Antes de saber que se iba a morir de un tumor cerebral, Arquímedes Puccio planeaba escribir un libro sobre su vida. También quería que su vida llegara al cine, pero no como planeaba Pablo Trapero. En la imaginación psicópata de Puccio, aspiraba a aparecer como un héroe que luchó por la patria desde las filas de Montoneros, pese a que estuvo del lado contrario: en la Triple A.
Puccio había empezado a escribir un libro. Nadie sabe dónde está el manuscrito. Foto: Nacho Sánchez.
"Que (Pablo) Trapero haga lo que quiera, pero sé que va a comprar la verdad de los diarios, no mi verdad. Y la única verdad es la mía", llegó a decir Puccio al autor de esta nota meses antes de morirse. El líder del siniestro clan que entre 1982 y 1985 secuestró y mató empresarios en su casa de San Isidro, también anunció que había empezado a escribir sus memorias. “Desde que fui condecorado por Perón hasta mis últimos días”, dijo. Quería contactarse con las editoriales Planeta y Sudamericana, pero nunca lo hizo. Además buscaba un inversor, pero nunca lo encontró. Y se ilusionaba con ser interpretado por Darín, a quien había visto en el Secreto de sus ojos.
Los Puccio: Arquímedes, Epifanía, Daniel, Alejandro, Guillermo, Silvia y Adriana. Foto: Revista Gente.
“El último Puccio vivió en una fantasía. Decía que quería ser político y enseñarles el camino a los jóvenes”, dijo Eliud Cifuentes, el pastor que lo recibió en General Pico, donde murió en 2013, a los 82 años.
El Puccio de Francella.
Obsesión asesina
Todo ladrón o asesino sueña con tener su propia película. En su momento, Carlos Eduardo Robledo Puch quería ser interpretado por Leo DiCaprio. El Gordo Valor, que robaba bancos y blindados, se ilusionaba con Julio Chávez en el papel principal. Puccio no fue la excepción. “(Guillermo) Francella no me desagrada, pero me gusta más (Ricardo) Darín”, llegó a decir.
El Puccio de Alejandro Awada.
La película del verdugo
¿Cómo era la película que quería filmar Puccio? Pensaba presentarse como una víctima y no como secuestrador. “Necesito alguien que tenga las pelotas bien puestas y se anime a contar mi versión”, dijo. La trama hubiese sido muy distinta a la de Trapero o a la de la serie que los Ortega estrenarán en septiembre. Puccio apuntaba a ser un “hombre con ideales que cometió los secuestros por razones políticas”. “Todo fue armado por el juez (Alberto) Piotti. De lo único que me hago cargo es del secuestro de (Nélida) Bollini del Prado. Pero no fue por plata. Fue un secuestro político. En la jerga nuestra, una detención. Lo hicimos porque ella tenía una funeraria y nosotros sospechábamos que había enterrado a dos desaparecidos. Yo era montonero”, dijo antes de morir.
Puccio se quedó sin libro ni película. Y nunca llegó a ver nada del film de Trapero y de la miniserie de Luis Ortega. La muerte le ganó de mano.