La polémica alrededor de quienes festejaron la muerte de Ezequiel Francisco Curaba, el cartonero de 21 años que falleció electrocutado tras robar cables de alta tensión, motivó a una de sus docentes en la Escuela de Educación Secundaria Orientada Nº 569 "Carlos Fuentealba" de Rosario a dejar un mensaje en sus redes sociales, cargado de emotividad y de reflexiones acerca de la difícil situación social que viven quienes menos tienen en el país.
"No quiero que lo recuerden así: Él era Eze, mi alumno. Nuestro alumno", comienza la publicación de Facebook que subió Melina Gigli, docente de Lengua, Literatura y Comunicación Social del joven que falleció tras dos días de luchar por su vida en la cama N°8 de la unidad de terapia intensiva del Hospital de Emergencias Clemente Álvarez (HECA), al cual llegó en un estado completamente crítico que hizo que haya que intubarlo y ponerle un soporte vasopresor.
"Él era muy dulce y andaba con un carro", escribió la profesora. "Tuvimos muchas mañanas de mates y risas. Se medía en todo, pero siempre sonreía", lo describió después. Luego de que Ezequiel se calcinara el 90 por ciento del cuerpo, los vecinos que se quedaron sin luz salieron a increparlo. La escena, captada por diversas cámaras, también estremeció a muchos de los presentes, porque el joven estaba de pie como si nada hubiera ocurrido.
"Los últimos tiempos han sido difíciles para nuestros pibes, él tiraba de su carro. Andaba cirujeando", insistió la docente en referencia a que el joven vivía como cartonero, del reciclaje y de la basura. La metáfora acompañó todo el texto y se repitió de forma mecánica, como para coronar todas las líneas: "Le gustaban los cuentos, pero no leer. Era bueno. Tiraba de su carro.
"Leyendo comentarios en notas de diarios, veo que festejan su muerte tan dura y cruel. Él tiraba de su carro", lamentó la profesora en la despedida que escribió. Allí hasta inclusive llegó a tratar de ver desde su lugar las razones que existieron para correr el riesgo que había corrido Ezequiel. "Quizás, la posibilidad de unos pesos más para el morfi... No lo sé. Era tan dulce y siempre sonreía. Yo no quiero que lo recuerden así", remarcó. "Estamos en deuda. Qué crueldad. Él tiraba de su carro, andaba cirujeando", volvió a indicar.
"El hambre no espera. Era tan dulce, tiraba de su carro. Y el que esté libre de pecado, que tire la primera piedra. Cuánto dolor", concluyó Gigli, evidentemente entristecida ante el fallecimiento de quien fuera su alumno y de la falta de empatía social que se presentó ante su caso.