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Quién era Lucía Pérez y cuál fue su más grande anhelo antes de que la drogaran, abusaran y le arrebataran su vida

Lucía hubiese cumplido 23 años el último 14 de febrero, en el Día de los Enamorados.  

por María Florencia Martin

23 Febrero de 2023 12:13
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El sábado 8 de octubre de 2016, Lucía Pérez o “Rastita” amaneció temprano en su casa de Mar del Plata. Tomó mate con su papá, Guillermo, alrededor de las 9 de la mañana mientras miraba en su computadora algunas publicaciones en Facebook y se mensajeaba por celular con amigas. Salió de su casa alrededor de las 10 y nunca más volvió. 

Matías Farías, Juan Pablo Offidani Alejandro Maciel se aprovecharon de su vulnerabilidad porque era menor de edad -en ese entonces tenía 16 años-, y de que era mujer. La drogaron con cocaína, abusaron de ella y murió en la casa que Farías le alquilaba a Offidani: una construcción precaria en el fondo de un terreno, adosada a la casa ubicada en el frente, con un ambiente y un baño en planta baja y una habitación pequeña arriba.  

El caso tomó una trascendencia pública descomunal luego de que la entonces fiscal de la causa, María Isabel Sánchez, asegurara que la adolescente había muerto del dolor que le ocasionó haber sido empalada, lo que convocó al primer paro de mujeres en la Argentina, el cual se llevó a cabo el día 19 de octubre de 2016. 

Antes de ser asesinada, Lucía Pérez solo había tenido contacto con Farías para coordinar la compra de un cigarrillo de porro. Éste, pasó por su casa en el barrio Alfar y la secuestró. La llevó a su precaria casa en Punta Mogotes, apagó el celular de la adolescente, le dio de consumir y en una situación que todavía aún no está esclarecida, abusó de ella de manera carnal. “Las lesiones de Lucía son muy feas y es la droga la que permitió que ella pudiera soportar eso”, dijo Guillermo a casi siete años de su asesinato.  

La vulnerabilidad de su condición por ser mujer y menor, además de que ya sus propias compañeras de la Escuela Secundaria N°3 ya la hubieran señalado como posible "compradora" ante Farías, el dealer que se acercó al colegio técnico marplatense el viernes 7 y con quién el sábado “Rasta” se había animado a comprar, continúan siendo la clave del segundo juicio que se está llevando a cabo en el Tribunal en lo Criminal 2 (TOC 2) de esa ciudad balnearia.

Es que, ese día, Lucía Pérez Montero -como dicta su DNI- pasó de ser una adolescente vivaz, familiera, buena alumna, amante del mate y con sueños de ser inventora; a ser la causa común de una multitud de personas que salieron a gritar por ella y por la cantidad de casos que continúan ocurriendo hasta el día de hoy y se suelen desestimar.

La Justicia no ayudó en su momento: el primer juicio de 2018 quedó sin veredicto contra los tres imputados, porque quedaron solo condenados a ocho años por la venta de droga a menores pero absueltos del abuso. Entonces, sus ojos, la mirada penetrante de “Rastita”, quedó grabada como una bandera para seguir pidiendo "Ni una menos" y justicia para aquellas mujeres que hoy no pueden contar su verdad.

Irregularidades, dudas y misterio: se acerca el final del segundo juicio de Lucía Pérez

La familia de Lucía en este momento no solo se enfrenta a la etapa final del segundo juicio que comenzó el 7 de febrero contra los mismos acusados y con las mismas pruebas, sino también un juicio político contra los tres jueces Facundo Gómez Urso, Pablo Viñas y Aldo Carnevale, que no solo no tuvieron en cuenta el femicidio sino que incentivaron la revictimización de la víctima. 

