22 Agosto de 2022 14:41
El lunes 12 de marzo de 2012, su imagen recorrió las pantallas de todo el país. La sonrisa que tenía Alejandra Ironici mientras el gobernador de Santa Fe de aquel entonces, Antonio Bonfatti, le daba el primer DNI trans de toda la Argentina, quedó guardada en la memoria de quienes pelean por la plena igualdad de derechos de las personas transgénero en el país.
Este lunes a la madrugada, más de años 10 después de aquella fecha histórica, la noticia fue la peor: encontraron el cuerpo de la militante trans de 45 años en su casa de la zona norte de Santa Fe, con heridas cortantes, quemaduras y signos claros de violencia, luego de que su sobrino llamara a los bomberos porque se incendiaba su casa.
Mientras tanto, distintas organizaciones feministas y LGBTTTQI+, convocaron a una movilización para hoy a las 16 frente a los Tribunales de Santa Fe en Balcarce 1651, donde darán una conferencia de prensa bajo el lema de "Justicia por Alejandra".
La investigación
La causa está a cargo de la fiscal Alejandra del Río Ayala, especialista en delitos contra la integridad sexual, quien cuenta con el apoyo de la brigada de femicidios de la Policía de la provincia de Santa Fe.
Ella fue quien ordenó la detención del novio de Ironici, quien tenía frente a su hogar el Fiat Palio gris de la difunta. También se está encargando de atar otros cabos sueltos de lo sucedido, como el por qué de que la luz estuviera cortada en el lugar de los hechos.
¿Quién era Alejandra y por qué luchaba?
Alejandra era una de las coordinadoras en la organización Movimiento de Integración Sexual, Ética y Religiosa (MiSer). También daba charlas y talleres de capacitación en perspectiva de género para diversos espacios.
Además, antes de su último empleo, trabajó en los Ministerios de Salud y Educación desde 2012, sólo unos meses después de que le dieran su DNI. En aquella oportunidad, dejó unas palabras que hoy tienen más sentido que nunca: "Empieza mi nueva vida. Voy a salir con la frente en alto, orgullosa de lo que soy. Sin tener que esconderme porque no cometí ningún delito. Lo único que hice fue elegir una vida diferente. Ese condicionamiento implicó que se me niegue un montón de derechos".
Hoy Alejandra ya no está, pero su lucha por una sociedad más justa y menos prejuiciosa continúa. Ni una menos.