Una escena de violencia y desesperación tiñó de sangre las calles de Parque Chacabuco en la mañana de este viernes, cuando un intento de robo derivó en una secuencia trágica que terminó con dos personas muertas y una ciudad sacudida por la crudeza del hecho. Todo comenzó alrededor de las 8:30, en la intersección de Castañares y Corea. Según trascendió, una pareja viajaba en un Ford Fiesta cuando, repentinamente, dos delincuentes los atacaron con piedras. El conductor, lejos de quedarse pasivo, bajó del vehículo decidido a enfrentar a los agresores. La reacción le costó caro: en medio de la pelea, uno de los atacantes lo apuñaló en el corazón.
Herido de gravedad, y mientras su esposa lo observaba con desesperación desde el asiento del acompañante, el hombre volvió al auto y emprendió una huida agónica. Condujo como pudo unas cuadras, perdiendo sangre y conciencia, hasta llegar a la esquina de Cobo y Puan. Allí, el desenlace fue inevitable: el cuerpo no resistió, se desvaneció al volante y el auto se salió de control. Fue entonces cuando la tragedia se multiplicó. El vehículo arrolló a una mujer que caminaba por la zona, la arrastró más de 20 metros y terminó su carrera mortal incrustado en la persiana metálica de una panadería cerrada. Ambos, conductor y peatona, murieron en el acto.
La esposa del hombre, en shock, sufrió una crisis nerviosa y tuvo que ser asistida por el SAME. Minutos después, el operativo policial se desplegó en la zona. Un sospechoso fue detenido en las inmediaciones: es mayor de edad, vive en el barrio y tiene antecedentes por robo. Había sido arrestado el 13 de enero por ese delito, y apenas dos meses después, el 18 de marzo, volvió a ser detenido por la misma razón. Hoy, es uno de los protagonistas de un episodio que volvió a dejar al descubierto el drama cotidiano de la inseguridad urbana. Mientras efectivos cubrían los cuerpos con carpas y los peritos intentaban reconstruir la secuencia, la bronca comenzó a ganar la escena.
Vecinos de la zona, angustiados y hartos, no tardaron en alzar la voz. "Esto está totalmente abandonado. Hay robos todo el tiempo, no hay patrulleros, y los pocos que vienen llegan tarde. Es tierra de nadie", dijo Diego, un comerciante del barrio, visiblemente conmovido. "Ayer intentaron meterse en mi trabajo con un manojo de llaves que encontraron tirado. Encima prendieron fuego un tacho. Tuvimos que apagarlo nosotros, los vecinos. Nadie aparece". agregó.
La violencia, que comenzó con un piedrazo y terminó con dos muertes, revela algo más profundo: una crisis que no se reduce a un hecho policial, sino que expone un estado de abandono estructural. Parque Chacabuco, Soldati, Bajo Flores, La Boca. Vecinos que conviven a diario con la amenaza de lo imprevisto, con la sensación de que la calle es una ruleta rusa. Pasadas las 9, el secretario de Seguridad porteño, Maximiliano Piñeiro, se dirigió al lugar para interiorizarse.
Se espera que brinde una conferencia de prensa con mayores precisiones. Pero los vecinos no quieren solo palabras: quieren respuestas. Quieren patrulleros. Quieren vivir sin miedo. En apenas unos minutos, el destino de tres familias cambió para siempre. Dos personas murieron. Una mujer fue testigo de una escena desgarradora. Y un barrio entero volvió a despertar con la sensación de que en cualquier momento, el horror puede aparecer a la vuelta de la esquina.