Lucía tenía un lado artístico bastante desarrollado para su edad. "Sus paredes estaban llenas de afiches con pinturas y frases que ella misma escribía y pegaba. Tenía una mesita bajita llena de pinturas que todavía hoy conserva sus dedos marcados", contó el padre quien afirmó que su cuarto permanece intacto a cómo lo dejó ese sábado. Sus cajones llenos de mostacillas, hilos encerados... El padre que conserva una foto de ella junto a su perro como perfil de WhatsApp en su celular reveló: "Siempre estaba pintando arriba de esa mesa. Siempre me decía que necesitaba materiales, pinturas y yo, no podía negárselo: siempre le compraba las cosas que quería". "Rasta" era una inventora en serie: creó un banquito para sentarse, un velador que tiene el padre en su mesita de luz, un soporte para plantas, atrapasueños y hasta restauraba muebles de la casa, como esa vez que sacó la pintura de unos bancos de su abuelo y los dejó color madera.  

Además, ella era fanática de la música por lo que reggae y rock era algo que no dejaba de sonar en su cuarto. Los Cafres y el Indio Solari, hasta Julio Iglesias fueron algunos de los recitales a los que fue en familia, pero sobretodo con su papá. Es que Lucía no hacía nada sola. "Era de esas adolescentes que decía: 'Los domingos en familia'. Los viernes yo salía de trabajar a las 18 y 18:10 ella ya me mandaba un mensaje para que preparara la picada de la noche", recordó Guillermo con picardía. 

“No dio su consentimiento, le hicieron lo que quisieron”: el dolor del padre de Lucía Pérez

Si hacía todo en familia, había ido hasta al mismo colegio que su hermano mayor Matías, y no salía de noche, al menos siempre se la llevaba y traía; el padre se preocupó por la lamentable situación en la que los ponen como progenitores. "¿Por qué no la cuidaron?", dijo que preguntó la defensa en este juicio. Y este respondió a BigBang: "¿Nosotros tenemos que cuidarla de los asesinos? ¿Llevan un cartel como para que identifiquemos quienes pueden hacer daño a nuestros hijos?". 

"Eramos muy unidos como familia. Hacíamos todo juntos y también permitimos con Marta (Montero) que todo entre nosotros sea igualitario. Es más, en la casa en la que vivimos desde que Lucía tenía 10 años, cada cuarto fue sorteado. No es que elegimos qué lugar era para cada uno. Le hemos dado la pauta para que ellos sean así. Estuvimos unos años para hacer la casa. Priorizamos siempre tener conversaciones entre nosotros, hacernos preguntas, cuestionarnos. Crecer como personas y ser mejor", compartió Guillermo. 

Lucía Pérez que nació el Día de los Enamorados en el año 2000, se llamó así por elección de la madre. "Paloma" fue el otro nombre que se barajó cuando estaba en la panza pero, quedó porque Lucía gustaba más. “¿Crees que hubiera sido diferente la situación si Lucía se encontraba con Farías el viernes en vez del sábado por la mañana?”. La pregunta lo tomó por sorpresa: “Eso lo deben saber ellos. Yo no lo sé. Pero creo que si no era Lucía, podía ser cualquier otra porque el plan ya estaba hecho”. El padre que este jueves por la mañana fue a la audiencia de alegatos por parte de la querella y el fiscal, se mostró esperanzado: "Creo que va a haber justicia. Este juicio es un llamado para que le pidamos a la Justicia que actúe de otra manera. Que vean lo que es ser mujer, que ya por el hecho de ser mujer es vulnerable. Sumado en este caso ella era menor. ¿Cualquier persona que quiere comprar un porro tiene derecho a ser asesinada?".

"El plan de los asesinos ya estaba hecho. Está probado que habían pedido que consigan chicas para venderles drogas", acusó Guillermo. Lucía, "Rastita", era una vida joven, con sueños de colores e creaciones que ya no podrá soñar. 

Pidieron perpetua para el principal acusado de violar y asesinar a Lucía

El segundo juicio a los dos acusados de violar y asesinar a Lucía Pérez en la ciudad de Mar del Plata en octubre de 2016 está por llegar a su fin. En su alegato de cierre ante del Tribunal Oral en lo Criminal 2 marplatense, Leandro Arévalo, titular de la Unidad Funcional de Instrucción 7, consideró que quedó por acreditada la responsabilidad penal de Matías Farías como autor de delito de "abuso sexual con acceso carnal agravado por resultar la muerte de la persona ofendida, por el suministro de estupefacientes y en el marco de un contexto de violencia de género, en concurso ideal con femicidio", y destacó que Juan Pablo Offidani actuó como "partícipe secundario". 

