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No se salva nadie: ahora le robaron al ex de Lucía Galán

Se trata de Alberto Hazán, ex pareja de la cantante de "Pimpinela" y padre de su hija. El edificio, en Arcos al 1500, cuenta con cámaras y seguridad las 24 horas. Lo desvalijaron mediante la modalidad "hombre araña".

27 Marzo de 2017 17:09
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La inseguridad, ese mal que según las encuestas los argentinos sitúan siempre entre sus principales preocupaciones, no hace distinción en cuanto a sus víctimas y también, claro está, suele atacar a los famosos.

Esta vez, quien la sufrió en carne propia fue Alberto Hazán, ex pareja de Lucía Galán y padre de su hija, Rocío. Lo cierto es que a través de la modalidad "hombre araña", y pese a que el edificio, ubicado en la calle Arcos al 1500, cuenta con cámaras y seguridad las 24 horas, desvalijaron su departamento aprovechando que su dueño había salido la noche del sábado.

"Yo me fui de acá el sábado a las 20 hs y regresé a la una. Yo vivo en el primer piso, abrieron todos los cajones, se ve que estaban buscando una caja de seguridad. No pudieron pasar de mi departamento a los departamentos de arriba porque yo tengo blindada la puerta y estaba cerrada con llave, y no encontraron la llave porque intentaron, yo tengo la cerradura toda desarmada, se ve que intentaron salir para subir a los otros pisos, pero no pudieron abrir la puerta. Se llevaron relojes, anteojos Ray Ban, plata y una computadora", explicó Hazán.

La cantante se solidarizó con su ex marido y padre de su hija. 

Indignada, la cantante de "Pimpinela" se solidarizó con su ex y lo acompañó frente a los medios. "Lo increíbles es que hay una seguridad las 24 hs, con lo que aumentan las expensas en ese sentido. Subieron por la calle al primer piso y nadie vio nada, el de abajo no había visto nada", expresó.

"En la comisaría le dijeron que fuera hoy lunes porque había menos gente y mandaron para exigir la grabación de las cámaras. Y el consorcio avisó que van a poner de nuevo un blindex que no afeaba, pero hoy como están las cosas que te hagan sacar la protección en un primer piso es un delirio. Hay dos cámaras en el edificio, así que no hayan visto nada me parece muy extraño", concluyó la artista, en definitiva una víctima indirecta de este mal que parece no tener fin ni solución a la vista.

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