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"Ojalá que los metan bien en cana": cómo se enteró Pablo Ventura del crimen y la odisea que vivió tras su detención

El joven de 21 años fue falsamente acusado por los rugbiers e incriminado en el homicidio de Fernando Báez Sosa.

07 Febrero de 2020 14:10
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Sábado 18 de enero. Cinco de la tarde. José María Ventura dormía la siesta cuando tocaron el timbre de su casa. Eran dos policías: buscaban a su hijo, Pablo, de 21 años. "Hubo un asesinato en Villa Gesell y nos lo tenemos que llevar", le dijeron. El adolescente no entendía nada: había pasado toda la noche en el departamento de un amigo en Zárate y nada tenía en común con los diez rugbiers imputados, más que una "rivalidad deportiva" y "mala onda". Se había enterado del crimen porque un amigo le compartió por WhatsApp una de las primeras notas periodísticas que daban cuenta del homicidio. No entendía por qué lo buscaban a él. Horas después lo sabría.

"Las zapatillas (ensangrentadas) son de Pablito Ventura". Esa fue la frase con la que el mismo sábado por la mañana los diez imputados incriminaron a Ventura al momento de su detención. José María acomañó a su hijo a la DDI de su ciudad y le dijeron que debían trasladar a su hijo a Villa Gesell. Sin dudarlo, le pidió a su mujer que se quedara en la casa, agarró el auto y siguió al vehículo en el que era trasladado el adolescente. En el camino, pinchó una rueda y casi vuelca. "Me pasó de todo, fue tremendo", recuerda ya más aliviado, después de que el juez de la causa firmara el sobreseimiento definitivo.

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Fueron cuatro días de aislamiento e incertidumbre. Pablo nunca estuvo detenido en la comisaría junto al resto de los diez imputados, pero permaneció en la DDI de Villa Gesell, ubicada a pocos metros. "No comió durante todos esos días. Me dijo que lo trataron bien, más que nada a partir del segundo día cuando presentamos todas las pruebas que lo ubicaban en Zárate y la misma Fiscal se dio cuenta de que no tenía nada que ver. Pero lo desnudaron para ver si tenía lesiones, pasó por muchas cosas".

La noche del crimen, Pablo fue a comer con su padre en la parrila La Querencia de Zárate. Las cámaras del lugar lo probaron. Los chats que mantuvo con un amigo, Francisco Matteo, daban cuenta de que sus planes eran cenar en familia y luego visitar a su amigo. Así lo testificaron todos los que estuvieron hasta las cinco de la mañana en ese departamento. Al regresar a su casa, el joven saludó a su padre y ambos se fueron a dormir.

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"Afuera", le escribió por WhatsApp a Francisco, cerca de las once y media de la noche. De acuerdo a lo consignado por Infobae, Francisco declaró ante la Justicia y contó qué es lo que estaban haciendo mientras en Gesell los diez imputados golpeaban a Fernando. "Ese viernes a las 23.30 horas de la noche aproximadamente me manda un mensaje que estaba afuera de mi casa. Yo estaba con mi mamá en la habitación, ella acostada en mi cama, habíamos terminado de cenar. Mi mamá se fue a cenar, yo me quedé con Pablo. Cerca de la una de la madrugada, ya del sábado 18 de enero, Pablo subió una historia a Instagram, de las que duran 24 horas, en la que me veo yo jugando en la computadora. Cuando pasó todo esto, como se borran a las 24 horas las historias, tuve la cautela de hacer una grabación de la pantalla para conservarla. Posteriormente llegó Candela Flores a mi departamento, eran las 03.15 horas de la madrugada. También llegó mi novia Martina, no recuerdo cuál de las dos primero... Estuvimos en mi casa hasta las cinco de la mañana".

A casi 500 kilómetros de distancia, mientras Pablo regresaba a su casa, los diez imputados se escapaban de la escena del crimen. Acababan de asesinar a golpes a Fernando. Mientras la víctima era asistida en Gesell, Ventura ingresaba con su Peogeot 208 de color blanco a su casa. Así lo testificó una de sus vecinas. Horas después, Zárate amaneció con la noticia de que la "bandita" que solía "cagarse a piñas" todos los fines de semana en los boliches locales había sido detenida por homicidio en la Costa. Pablo no tardó en leer la noticia y la compartió con su amigo, también por WhatsApp.

Francisco: "Sí, lo vi". Pablo: "Tremendo, man". Francisco: "Ojalá los metan bien en cana". Pablo: "Sí. Los odio, a Lucas Pertossi más que nada. Y a Beniccelli también".Horas después, dos policías llegarían a su casa y se lo llevarían detenido por el homicidio. La semana que viene, el joven presentará una denuncia contra los diez rugbiers que lo incriminaron y que permanecen detenidos ahora en el penal de Dolores.