Cuando era el hombre más buscado del país, en Interpol difundieron 28 identikits de cómo sería su aspecto de fugitivo. En las fotos, que parecían más el trabajo desprolijo de un principiante en el uso de Photoshop que la tarea de un detective de primera línea, Ibar Esteban Pérez Corradi era mostrado en todas sus formas. Pelado, con pelo largo, afeitado, con rulos, gordo, flaco, teñido de rubio, con barba candado, con bigote, con lentes y hasta con turbante. Pero no acertaron. El Pérez Corradi real, detenido en la Triple Frontera el 19 de junio de 2016, no se parecía en casi nada a los 28 Pérez Corradi imaginados por los investigadores.
Todos los Pérez Corradi imaginarios. El real no se parece en nada a los identikits de Interpol.
Por ese entonces, la imagen de Pérez Corradi se forjó en los medios y en los investigadores como la de un hombre peligroso. Se dijo que era un narcotraficante de efedrina cercano a los cárteles mexicanos, que Forza le tenía un miedo gigantesco, que para amenazar enviaba sillas de ruedas y que había contratado a los hermanos (Martín y Cristian) Lanatta y a los (Víctor y Marcelo) Schillaci para matar, el 7 de agosto de 2008, a Sebastián Forza, Damián Ferrón y Leopoldo Bina, quienes aparecieron en una zanja de General Rodríguez. Aquel hombre, que posó desafiante y con la mirada fija cuando llegó al país trasladado por Gendarmería, con casco y chaleco antibalas, dice que pasa su peor momento.
El 28 de diciembre de 2016, la jueza federal María Romilda Servini de Cubría le otorgó la falta de mérito en la causa en la que está acusado por los supuestos delitos de "amenazas y homicidio agravado" de los tres empresarios asesinados.
Su lugar de detención no puede mencionarse por cuestiones de seguridad.
Desanimado y de espaldas a Messi
En ese lugar de detención no recibe muchas visitas. "Lo vi muy flaco y demacrado, parece otro", dijo un amigo que suele visitarlo. la prueba de su desánimo es que en la sala de visitas cuatro guardias y dos detenidos miraban un partido del Barcelona por la Liga de España, pero Pérez Corradi se sentó de espaldas a la televisión. "Ahora lo único que me importa es que se respeten mis derechos", le dijo a su amigo. Hablaba en voz baja, como si se estuviera apagando.
"Lo único que me importa es que se respeten mis derechos0
En los 12 días que lleva de huelga de hambre, bajó ocho kilos. Se le notan las costillas, tiene la cara chupada y la ropa le queda grande. Pesa 75 kilos, cuando su peso normal (el que tuvo cuando estaba prófugo) es 90. El hombre acusado de ser el ideólogo del triple crimen de General Rodríguez, que estuvo prófugo casi 50 meses, encabeza una protesta contra el Programa Nacional de Protección de Testigos, que depende de la Subsecretaría de Política Criminal del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos.
Corradi fue acusado de ordenar los crímenes mafiosos de la efedrina.
Es el mismo programa donde fue incluido Leonardo Fariña, que acusó a Cristina Kirchner y a Lázaro Báez de hacer negocios sucios con la obra pública. Pero en el caso del valijero, al parecer la seguridad fue vulnerada al menos en dos oportunidades, cuando balearon el auto que lo trasladaba. En el segundo hecho mataron a uno de sus custodios.
La seguridad de Fariña, otro testigo protegido, fue vulnerada.
"No cumplen con lo que dice la Ley 25.764. El responsable es Francisco Lagos. En vez de ser un programa de protección a testigos se parece un programa de castigo a testigos. No voy a parar hasta que cumplan con lo que corresponde", se quejó Corradi.
Forza, uno de los empresarios asesinados.
Corradi no es el primero que cuestiona a Lagos. Antes lo hizo un grupo de familiares de desaparecidos, quienes criticaron el paso de Lagos por el Ejército y el rol de su padre como profesor de la Escuela de las Américas en la última dictadura. "Contrató a un asesor y a un abogado a los que le pagan 100 mil pesos por mes, sólo para negarse en forma políticamente correcta todo lo que tiene que hacer", dijo a BigBang.
La lista de Pérez Corradi
En un papel que entregó a un amigo, Corradi anotó los motivos de su huelga de hambre.
La imposibilidad de tener a mi familia cerca.
Deberían ocuparse del traslado de mi esposa y de mis hijos. No lo hacen.
Falta de asistencia médica, psicológica y legal.
Comida insuficiente que no respeta los valores calóricos y nutricionales básicos.
No me dan tener visitas íntimas con mi esposa, pese a que es un derecho.
No me dejan acceder a un estudio, mi idea es hacer la carrera de Derecho. La Ley de Ejecución Penal y la Ley Federal de Educación contempla ese derecho.
Padezco un problema crónico en la columna. El colchón me genera un dolor insoportable en esa zona y en la pierna, pero en lugar de cambiármelo, me dieron un medicamento llamado Lyrica Pregabalina.
Las contraindicaciones del remedio indican que puede causar mareos, confusión, alteración de la función mental y pérdida de memoria. A veces se me borra la visión.
No respetan mis derechos pese a que nunca fui condenado.
No cambiaron mi identidad.
Corradi, cuando fue trasladado dese Paraguay a Buenos Aires.
Corradi le dijo a su amigo que ocupa un calabozo sin luz, ni corriente de aire. Pasa encerrado 23 horas por día en una celda de 2 por 2,5 metros. "Una hora me sacan a caminar a un pequeño patio, uno corre el riesgo de enloquecerse acá", se quejó, y anticipó: "No voy a parar con la huelga hasta que se resuelva esto". Luego fue trasladado a su celda por un guardia. Lo esperaban 23 horas de encierro.