mirador, donde el ex policía federal asesinó al colectivero tras una discusión por el alto volumen de la música. Estos episodios plantean interrogantes sobre los límites del festejo y la creciente intolerancia en la sociedad. En Palermo, lo que debía ser una noche de paz terminó con un joven marcado por la violencia y una comunidad que reflexiona sobre la convivencia y el respeto mutuo. Mientras tanto, Lucas lucha no solo por justicia, sino también por recuperar la tranquilidad en su hogar.