Un fiscal de Morón pidió en la tarde del jueves que se condene a prisión perpetua a Hugo Bermúdez y a Leonardo Jara por el secuestro y crimen de la niña Candela Sol Rodríguez, asesinada en 2011 en el partido bonaerense de Hurlingham.
La solicitud fue realizada durante los alegatos del juicio que se desarrolla desde febrero ante el Tribunal Oral en lo Criminal 3 de Morón y que se extendieron durante cerca de cinco horas con la intervención de los fiscales Pablo Galarza, Antonio Ferreras y Mario Alberto Ferrario.
Al efectuar las conclusiones y sin la presencia en la sala de audiencias de Carola Labrador, madre de la víctima, el fiscal Mario Ferrario pidió que se condena a prisión perpetua a Bermúdez (45) y a Jara (37) y a ocho años de cárcel al tercer imputado, Fabián Gómez (45).
Candela tenía 11 años: fue abusada y asesinada.
El fiscal, que intervino en la instrucción de la causa, sostuvo que los dos primeros fueron coautores de “privación ilegal de la libertad coactiva seguida de muerte” y el tercero fue partícipe secundario del secuestro sufrido por la niña.
A su turno, Galarza, que fue el primero en exponer, dio por acreditado que el 22 de agosto de 2011 Candela “fue sustraída por tres sujetos en una camioneta Ford EcoSport negra” y que estuvo cautiva primero algunos días en la localidad de San Martín y luego la trasladaron a Villa Tesei.
Allí, primero la mantuvieron secuestrada en una vivienda de la calle Kiernan 992, conocida por la prensa como “la casa rosa”, durante un breve lapso y después la llevaron a otra propiedad de Cellini 2085 que estaba abandonada.
Según Galarza, entre las 20.30 del 29 de agosto y las 8.30 del 30 del día siguiente, Bermúdez “abusó sexualmente de la niña con un elemento duro por vía anal y la sofocó” tapándole la nariz y la boca mientras la sostenía desde atrás.
Mientras Jara tomaba nota rodeado de ocho agentes penitenciarios y los otros dos imputados permanecían cruzados de brazos, el fiscal aclaró que no iba a pedir al tribunal el cambio de carátula para evitar nulidades, pero remarcó que a su entender quedó probado que hubo un abuso antes del crimen.
Sobre el tiempo que la nena llevó secuestrada sin ser hallada, manifestó que está acreditado que “hubo tratativas paralelas y clandestinas” entre el Superintendente de Zona Oeste, Roberto Castronuovo, el informante policial Héctor “Topo” Moreyra (50) y los acusados para que liberaran a la nena, pero que ello finalmente no ocurrió.
Respecto de Jara, afirmó que realizó el llamado extorsivo a la familia de Candela mientras estaba cautiva y sostuvo que “su suerte está echada por las pericias de voz” efectuadas por Gendarmería; agregó que fue condenado por un hecho similar en Mercedes.
A Gómez, el fiscal lo situó en la casa de Kiernan por dichos de un vecino que lo vio allí 4 días antes del hallazgo del cuerpo de Candela a 30 cuadras de esa propiedad y por llamadas que mantuvo con los otros dos imputados.
Para dar probado que la niña estuvo en la vivienda de Cellini, Galarza dijo que allí se encontraron algunas prendas quemadas de la víctima y un esmalte de uñas rosa que la madre dijo que le pertenecía.
Por su parte, Ferreras resaltó el trabajo de la Policía Científica, a la que destacó en medio de todas las críticas que hubo a la investigación, y dijo que se halló ADN de la nena en un bol y en una taza de la casa Kiernan y de Bermúdez en un palo de madera de la casa de Cellini y dentro de una taza que se encontraba en la vivienda de la ex concubina de Jara, lo que prueba la vinculación entre ambos.
Leonardo Jara, uno de los acusados. Foto: DyN.
En tanto, Galarza dijo que al principio del caso tenía, como todos, “prejuicios y dudas”, pero que se fueron despejando al avanzar en la pesquisa, y cuestionó a la comisión parlamentaria bonaerense que se conformó para investigar el caso.
“Ferrario no cayó en el facilismo de decir que nada servía y tuvo una prudencia que nos trajo acá porque el otro camino era seguir a la comisión Candela del Senado bonaerense, en la cual cayeron algunos medios y algunos senadores”, remarcó.
El caso de Candela provocó una enorme commoción.
Agregó que allí “se escucharon abogados y periodistas que tenían motivaciones políticas para que la causa quedara en la nada” y criticó a la familia de la víctima por no decir al comienzo del secuestro que el padre de Candela estaba preso por piratería del asfalto, aunque no mencionó específicamente a esa situación como móvil del crimen.
A su turno, Ferrario, antes de pedir las penas, afirmó que “los tres imputados eran parte de una misma banda que cometió el hecho” y a través de un Powerpoint explicó que en base a un entrecruzamiento de llamadas efectuado en el marco de la causa “quedó probado que tenían relación entre sí” y con Moreyra.
También detalló que hubo comunicaciones entre los tres dos horas antes del secuestro y también éste mientras duró.
El juicio pasó ahora a un cuarto intermedio hasta el lunes a las 10, cuando alegarán los abogados de la querella, Fernando Burlando y Fabián Améndola.