Pasó un mes del día en que se encontró el cuerpo de Fernando Pérez Algaba descuartizado en un arroyo de Ingeniero Budge y hasta el día de hoy, la fiscalía trabaja minuto a minuto para poder recomponer las partes del suceso que terminó con la vida del empresario. Si la causa iba para un lado, en las últimas horas dio un giro porque uno de los detenidos, Nahuel Vargas, se quebró, rompió el silencio y contó el paso a paso de cómo fue el crimen. Ahora, mientras se investiga el lugar del acontecimiento, se encontró una motosierra y diversos elementos que podrían dar aún más pruebas.
El martes por la tarde se dio a conocer que uno de los detenidos de la causa rompió el silencio y declaró ante el fiscal Marcelo Domínguez, quien lleva la causa, cómo fue el suceso del crimen en el cual estuvo presente pero no participó. En qué lugar, quién fue el asesino, cómo se dio el suceso, el descuartizamiento y el escape en los autos.
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El 18 de julio a las 17 horas en el barrio Renacer de General Rodríguez, se habían reunido Algaba, Vargas y el principal acusado, Maximiliano Pilepich, para abonar unas deudas que tenían. Al día siguiente que apareció el cuerpo, ambos detenidos se presentaron en la fiscalía y determinaron qué aquel día le pagaron parte de la deuda a Pérez Algaba y abandonaron el lugar en una camioneta que les había entregado la víctima, una Range Rover blanca, pero que dejaron al empresario en el lugar porque esperaba que lo pasaran a buscar.
Pero todo ese discurso se desarmó el día martes, cuando Vargas declaró una versión totalmente distinta. Si bien el encuentro y el lugar fueron ciertos, el desenlace tuvo otro final. El acusado declaró ante Domínguez y señaló a Pilepich como el autor de los dos disparos que mataron al empresario de 41 años.
Tras quebrarse, contó: “Cuando me dirigía hacia la parte trasera de la casa para abrir una ventana escuché dos disparos. En ese momento, me asusté y me quedé paralizado. Entonces, miré hacia la casa y vi que Maxi estaba asomado por una ventana y me llamaba con un gesto para que me acercara. Asustado, me dirigí hasta donde estaba Maxi y le pregunté qué había hecho”.
Y continuó: “Al llegar a la habitación en la que había dejado a Maxi y a Fernando encontré a Maxi con dos armas; una en la derecha y la otra con la izquierda. Entonces, Maxi me respondió que sabía lo que había hecho. 'Ya está, no aguantaba más, hay límites', me respondió Pilepich. En ese momento, Fernando ya estaba afuera de la casa, tirado boca arriba”.
“Maxi, Matías y una persona de gorra cargaron a Fernando en un Volkswagen Polo. Luego, Matías y el hombre que usaba gorra se fueron del lugar en el Polo. Pero Maxi se fue en la camioneta Mercedes Benz 500, que había quedado, mientras que Córdoba, se fue a bordo del Ford Mondeo”, aseguró.
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Con el nombre detallado sobre el responsable en ejecutar los disparos y culminar con la vida de “Lechuga” -como era conocido-, dio el detalle final que abrió muchas puertas más para la investigación del caso: qué pasó con la casa donde lo asesinaron. “La demolición se hizo entre el 19 y 20 de julio, en las horas posteriores al homicidio. Creo que los escombros de la demolición se los llevaron, aunque no tengo idea dónde los arrojaron ni quién lo hizo”, asentó.Para colmo, los funcionarios de la fiscalía y los detectives de Dirección Nacional de Investigación Criminal de Lomas de Zamora realizaron una inspección en el desarrollo inmobiliario y constataron que, en dónde había una casa hasta una semana antes, solo había quedado un cráter. La vivienda había sido demolida y los escombros fueron llevados a un relleno sanitario cerca de la zona.
Ahora, con aquella declaración y todos los datos recopilados, realizaron un nuevo operativo de allanamiento para dar con más pruebas de lo sucedido. Para ello, además de Domínguez, estuvieron agentes de la División Casos Especiales Oeste de la Superintendencia de Policía Científica, un grupo de rescate de bomberos y brigadas caninas K9 con perros preparados para que con su olfato, encuentren materiales que puedan contener ADN.
En primer lugar encontraron una motosierra con la cual se sospecha que pudo haber sido la herramienta que utilizaron para descuartizar el cuerpo. Incluso, uno de los primeros datos que mantuvo el fiscal fue que los cortes fueron parejos y bien hechos, como si los hubiesen hecho con algo sumamente filoso y además, con experiencia previa. También fueron hallados guantes de goma que tendrían manchas de sangre.
En la investigación, los perros también encontraron material genético que puede ser sangre, saliva o cualquier otro tipo de rastro del cual puede contener ADN y por lo cual serán peritados científicamente junto a la motosierra en las próximas horas y esperarán por sus resultados.