En la mañana de este lunes comenzó la sexta audiencia del juicio por el asesinato de Fernando Báez Sosa en mano de, al menos, ocho rugbiers en Villa Gessel en el 2020. En la misma, declararon los médicos que lo atendieron luego de la golpiza y el forense que realizó la autopsia horas después del fallecimiento del joven estudiante de derecho.
En primer lugar, declaró Carolina Giribaldi Larrosa, quien hace 18 años trabaja en el Hospital central de la ciudad balnearea y quien atendió a Fernando por primera vez. Al comenzar su declaración, la profesional relató que la cronología de los hechos de esa noche, los cuales iniciaron con un llamado al 107 con el reporte sobre "un masculino inconsciente" en la vía pública. En su testimonio, la mujer afirmó que la ambulancia tardó entre siete y nueve minutos en llegar.
“Fuimos en ambulancia y encontré a este joven sin signos vitales. Estaba siendo asistido por personal. No identifiqué si era de los bomberos. Le estaban haciendo RCP. Le había colocado un DEA. Se trata de un desfibrilador automático muy sencillo de utilizar”, afirmó. Además, al ser consultada sobre el estado de la víctima, recalcó: “No tenía movimiento respiratorio y no tenía pulso”.
Si bien la médica había constatado que no tenía signos vitales, le continuó realizando RCP y le colocó oxígeno hasta llegar al hospital. “Yo le hago la constatación de los signos vitales entre las 5.07 o 5.09. En ese momento el desfibrilador externo automático (DEA) informó: 'Paciente en asistolia. Continúe el masaje cardíaco'. Cada vez que me detenía para ver el monitor, es decir, si había alguna respuesta del corazón, el aparato volvía a decir lo mismo. Cuando el paciente está en asistolia, el DEA no dispara. Recién lo hace cuando se recupera el ritmo. Si eso hubiera pasado, el DEA lo hubiera censado e indicado que me alejara para volver a un ritmo normal”, explicó.
Desprecio por la vida y sadismo: la crónica del macabro asesinato de Fernando Báez Sosa
A lo dicho anteriormente, Giribaldi afirmó que no hubo ninguna respuesta de vida por parte del paciente. De todas formas al llegar al centro médico, hizo el pase a la médica Silvia Romero, quien lo estaba esperando en la sala de schockroom. En ese instante del juicio, la profesional fue consultada sobre la lesión en el cráneo que él presentaba, y confirmó que no hay posibilidad de sobrevivir cuando existe una hemorragia masiva de ese grado. “El tronco encefálico es fundamental. El paro cardíaco irreversible: se puede estimular el corazón manualmente, pero no tiene estímulo propio. Lo mismo pasa con el sistema respiratorio. Es imposible que alguien sobreviva si tiene una lesión en un centro respiratorio o cardíaco”, comentó.Por último, le pidieron a la mujer que explicara cómo era el estado de Fernando cuando lo encontró y reveló: “Tenía manchas de sangre en la nariz y la boca, pero no era abundante. No tenía camiseta, sí pantalón. Estaba tendido en el suelo y había mucha gente alrededor. Nadie me explicó qué era lo había sucedido”. Sobre las lesiones en el rostro y en el cuello de la víctima, la testigo dijo que eran hematomas grandes y longitudinales. “Se veía una marca atípica, rara, en forma de zigzag del lado de la mejilla”, haciendo referencia a la lesión compatible con la zapatilla luego atribuida a Máximo Thomsen.
Diego Duarte, el forense que realizó la autopsia al cuerpo de Fernando
Al rededor de las 11:40 de la mañana, ingresó a declarar el segundo testigo del día: Diego Duarte, el médico forense que se hizo cargo de la autopsia de Fernando. Por este motivo, los padres de la víctima se retiraron de la sala para no presenciar y escuchar los datos crudos y causales de su muerte. El médico traumatólogo y perito médico de la Policía Científica reveló que al vivir cerca del hospital, se acercó rápidamente para ayudar, pero lo que se encontró era una catástrofe.
"Hemorragia masiva y la marca de una zapatilla": declara el médico que hizo la autopsia de Fernando
“Trabajamos con un protocolo que cumplí. La autopsia se llevó a cabo en la morgue del hospital de Pinamar. Primero vi a la víctima en Villa Gesell. Yo tomé conocimiento del caso, supe que Fernando estaba en el hospital de Villa Gesell y como vivo en la esquina del hospital, crucé para ver cómo estaba. Hice un examen previo para tener la visualización de con qué me iba a encontrar en la autopsia", dijo.Y sumó: "Fernando yacía en una cama, presentaba múltiples agresiones en la parte del rostro. Pedí que se le realice una tomografía computada para ver un panorama general de lo que presentaba el cuerpo. El resultado tardó un rato en llegar. Yo lo vi y tenía una importante hemorragia por dentro del cráneo. Además, tomé imágenes con mi celular particular para tener una aproximación de las características de las lesiones que aún conservo en mi teléfono”.
En ese instante, las fotos tomadas por la morgue fueron proyectadas en la pantalla, y los ocho acusados que estaban presentes y sin barbijo, optaron por tener la mirada baja y no se giraron a observarlas. “Por lo visto en el cuerpo, las marcas que presentaba, las lesiones externas, coinciden con los mecanismos de alta energía que provocan muerte instantánea en el paciente. En cara y cráneo presentaba la mayoría de los golpes. Son áreas centrales porque allí se alojan la mayoría de las funciones del organismo”, continuó.