05 Septiembre de 2016 05:55
Una muerte, dudas y una investigación que dio como resultado el desmantelamiento de una red de narcotráfico. En medio de la búsqueda de respuestas por un crimen, se detectó un punto de reventa de droga. Tras un seguimiento exhaustivo, se observó la constante concentración de clientes, que incluso hacían fila para comprar distintas sustancias.
El inicio de la investigación: la fila de clientes minutos antes de los allanamientos.
Luego de desarrollar un trabajo de inteligencia, se realizaron 15 allanamientos en las localidades de Monte Grande, Guernica, Lomas de Zamora y en barrio Betharram de Burzaco (Partido de Almirante Brown) y lograron secuestrar 16 mil dosis de cocaína, fusiles fal, ametralladoras, escopetas, pistolas, un chaleco antibalas de la policía de la provincia y radios con frecuencia policial. Lo insólito fue el hallazgo de una serpiente como elemento de seguridad.
Con un despliegue organizado, los agentes ingresaron a las viviendas a punta de pistola y sorprendieron a los ocupantes. En total, nueve personas quedaron a disposición de la justicia y se secuestraron 16 mil dosis de cocaína fraccionadas en papel metalizado de colores divididos en varias bolsas de nylon transparente, dieciséis armas, dos ametralladoras, cuatro escopetas, tres carabinas, dos rifles, 180 mil pesos, y una serpiente Pitón.
La investigación se inició tras un asesinato a sangre fría en el barrio Betharram. Cuando se inicia la pesquisa surge que se trató de un ajuste de cuentas entre una banda dirigida por un narcotraficante conocido como “Canchi” y otra banda controlada por el “Chino”, quien intentaba apoderarse del negocio.
Entre las armas secuestradas había ametralladoras y fusiles.
Sobre el asesinado investigado, el padre de la víctima contó que el “Canchi” llegó en su moto y disparó una ráfaga de ametralladora sobre su hijo, al estilo sicarios de los carteles centroamericanos. Este era el mecanismo que usaba para dejar en claro quien manejaba la venta de droga en el barrio. Hasta ese momento, la red era comandada por un tal Fernando, un delincuente del barrio Betharram quien años atrás se dedicaba a la piratería del asfalto.
Mediante escuchas telefónicas, la policía ubicó al “Canchi” y su conexión con Fernando. A su vez, se sumaron a la lista de investigados un joven apodado “Tío” y otro “Corona”.También “El viejo Carlos” y “Victorio”, se catalogaron como quienes guardaban la droga y se encargaban de supervisar la comercialización de la cocaína en los 6 puntos de venta de la zona.
Las dosis secuestradas estarán listas para la reventa.
En las imágenes registradas, el grupo Halcón ingresó a la casa de Fernando en donde encontró una serpiente Pitón en medio de una habitación donde estaban guardadas todas las armas.
