Con información de Manuela Fernández Mendy, enviada especial
Alrededor de las 13:20 del lunes se dio inició a la sesión en la que se iba a hacer la lectura de la sentencia contra los ocho imputados en el crimen del Fernando Báez Sosa, ocurrido en la madrugada del 18 de enero de 2020. El Tribunal de Dolores estuvo colmado por los familiares de la víctima y de los defendidos, así como de un gran grupo de periodistas que cubría el hecho. Sin embargo, en esta instancia hubo una diferencia: el veredicto condenatorio fue transmitido por la televisión, algo que, por lo mediático del juicio podría tomar otro sensacionalismo independientemente de lo que iban a recibir como condena los defendidos de Hugo Tomei.
En la misma línea de los tips actorales que brindó en las anteriores audiencias y los alegatos, en el preciso momento que se arrancó a leer el veredicto, Tomei tomó la palabra y pidió que todos los imputados escucharan la sentencia "de pie". Para los que estaban en la Sala, este pedido resultó insólito, pero cobraría relevancia pocos minutos después. El juez procedió a leer las condenas: Máximo Thomsen, Luciano y Ciro Pertossi, y Enzo Comelli a cadena perpetua. Luego, continuó con las condenas como partícipes secundarios del crimen de Fernando a Ayrton Viollaz, Blas Cinalli y Lucas Pertossi. Ellos solo recibieron una pena de 15 años.
"Sáquenlos a todos, la re... que los parió": el mareo de Máximo y el desgarrador pedido de su mamá
En el momento, en que se mencionó el nombre de Viollaz, Máximo empezó a inquietarse. Se balanceaba un poco de adelante hacia atrás en clara expresión de incomodidad, como si "se diera cuenta" de lo que le estaba por pasar. Su cara cambió aún más cuando leyeron los datos de sus amigos: mencionaron a Cinalli y se meneó más rápido. Luego, nombraron a Lucas y le sumó unas miradas al techo. Entonces empezó a realizar respiraciones largas.
Un custodio que estaba atrás, a la derecha de Máximo, hace un guiño con el custodio a su izquierda, como si fuera el momento de actuar, y éste le apoya las dos manos al condenado a prisión perpetua. El custodio de atrás lo toma de la espalda y en ese momento, Máximo se tira para atrás. Se escucha un ruido de "plum". "Che, se cayó Thomsen, ¿qué pasó?", empezaron a decir en la sala, seguido de un grito de "¡Machuuu!" que hizo la madre del condenado, Rosalía Zárate, sin importarle nada de lo que estaba ocurriendo en ese instante. La mujer pretendía interrumpir el momento que se estaba leyendo el veredicto de los jueces.
Comelli, que estaba a su izquierda, lo mira como si nada. Máximo se sienta y se larga a llorar. Quiso simular “La Piedad” de Miguel Ángel que se exhibe en el Vaticano, donde la Virgen María sostiene a Cristo muerto. Un policía que estaba de remera negra empieza a soplar con las manos por atrás de la fila de custodios, como si estuviera tratando de inflar una bolsa o algo con sus manos para después darle aire al imputado, aunque no hace nada.
Ese accionar llamó la atención. Las personas se levantaron. La más preocupada era la madre, Rosalía Zárate. La jueza María Claudia Castro pidió que se siga la sesión. La madre de Thomsen gritó: “¡Un médico por favor!”. Ella gritó de nuevo: "No soporto más. Déjenme estar con él", y a los rugbiers los sientan. Su hijo Francisco, que estaba presente en la Sala, la agarró de atrás y la intentó sostener. Por su parte, Marcial Thomsen no estuvo presente en la audiencia.
Crimen de Fernando: condenaron a perpetua a cinco de los rugbiers y a los otros tres a 15 años
En ese momento lo recuestan a Máximo y quedó acostado en tres de los asientos acolchonados desde donde ellos vieron todo el juicio. Su cabeza quedó sobre el muslo derecho de Comelli. "Saquen a todos los periodistas de acá. La reputa que los parió", gritó la mamá de Thomsen. En ese momento, echaron a todos del recinto. La madre se fue gritando a los periodistas: “Todo es culpa de ustedes”.
Primero, de la Sala se fue la prensa y después, todos los que no eran los imputados. Quedaron solamente los ocho acusados con la custodia, los abogados y los jueces. Luego, los condenados fueron trasladados hasta el penal de Dolores, donde pasarán los próximos días hasta saber cuál será la cárcel que los alejará las próximas décadas.