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Otro revés para Nahir Galarza: pidió salir por temor al contagio de Covid, pero seguirá detenida

La Justicia rechazó un pedido de excaercelación.

18 Septiembre de 2020 15:31
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El Supremo Tribunal de Justicia de Entre Ríos rechazó el pedido de excarcelación y de arresto domiciliario solicitado por la defensa de Nahir Galarza, la joven condenada a prisión perpetua por matar a su novio Fernando Pastorizzo en 2017 en Gualeguaychú.

El beneficio de la domiciliaria fue solicitado a raíz de los casos positivos de coronavirus registrados en el penal donde está alojada la detenida, aunque a pesar de esa circustancia, la Justicia lo rechazó ya por segunda vez en el año.

El fallo, difundido recientemente, fue firmado por los jueces Miguel Giorgio, Claudia Mizawak y Daniel Carubia, y según explicaron los magistrados, tomaron esta decisión al tener en cuenta un informe médico que detalla el "buen estado de salud, nutrición y aseo" de la joven, las condiciones de la unidad penal y diferentes exámenes médicos.

Los abogados defensores José Ostolaza y Pablo Sotelo habían solicitado la prisión domiciliaria con tobillera electrónica porque, según ellos, la joven "está medicada con loratadina, es alérgica y necesita un paff" para respirar, con lo cual argumentaron que eso "la convierte en una persona de riesgo".

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"La solvencia de la interna se ve consolidada por su buen comportamiento, además del fuerte acompañamiento de su grupo familiar", apuntó la defensa, y aclararon que Galarza precisa de factores "esenciales para garantizar eficazmente la tutela de sus derechos a la vida e integridad física".

Por su parte, los abogados querellantes de la familia de la víctima, Fernando Pastorizzo, se opusieron al pedido, ya que dijeron que no es el estado de salud de Nahir el fundamento real del pedido, sino el aislamiento dispuesto en el país, "lo que basta para desestimar el planteo".

Ante la solicitud, los jueces entonces pidieron un informe a la subalcaide Daniela Cuesta, del Servicio Penitenciario de Entre Ríos, quien finalmente detalló que Galarza tiene un recreo de dos horas todos los días y dos teléfonos celulares, uno para mensajes y otro para videollamadas con el que se comunica con su familia.

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Además, dijo que la joven se encuentra en un pabellón con cuatro compañeras, de 7,45 metros por 4,10 de ancho, con dos ventanas, un baño con agua caliente, una pileta de lavar, mesa con sillas y televisión por cable.

A su vez, el informe médico refirió que Galarza presenta "buen estado de salud; en tratamiento con buena evolución por un eczema en mano izquierda" y detalló que a fines de agosto se realizó análisis de laboratorio con resultados "normales". "No pertenece al grupo etario de riesgo para Covid-19", concluye el informe del Servicio Penitenciario.

Por su parte, el departamento médico forense del Poder Judicial realizó la semana pasada un examen médico en el que Galarza aseguró tener "antecedentes de alergia estacional de larga data" con rinitis, tos y estornudos, por lo que se aplica un “paff “a la noche.

Las pruebas físicas expresaron que se encuentra "vigil, lúcida, orientada en tiempo y espacio, sin dificultades en la marcha, buen estado de aseo personal, normohidratada, sin signos de desnutrición y con buen aparato respiratorio".

Por eso mismo, los jueces aseguraron en el fallo que "no deja de llamar la atención la repetitiva invocación" de la defensa de la situación por la pandemia, como solicitud de morigeración de la prisión, y según dijeron, ecumplimiento de la prisión preventiva de Galarza "no exhibe posibilidad de asimilarse a ninguno de los supuestos normativos esgrimidos por su defensa".

El crimen y la condena

El asesinato de Pastorizzo ocurrió pasadas las 5 del viernes 29 de diciembre de 2017, y se descubrió después de que el joven fuera encontrado en una calle de Gualeguaychú con un tiro en la espalda y otro en el pecho, junto a su moto y dos cascos tirados en el suelo.

Inicialmente, al declarar como testigo, Galarza dijo que había visto a su ex novio la noche anterior al crimen, aunque ante la sumatoria de indicios en su contra quedó detenida y en una segunda declaración reconoció que lo había matado pero que había sido de manera "accidental".

Por esto mismo, el 3 de julio de 2018, el Tribunal de Juicio y Apelaciones de Gualeguaychú la condenó por unanimidad a prisión perpetua por considerar que quedó "destruida la hipótesis de la defensa de que los disparos se produjeron de manera involuntaria". Ese fallo fue confirmado en julio de 2019 por la Sala II de la Cámara de Concordia.