Este nuevo debate oral, que arrancó el martes 7 de febrero, se está desarrollando ante el Tribunal Oral en los Criminal 2 (TOC) 2 marplatense, y los imputados, Farías (29) y Offidani (47), no estuvieron presentes en ninguna de las audiencias que se realizaron hasta ahora. Los acusados de asesinar a la adolescente están siguiendo de manera remota cada audiencia desde sus lugares de detención.

Recordemos que Farías y Offidani enfrentan este nuevo juicio, luego de que la Suprema Corte de Justicia bonaerense confirmara una resolución del Tribunal de Casación Penal provincial, que anuló la absolución por los delitos de abuso sexual y femicidio dictada en 2018 en un primer debate oral ante el TOC 1. A raíz de esto, la madre de Lucía sostuvo que “Un animal tiene más derechos" que los que tuvo su hija durante el primer juicio. "No se aplicó ningún protocolo de género”, afirmó.  

El fiscal Arévalo aseguró que a lo largo de las ocho jornadas en las que declararon casi 30 testigos, se probó que ambos imputados pasaron a buscar a la menor en la camioneta de Offidani por la esquina de su casa en la mañana del 8 de octubre de 2016, "con la finalidad de abusar sexualmente de ella a sabiendas de su condición de menor de edad y de consumidora de sustancias estupefacientes".

En ese sentido, precisó que luego de trasladarla a la casa de Farías, en el barrio Alfar, y quedar a solas con él, el principal acusado "le suministró cantidades indeterminadas" de cocaína y marihuana, para "lograr quebrantar su voluntad", en "un indudable contexto de violencia de género" y luego "la accedió en reiteradas oportunidades". Para el fiscal, "dicho abuso fue brusco y violento", de acuerdo a una serie de "lesiones constatadas en el cuerpo" de la adolescente.

Detalló además que "cerca de las 15" de ese día, tras una descompensación sufrida por Lucía, Offidani volvió a la casa ubicada sobre la calle Racedo, para "continuar colaborando con el señor Farías y prestándole asistencia", en primer término "acondicionando" el cuerpo y luego "trasladándola sin vida" a la sala de primeros auxilios del barrio Serena, cuatro kilómetros al sur del Faro de Punta Mogotes.

Arévalo puso el foco en la situación de vulnerabilidad de la víctima, por su condición de menor, de mujer y de consumidora, que "no está en igualdad de condiciones con aquel que se dedica a la venta de estupefacientes", con quien además mantenía "una deuda dineraria" por la compra previa de drogas.

En cuanto al rol de Offidani, dijo que tenía una foto de Lucía en su celular, que "ni era remís ni nada que se le parezca" de Farías, sino que "era socio", y recordó en ese sentido que junto a él fue condenado en un primer juicio por el hecho, por la tenencia de drogas con fines de venta. "Con Farías iban y vendían, lo llevaba para todos lados", señaló, y agregó que "sabía perfectamente qué iba a hacer" el principal acusado" y "lo que iba a pasar".

"La balacera fue para matarlos": pidieron perpetua para los policías que mataron a Blas Correas

En su alegato, pidió además "disculpas en nombre de Ministerio Público Fiscal" por las "falencias" de la instrucción inicial del caso, a cargo de la fiscal María Isabel Sánchez, que "derivaron en un perjuicio para las pretensiones de la familia de la víctima".  Entre ellas, subrayó que la fiscal no estuvo en las primeras actuaciones, lo que "derivó en una pérdida de elementos de prueba" y que tras el traslado del cuerpo de Lucía "dejaron ir a Farías sin ningún tipo de recaudo tendiente a evitar la pérdida de pruebas".

El alegato, de más de dos horas de duración, fue seguido a través de una pantalla gigante por decenas de allegados de la menor y organizaciones sociales y de mujeres que se concentraron en las inmediaciones de los tribunales marplatenses. En la sala de audiencias en el sexto piso del palacio, en tanto, estuvieron los padres de Lucía, Marta Montero y Guillermo Pérez, acompañados entre otros por el papá de Natalia Melmann, la adolescente violada y asesinada por policías en Miramar en febrero de 2001, y Sergio Maldonado, hermano de Santiago. 

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